El megaempresario Elon Musk apostó a este satélite argentino de US$ 600 M

Un nuevo satélite nacional llegó a los cielos extraterrestres de la mano de los cohetes reutilizables de Space X. Se trata del Saocom 1A y es el primero de muchos que buscan meter de lleno al país en la industria espacial global.

La historia que comenzó con el ingeniero Teófilo Tabanera en 1948 está a punto de dar un nuevo paso: la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) pondrá en órbita su quinto satélite (los primeros cuatro fueron de la misión SAC, de los cuales solo uno no logró cumplir su misión), el Saocom 1A, que contó con una inversión total de US$ 600 millones. Fue lanzado anoche, exactamente a las 23.21 horas, desde la Base Vandenberg (California, Estados Unidos), a bordo de un cohete Falcon 9 propiedad de la empresa Space X —del multimillonario emprendedor Elon Musk—.

La ocasión fue celebrada en el Centro Cultural de la Ciencia C3 junto a investigadores, técnicos, especialistas y público en general, en el marco de la Noche Espacial, que contó con actividades temáticas y pantallas gigantes para compartir la transmisión en directo del lanzamiento a través de la Televisión Pública.

Desde la base aérea norteamericana, el secretario de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, expresó: “Esto no es solamente una comprobación más de la enorme capacidad del sistema científico-tecnológico argentino, sino también una clara señal para el futuro del país. Un futuro en el que la ciencia, la tecnología y las empresas de base tecnológica van a contribuir efectivamente a la economía del país generando empleo de calidad .

Este nuevo ingenio de la industria aeroespacial argentina, que quedó en una órbita a 650 kilómetros sobre la superficie de la Tierra, tiene como misión realizar observaciones de la Tierra con el objeto de mitigar los efectos de los desastres naturales; para lograrlo utilizará el SAR, un radar de apertura sintética (por su sigla en inglés). Pero esto no será todo: además, sigue en marcha —aunque sin dejar de sufrir las restricciones presupuestarias que afectan a todo el sector público— el desarrollo del séptimo y octavo satélite, así como de una constelación de nuevos microsatélites de arquitectura segmentada y el tan esperado lanzador nacional para ponerlos en órbita sin necesidad de contratar servicios fuera del país.

Para los estadounidenses también se trató de un hito: este decimosegundo lanzamiento fue el primero en el que el cohete regresó -10 minutos después del lanzamiento- a la tierra en lugar de a un plataforma en medio del oceano.

 

20 años

El proyecto Saocom —satélite argentino de observación con microondas— es un proyecto que comenzó en otro siglo, el anterior, específicamente en 1998. Sin embargo, crisis de 2001 mediante, su desarrollo quedó trunco hasta hace alrededor de un década, cuando se comenzaron a realizar los estudios preliminares, y luego, años después, se empezó a trabajar en los detalles. El 1A  es el primero de una constelación que incluirá un satélite gemelo, el 1B, que será lanzado en aproximadamente un año, y que trabajará en conjunto con otros cuatro satélites, los Cosmo-Skymed de la Agencia Espacial Italiana. Los seis conformarán el Sistema Ítalo-Argentino para la Gestión de Emergencias (Siasge). Tanto tiempo pasó entre el dicho y el hecho que Conrado Varotto, quien en 1998 recién cumplía cuatro años en la Conae, vivió su ceremonia de retiro luego de 14 años al frente de la agencia espacial argentina.

El satélite, que viajó a los Estados Unidos la primera semana de agosto, fue presentado en sociedad como una realidad a la vez que se rendía homenaje a Varotto —“el Elon Musk criollo —, en el Museo de la Casa Rosada con la presencia del presidente Macri, el (entonces) ministro Barañao y el nuevo líder de la Conae, Raúl Kulichevski, así como autoridades de Invap y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Macri, que abrió el evento, se refirió al trabajo que Varotto —doctor en Física nacido en Italia pero licenciado y doctorado en el Instituto Balseiro— realizó durante 50 años, “siempre al servicio del desarrollo tecnológico y espacial de la Argentina , primero como el impulsor y primer gerente de la empresa de tecnología de punta Invap y luego a cargo del plan espacial local.

