En vano esperaron ayer los líderes europeos lo que se suponía era una propuesta "inminente" de Grecia para un tercer rescate. El primer ministro griego Alexis Tsipras y su nuevo ministro de Finanzas, Euclid Tsakalotos, llegaron a la cumbre extraordinaria convocada en Bruselas sin esa petición que hubiera agilizado la negociación y calmado las aguas de la turbulenta banca griega. La dilación de Tsipras pareció envalentonar (aún más) los ánimos de los socios europeos, que no descartaron que esta crisis termine "de la peor manera", al tiempo que lanzaron un ultimátum a Grecia para que presente propuestas "definitivas y sólidas" antes del viernes, a fin de que el acuerdo se pueda sellar definitivamente el próximo domingo en una nueva cumbre europea.


"Estamos en el momento más crítico de nuestra historia", admitió ayer el presidente del Consejo Europeo (CE), Donald Tusk, al término de la cumbre extraordinaria que concluyó sin un acuerdo ante la ausencia de propuestas por parte de Atenas. "No se puede excluir el peor escenario", agregó, en alusión a una eventual salida del euro.
La sensación que la crisis está llegando a un punto de no retorno, después de meses de tensas e infructuosas negociaciones, sobrevoló durante toda la jornada de ayer. "Espero que de aquí al viernes por la mañana, nuestros amigos griegos presenten unas propuestas concluyentes", dijo Tusk.


Bajo el cronograma propuesto por los 19 líderes de la moneda común, Grecia debe entregar mañana una solicitud formal para un programa crediticio de dos años, con una primera lista de compromisos de reforma, que debe detallar para el jueves. Si los acreedores (FMI; CE y BCE) lo aprueban, el Eurogrupo de ministros de Finanzas de la zona euro se reunirá el sábado para recomendar la apertura de negociaciones para un programa condicionado de ayuda, que sería sellado definitivamente en la cumbre de líderes políticos el próximo domingo.
La canciller de Alemania, Angela Merkel, aseguró ayer que "aún no se dan las condiciones" para iniciar las negociaciones sobre un tercer rescate a Grecia, pero ya advirtió que "no se va a producir una quita". "Esto es un programa de rescate de la eurozona y no está permitido", dijo Merkel, señalando que solo se hablará de ese asunto "después de que Grecia haya cumplido sus obligaciones".


Ante la urgente situación, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó ayer a Tsipras y a Merkel para presionarlos a que retomen las negociaciones. La preocupación estadounidense no pasa tanto por la economía. Las exportaciones de EE.UU. a Grecia no llegan a los u$s 1.000 millones y la exposición financiera es de apenas u$s 13.000 millones. Lo que de fondo sí preocupa a Obama y a Estados Unidos es el peso geopolítico de Grecia: miembro de la OTAN, clave para la estabilidad de los Balcanes, vecino de Oriente Medio, y puerta de entrada para los inmigrantes.


Lo último que quiere ver EE.UU. es a una Grecia fuera del euro, alejándose de Europa y acercándose a Rusia en un momento de renovadas tensiones entre es dos países por la crisis en Ucrania y con los poderosos Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) a punto de poner en marcha el Nuevo Banco de Desarrollo que podría salir en auxilio a Grecia.