

Uno de los economistas jefes del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, posteó un artículo de análisis sobre la situación coyuntural crítica por la que está atravesando la economía mundial y afirmó que “ahora que el año toca a su fin, la recuperación de muchas economías avanzadas está estancada, y algunos inversionistas contemplan incluso las implicaciones de una posible ruptura de la zona del euro, y existe verdaderamente la posibilidad de que nos enfrentemos a condiciones peores que las de 2008”.
Frente a este panorama, Blanchard enumera “cuatro lecciones” de este complejo e incierto escenario futuro.
Como primer apunte, el economista afirma que “desenlaces pesimistas u optimistas se hacen realidad por su propio peso, con profundas implicaciones macroeconómicas”. Si bien reconoce que los desequilibrios no son nada nuevo, el francés afirma que “lo que quedó más claro este año es que los problemas de liquidez, y el retiro masivo de fondos que provocan, también pueden afectar a los gobiernos”, haciendo clara alusión al reemplazo de los presidentes de Grecia e Italia por equipos técnicos de transición o los descensos en los índices de popularidad de los gobernantes.
Luego, como segundo término, afirma que “las medidas de política incompletas o parciales pueden empeorar las cosas”, aspecto que vincula a los “desacuerdos que existen entre los países”, dejando en evidencia los “límites de la política”.
Blanchard menciona, en tercer lugar, que “los inversionistas financieros sufren de esquizofrenia ante la consolidación fiscal y el crecimiento”. Y sigue diciendo que “si los gobiernos se sienten obligados a responder ante los mercados, es posible que aceleren demasiado la consolidación, aún desde el estrecho punto de vista de la sostenibilidad de la deuda”, frente a lo que advierte: “No me malinterpreten. Debe haber una consolidación fiscal sustancial y los niveles de deuda deben bajar (...) No olvidemos aquello de “sin prisa, pero sin pausa”.
Como último aspecto el economista francés dice que “la percepción altera la realidad” ya que “para bien o para mal, los marcos conceptuales cambian con las circunstancias. Y una vez que cambiaron, no hay marcha atrás (…) Las percepciones sí importan: una vez que los inversionistas con “dinero real” abandonan el mercado, tardan en regresar”.
En suma, afirma que “estos cuatro factores explican porqué el final de año es mucho peor que el comienzo”. Pero deja lugar a la esperanza, y asevera que “reencauzar la recuperación será más difícil que hace un año. Se necesitarán planes de consolidación fiscal creíbles pero realistas. Habrá que suministrar liquidez para evitar los equilibrios múltiples. No bastará con anunciar planes, sino que también habrá que ponerlos en práctica. Y tendrá que haber una colaboración mucho más eficaz entre todos los interesados”.













