La inflación de los Estados Unidos volvió a alcanzar otro impresionante récord en enero: 7,5% interanual, el salto más grande de los últimos 40 años. La cifra estuvo muy por arriba de las proyecciones del mercado.

La inflación de enero se mantuvo en 0,6%, la misma que en diciembre. En los últimos ocho meses el índice de Precios al Consumidor (IPC) se ha sostenido arriba del 5%.

Además, preocupa la inflación núcleo (que excluye los precios de los alimentos y energía, que tienden a ser más volátiles) que superó la barrera de diciembre (5,5%) y se ubicó en 6%.

"Hemos estado utilizando todas las herramientas a nuestra disposición, y aunque hoy es un recordatorio de que los presupuestos de los estadounidenses se están estirando de tal manera que les impacta en lo que sirven en su mesa, también hay señales de que superaremos este desafío", dijo el presidente Joe Biden en un comunicado.

En parte, las subas reflejan problemas relacionados con la pandemia: el aumento de los autos usados (que subieron un 40,5% interanual y siguen siendo uno de los principales impulsores de la inflación) coincide con los problemas de producción de las automotrices debido a la escasez de chips y las disrupciones en la cadena de suministro.

También refleja, junto con otras categorías como artículos para el hogar y tecnología, un cambio en los hábitos de compra de los consumidores, que empezaron a gastar más en bienes que en servicios, producto de las restricciones por coronavirus. Sumado a eso, los cuellos de botella a nivel internacional, las limitaciones de las empresas por la caída de la mano de obra y los miles de millones de dólares distribuidos de las ayudas por pandemia, sirvieron de terreno para el aumento de los precios.

Pero aunque la inflaciónde los bienes se mantiene alta (subió 12,3% interanual en enero), los servicios también están empezado a repuntar notablemente, aumentando con un incremento anual del 4,6% en enero, el mayor en 31 años.

Los alimentos, también fue otro factor clave de la inflación, tuvieron un aumento interanual de 7% (la mayor suba desde 1981), motivados los incrementos en el precios internacionales de las commodities.

El alquiler también está en aumento debido a una combinación de factores: el fin de las moratorias y congelamiento de precios por la pandemia; la reactivación de la economía; aumento de la demanda; y los precios de las propiedades que se dispararon, desanimando a potenciales compradores.

Sin embargo, el titular de la Reserva Federal, Jerome Powell ya eliminó la palabra "transitoria" para referirse a la inflación y es probable que los datos -sumados a los del IPC de febrero, que estará antes de la reunión de la Fed, el 15 y 16 de marzo- determinen la suba de las tasas de interés, que el mercado espera para el próximo mes.

Algunos analistas creen que, dada la inflación y la situación del mercado laboral, la Fed podría subir la tasa de interés hasta en 50 puntos básicos en marzo. Otros proyectan un alza de 25 pb, considerando que se esperan, al menos, entre seis y siete correcciones de la tasa para este año y 50 pb podría ser un inicio demasiado agresivo.

Más allá de la decisión de la Fed, casi el 75% de los directores ejecutivos cree que es poco probable que las subas de las tasas reduzcan rápidamente la inflación, según una encuesta realizada por The Conference Board.

Mientras tanto, la caída del poder adquisitivo de los estadounidenses está erosionando la imagen de Joe Biden, a poco más de un año de que asumiera la presidencia. La aprobación de Biden ronda el 40%, mientras que el 53,8% de los norteamericanos está descontento con su gestión, según Real Clear Politics, una web que elabora un promedio en base a ocho encuestas nacionales.

Y con las elecciones de medio término están cada vez más cerca y los demócratas se arriesgan a perder el control del Senado, actualmente dividido 50-50 y la vicepresidenta Kamala Harris con la posibilidad de desempatar las votaciones.

Además, es probable que los últimos datos de la inflación compliquen la aprobación de los billonarios planes sociales y de infraestructura de Biden en el Congreso, y que son claves para su gobierno. Los proyectos no sólo han sido cuestionados por los republicanos -que temen que podría sobrecalentar la economía, además de desalentar la inversión ya que se financiarían son subas de impuestos-, también del sector moderado de los demócratas.