A pesar de los pronósticos, laeconomía de Brasil se contrajo 1,59% en marzo, una cifra menor de lo que se esperaba teniendo en cuenta que el inicio de la segunda ola de coronavirus provocó la vuelta de las medidas de restricción, como el cierre de comercios no esenciales, toque de queda y suma de feriados para desalentar la circulación.

Según el IBC-BR del Banco Central de Brasil (considerado como una previa del PBI), la actividad cayó menos de lo proyectado por los economistas (entre -3,4% y -3,7%), aunque se trata de la primera contracción en 11 meses. Por otra parte, la actividad del primer trimestre creció 2,3% en comparación con el período anterior.

Otros factores económicos clave, como las ventas minoristas (-0,6%) y la producción industrial (-2,4%), también se contrajeron menos de lo previsto en marzo. Los encargados de política monetaria esperan un fuerte crecimiento en el segundo semestre del año, a medida que las campañas de vacunación tomenimpulso.

Pero aunque la segunda ola de coronavirus parecería haber quedado atrás -el promedio de casos nuevos bajó casi un 22% desde el comienzo de la pandemia, aunque sigue en un número alto: casi 60.000-, dejó un fuerte impacto en la imagen del presidente Jair Bolsonaro a un año de las elecciones presidenciales.

Según una encuesta de Datafolha, el presidente está atravesando su menor nivel de popularidad desde que asumió, en enero de 2019: 24% de aprobación y 45% de rechazo.

Su imagen negativa está incluso por arriba de los niveles de marzo, cuando se registró un pico de más de 100.000 casos diarios de Covid-19.

En 2020, la popularidad del mandatario se había disparado a niveles récords gracias a un programa de asistencia estatal por la pandemia -que repartió 600 reales (u$s 113) mensuales, entre abril y agosto; y luego 300 (u$s 57) hasta diciembre- para 66 millones de personas. El programa implicó una inversión por arriba de los u$s 57.000 millones y redujo un 20% la pobreza, por un tiempo.

Este año parece más complicado para Bolsonaro, que tiene un margen de maniobra fiscal es mucho más acotado -el gobierno accedió con algo de resistencia a un nuevo programa de 250 reales (u$s 47) para un número reducido de personas y sólo por cuatro meses-, sumado a la lenta campaña de vacunación, el colapso sanitario que vivió el país y la crisis económica, entre otros factores.

Por otra parte, la encuesta señaló que aunque al expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva, no le alcanzaría para ganar en las elecciones en primera vuelta, obtendría una aplastante diferencia de 18 puntos frente a Bolsonaro (41% a 23%) y lo derrotaría en un eventual balotaje (55% a 32%).

La popularidad del líder del PT ha aumentado desde que el Supremo Tribunal Federal anuló sus condenas por corrupción en el marco de la causa Lava Jato, allanándole el camino para que se pueda presentar en las próximas elecciones.

Pero aunque la popularidad de Bolsonaro continúa deteriorándose en medio de la pandemia, ninguno otro de sus rivales (con excepción de Lula) obtuvo más del 7% en intención de los voto, según la encuesta.