Unos 120 líderes mundiales se reunieron en Glasgow para la COP26, con el objetivo de avanzar en nuevas iniciativas sobre el cambio climático, precisamente cuando la mayoría del mundo atraviesa una crisis energética.

Uno de los principales objetivos es de la COP26 es que los países presenten planes concretos para reducir sus emisiones de carbono y evitar que el calentamiento global alcance la barrera de 1,5 °C respecto a los niveles de la época pre-industrial en línea con el Acuerdo de París.

El primer ministro británico, Boris Johnson, abrió la cumbre de Glasgow con un tono dramático: "Estamos casi en la misma posición que James Bond, excepto que la tragedia es que esto no es una película y la cuenta regresiva para el día del fin del mundo es real y el reloj está corriendo".

"Con dos grados más, pondremos en riesgo el suministro de alimentos. Con tres grados más, habrá más incendios descontrolados y cinco veces más sequías. Con cuatro grados más, diremos adiós a ciudades como Miami o Alejandría", agregó.

"Tenemos que actuar ahora. Si no nos tomamos en serio el cambio climático hoy, será demasiado tarde para que nuestros hijos lo hagan mañana. Si fracasamos, nuestros hijos no nos perdonarán", dijo.

Por su parte, el presidente norteamericano, Joe Biden, dijo: "No hay más tiempo para quedarse atrás o de dudar o discutir entre nosotros" y enfatizó: "Este es el reto de nuestra vida colectiva". Pero en términos de planes, el presidente del segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, fue menos preciso.

El lunes, la Casa Blanca difundió un borrador de su plan para llegar a cero emisiones de carbono para 2050 -una de las promesas de campaña de Biden- especialmente a través de la masificación de vehículos y edificios eléctricos y un cambio de la matriz energética.

El presidente estadounidense también prometió u$s 3 mil millones al año para ayuda a los países vulnerables a combatir las consecuencias del cambio climático. La iniciativa, no obstante, necesita aprobación del Congreso estadounidense.

Biden llega a Glasgow con poco para mostrar, luego de que la interna demócrata haya retrasado la aprobación de un plan de infraestructura de u$s 1,2 billón, que incluía inversiones en energía limpia. Según Biden, de aprobarse el plan, Estados Unidos podría reducir las emisiones de carbono en más de una gigatonelada para 2030.

El líder chino, Xi Jinping, que no participó de la COP26 y envió un comunicado escrito, dijo: "Vamos a fomentar un sistema económico basado en el desarrollo verde, circular y bajo en carbono, impulsar los reajustes de la estructura industrial, frenar resueltamente el desarrollo irracional de los proyectos de uso intensivo de energías y de altas emisiones".

El gobierno ha lanzado una campaña para reducir las emisiones de carbono y Xi se comprometió a convertir al gigante asiático en carbono neutral para 2060. Pero actualmente el país atraviesa una crisis energética por la falta de carbón, el 57% de su matriz energética, que ya está teniendo impacto en su sector industrial -el PMI manufacturero cayó a 49,2, por debajo de la barrera del 50 que divide entre crecimiento y contracción- y el país está haciendo lo posible para garantizar que los hogares no tengan un duro invierno.

A nivel regional, si bien el presidente Jair Bolsonaro -cuestionado por el avance de la deforestación de la selva amazónica, el mayor pulmón verde del mundo, durante su gestión- fue una de las notorias ausencias de la COP26, Brasil anunció que reducirá sus emisiones de gases de efecto invernadero un 50% para 2030. Parece una cifra más ambiciosa que su promesa anterior del 43%.


Sin embargo, el ministro de Medio Ambiente, Joaquim Leite, no especificó la cuál era la base cálculo que se tomaba: si se mantiene la de diciembre de 2020, el país seguiría emitiendo más gases que lo acordado en París; si se usa la más actualizada la reducción sería la misma que ya se había prometido en 2015, señaló la ONG Observatorio del Clima. Por lo que es poco probable que el nuevo anuncio tenga algún impacto efectivo en la situación brasileña.

Las emisiones de gases de efecto invernadero de Brasil aumentaron un 9,5% en 2020, según un estudio publicado la semana por el observatorio. La deforestación, que en 2020 fue la más alta de los últimos 12 años en la selva amazónica de Brasil, es la mayor fuente.

Bolsonaro, que viajó a Roma para la cumbre del G20, envió un video grabado a la COP26 en el que reafirmó que "Brasil es parte de la solución para superar este problema global" y que "actuaremos con responsabilidad y buscaremos soluciones reales para una transición urgente".