“Hoy, estamos anunciando mucho más que la puesta en órbita de un satélite;hoy, anunciamos el acceso a más y mejor información para mejorar la competitividad en sectores tan importantes como la agroindustria y la logística. Esta es la manera en la que nuestro sistema científico-tecnológico trabaja para mejorar la calidad de vida de los argentinos, dando lo mejor de sí, transfiriendo su conocimiento para ayudar a que el país tenga sectores productivos cada vez más competitivos , cerró el presidente. En este sentido, el Saocom 1A permitirá generar detallados mapas de la humedad en el suelo y medir el riesgo de enfermedades de los cultivos que permitirán, así, dar alertas tempranas de inundaciones y asistencia en emergencias ambientales.

El secretario de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, y el secretario de Articulación Científico Tecnológica, Agustín Campero; junto con autoridades de Conae e Invap, y el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, desde Base Vandenberg (EE. UU.).

 

Sistema científico

Los dos Saocom están compuestos de dos partes, una es la plataforma —todo lo relacionado a la orientación, la potencia y la comunicación—, y la otra es la carga útil: básicamente, la antena SAR, que pesa 1.500 kilos y está compuesta por siete paneles. Esta antena opera en la banda L, mientras que los italianos lo hacen en la X. “La banda L es capaz de penetrar a través de las copas de los árboles y obtener información del sotobosque, hasta dos metros de profundidad , detalló al respecto Laura Frulla, coordinadora de Aplicaciones de la Conae, durante la presentación. “En cambio, los satélites de la constelación Cosmo tienen la información de las copas de los ´rboles, por lo que son datos complementarios para la interpretación de la superficie terrestre. Que el satélite use un radar en lugar de instrumentos ópticos significa que factores metereológicos como las formaciones nubosas no constituyen un problema.

En el proyecto, además de la Conae, participó la CNEA, las empresas VENG e Invap y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), a través del Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados de su facultad de Ingeniería, conocido como GEMA. Es decir, gran parte del sistema científico argentino que es propiedad del Estado. Los paneles fueron construidos por la CNEA, así como la antena de radar. Alberto Lamagna, vicepresidente del organismo y gerente del área de Investigación y Aplicaciones No Nucleares del organismo, indicó que “cuando se habla de paneles solares, uno los asemeja a los que se usan en la Tierra, pero en el caso de un satélite son muy sofisticados porque tienen que soportar la radiación del espacio exterior, sin la protección de la atmósfera . En estos desarrollos, que ocuparon a 20 personas de manera directa y 60 indirectamente, dejaron para la CNEA dos laboratorios nuevos, uno de paneles solares y otro de materiales ultralivianos. El primero, junto a una empresa privada, cotizó no hace mucho paneles solares para un proyecto internacional de 60 satélites, contó Lamagna. Desde Invap, en tanto, el jefe de proyecto Nicolás Renolfi informó que el desarrollo de la plataforma de servicios del satélite, del ensamblado final y de las pruebas de funcionamiento tomó dos millones de horas/hombre.

Una de las integrantes del GEMA que trabajó en el Saocom 1A es Sonia Botta, una ingeniera de los sistemas de control térmico ambiental de la UNLP. Como estudiante de cuarto año en adelante, como parte de una pasantía dentro de su carrera, fue parte del grupo que trabajó en el diseño del control térmico, activo y pasivo, para todo el satélite pero con foco en la antena SAR. “Desarrollamos las mantas térmicas que aíslan al satélite de su medio , cuenta, orgullosa, en charla con Infotechnology. Además, trabajaron en “los parches de pintura blanca que permiten que el satélite pierda calor cuando el sol le da de frente. Esto en cuanto al control pasivo. Sobre el activo, se ocuparon de los calefactores para mantenerlo caliente, alimentados a baterías. “Son como estufas eléctricas pero con todo lo necesario para soportar los rigores del espacio. Botta, que terminó su carrera el año pasado, se dispone a viajar a Leicester, Inglaterra. La universidad de dicha localidad le extendió una beca de posgrado, una maestría en Sistemas Espaciales. “Mi idea es volver al país  —dice—, pero voy con la mente abierta.

