

En esta noticia
Mientras miles de jóvenes planean su futuro profesional en medicina u odontología, existe un detalle que pocos conocen hasta que es demasiado tarde: en ciertas instituciones del país, estudiar estas carreras no solo implica largas jornadas de estudio y prácticas clínicas, sino también convertirse en cadete militar desde el primer día de clases.
El Servicio Militar Nacional es obligatorio para todos los varones mexicanos al cumplir 18 años, pero lo que distingue a estas universidades es que integran la formación militar como parte inseparable del programa académico. No se trata de un trámite administrativo que se realiza los sábados durante algunos meses, sino de un compromiso institucional que define por completo la experiencia universitaria y el futuro profesional de los estudiantes.

La Escuela Médico Militar: donde el estetoscopio viene con charreteras
La Escuela Médico Militar, dependiente de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), representa el principal ejemplo de esta modalidad educativa. Aquí, los aspirantes a médicos cirujanos ingresan directamente como cadetes y deben cumplir con disciplina, jerarquía y entrenamiento militar durante toda su formación.
El Servicio Militar Nacional no se tramita por separado porque queda completamente cubierto dentro del régimen escolar-militar. La vida del estudiante combina clases de anatomía con marchas militares, guardias hospitalarias con instrucción castrense. Al egresar, los médicos no solo reciben su título profesional, sino también un grado militar que los vincula a un periodo de servicio activo obligatorio en el Ejército o la Fuerza Aérea Mexicanos.
Esta formación dual prepara profesionales de la salud para atender tanto a la población civil como a los miembros de las Fuerzas Armadas, pero implica compromisos posteriores a la graduación que no existen en las universidades civiles.
Odontología militar: sonrisas bajo régimen castrense
La Escuela Militar de Odontología también opera bajo un esquema idéntico al de su contraparte médica. Su objetivo es formar cirujanos dentistas especializados en brindar atención odontológica dentro del sistema de sanidad militar.
Los estudiantes también adquieren la calidad de cadetes desde su ingreso y deben cumplir con entrenamiento militar, régimen interno y todas las obligaciones que esto conlleva. El Servicio Militar Nacional queda integrado al plan de estudios sin posibilidad de liberación anticipada o de optar por las modalidades civiles tradicionales como la “bola negra” o disponibilidad.
A diferencia de estudiar odontología en una universidad pública o privada convencional, donde el único compromiso militar es el trámite individual del SMN ante las juntas municipales, aquí la formación militar es permanente y vinculante. Los egresados quedan sujetos a asignación en unidades médicas militares según las necesidades institucionales.

¿Y las demás universidades? La libertad de elegir sin uniforme
El panorama cambia radicalmente en las universidades civiles. Instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y las diversas universidades estatales que imparten medicina u odontología mantienen sus programas completamente al margen de obligaciones militares académicas.
En estos casos, los estudiantes varones deben cumplir individualmente con el Servicio Militar Nacional conforme a la ley general, realizando el trámite ante las autoridades correspondientes. Sin embargo, esto no forma parte de su currícula universitaria ni condiciona su formación profesional. La liberación del servicio depende de la modalidad asignada por sorteo, y no existe compromiso posterior de servicio activo en las Fuerzas Armadas.
Las convocatorias de las escuelas militares especifican claramente que el aspirante acepta de manera expresa el régimen castrense, incluyendo requisitos físicos, médicos y de conducta distintos a los de universidades civiles. Las autoridades recomiendan revisar cuidadosamente los planes de estudio, reglamentos y compromisos de egreso antes de registrarse, ya que el abandono de la carrera puede implicar sanciones administrativas conforme a la normatividad militar.
La decisión de dónde estudiar medicina u odontología va más allá de la calidad académica: define si el futuro profesional portará solo una bata blanca o también un uniforme militar.