 

El futuro del plan espacial

Los proyectos próximos son, en primer lugar, poner en órbita el segundo Saocom, el 1B. Eso ocurrirá dentro de, aproximadamente, un año. Kulichevski, en dialogo con Infotechnology, resalta que la plataforma de servicios está lista y la producción de paneles solares está avanzada. “La antena SAR se está produciendo en las instalaciones que tenemos en Córdoba, y está ya completa entre un 60 y 70 por ciento.

Respecto al proyecto SABIA-Mar, que comenzó como una colaboración argentina y brasileña de dos satélites, cambió un poco el foco del proyecto. El objetivo final es el mismo: se tratará de una misión de observación de la tierra con aplicaciones prioritarias en el estudio del mar y costas. “Estará dedicado a la observación marítima y como soporte de la industria pesquera y la seguridad y el control del Mar Argentino , detalla el director de la Conae. Al principio cada país iba a fabricar la mitad de cada satélite pero como ellos, por circunstancias diversas, decidieron postergar la construcción, la Argentina estableció comenzar a producir el primero y los brasileños, más adelante, completarán su parte.  Se ha avanzado en la ingeniería de detalle, con Invap —la contratista principal—y Veng; y el lanzamiento está previsto para finales de 2021 y principios de 2022.

Hoy, la sociedad argentina tiene una gran comprensión de la importancia de la ciencia y la tecnología para el país.

— Conrado Varotto, ex director ejecutivo de la Conae. 

Finalmente, el otro proyecto en danza es la serie SARE, un grupo de satélites livianos que serán puestos en órbita por el lanzador argentino Tronador. Parte de este desarrollo es el esquema de arquitectura segmentada en la que está trabajando la Conae. Se trata de una nueva generación de satélites e instrumentos que, mediante el uso de un conjunto de plataformas pequeñas o segmentos, sean operadas coordinadamente y proporcionen datos similares a un único satélite. La ventaja de este diseño modular es que reduce los costos y permite reemplazar un eslabón rápidamente sin demasiada dificultad.

En relación con el lanzador, están en fases de ingeniería preliminar aunque hay restricciones para realizar ensayos, por los motivos presupuestarios ya mencionados. ¿La Argentina necesita tener un lanzador o alcanza con contratar servicios de otros países? “Para reemplazar a los satélites de arquitectura segmentada disponer de un lanzador es fundamental , explica Kulichevski. “Además, buscamos insertarnos en un mercado que va a tener gran demanda, la puesta en órbita de satélites relativamente chicos. Entonces, a la visión estratégica de cubrir una demanda del plan espacial nacional se agrega la posibilidad de pelear una cuota del mercado satelital que no deja de crecer.

En este sentido, durante la conferencia de prensa, el sucesor de Varotto indicó que no se trata “tan solo de fierros sino que además trabajan desarrolladores de software, empresas que emplean a 40 ó 50 personas y que pueden exportar otros desarrollos. “Estamos trabajando para seguir reforzando esta idea de que la industria satelital básicamente sea el puntapié para que podamos desarrollar empresas cada vez más competitivas en el país en todos los sectores.

El secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Jorge Aguado, junto al secretario general de la Conae, Felix Meniccoci, y el ex-director Ejecutivo y Técnico de la Conae, Conrado Varotto.

“No hay recetas , subraya Varotto, consultado especialmente por este medio en relación con la continuidad a pesar de los cambios de gobiernos y las distintas agendas de cada uno. “Hoy en día la sociedad argentina tiene una comprensión muy grande comparada con años atrás. de la importancia de la ciencia y la tecnología para el país y entonces es natural que te apoyen. No hay problemas, hay desafíos , concluye. 

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