Balotaje en Brasil: cruce de mensajes por whatsapp y el temor de Lula ante Bolsonaro
Mientras avanza la votación en Brasil, el líder del PT y sus principales aliados se encuentran preocupados por lo que suceda cuando se conozca el resultado del balotaje. El duro diagnóstico sobre la imagen de Lula que hace el bolsonarismo.
A 48 horas del día definitivo y en la antesala del último debate presidencial, ni Luiz Inácio Lula da Silva ni su equipo están tranquilos. Optimistas, sí. Con un grado medido de confianza. Pero hace tiempo dejaron de lado el triunfalismo que imperó antes de la primera vuelta electoral, que tampoco derramaba tanto desde arriba, sino que se avivaba más bien desde las bases. Hoy Lula da Silva, la dirigencia del Partido de los Trabajadores (PT) y sus principales aliados internacionales están preocupados por el actual mandatario Jair Bolsonaro por tres motivos que giran en torno al día de la elección y las horas posteriores.
Los contactos por Whatsapp a nivel de los líderes latinoamericanos cruzan las fronteras de Brasil. Y en el diagnóstico coinciden varias de las figuras fundantes del PT que hoy conforman el círculo cerrado del exmandatario. Lula no utiliza redes sociales para intercambiar mensajes ni tampoco habla por celular. Lo que dice lo manifiesta a través de los suyos, a ese nivel de cuidado se maneja la campaña. Desde el comando del PT ya anunciaron que no habrá bunker electoral abierto al periodismo esa noche: solo liberarán el acceso a los medios acreditados cuando llegue el momento de reconocer el resultado, sea cual sea.
Balotaje en Brasil: por quién se juega la industria y el 'Wall St' paulista entre Bolsonaro y Lula
Elecciones en Brasil: el campo apuesta fuerte por su candidato, ¿Lula o Bolsonaro?
Mientras tanto, se espera por la llegada de la plana alta del PT a la capital de San Pablo, el territorio donde nació la leyenda política de Lula pero también el lugar donde lo detuvieron. Este factor no es menor acorde a la lectura que se hace desde adentro de la campaña. Confluirán en suelo paulista la expresidenta Dilma Rousseff, que llega desde Belo Horizonte, y el exgobernador Tarso Genro, que viene desde Puerto Alegre. También se espera por el arribo del dirigente Carlos Gabas y la jurista Carol Proner. Todos comparten la misma preocupación.
Por supuesto que hay cierto nerviosismo sobre un resultado que se está definiendo por unos pocos puntos de diferencia en ballottage. Quizás para mostrar certeza, desde este círculo le comentaron a El Cronista el análisis que circuló el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero en cuanto a que no hay antecedente histórico de un candidato que haya quedado a punto y medio de ganar en primera vuelta y lo pierda en el segundo turno.
En este sentido, Aloizio Mercadante, uno de los engranajes claves en esta campaña, es el que se muestra más optimista. Nada trastorna su habitual gesto adusto, pero dentro del círculo que asesora a Lula es el que se expresa más confiado de que el resultado será positivo el domingo. Solo ponen el foco en el impacto de las desinformaciones y un caudal que es avasallante acorde a los registros que manejan, como un cañón que dispara en forma secuencial y permanente. No es inocente que Lula da Silva cargue contra Bolsonaro públicamente por ese tema.
Sin embargo, la preocupación de Lula radica no solo en el instrumento cuando en su efectividad. ¿Por qué la gente cree esas desinformaciones que circulan? La hipótesis que él mismo maneja es dura, pero la más honesta: la Justicia pudo haberlo exculpado de las denuncias en su contra más la condena social sigue otras lógicas de exoneración.
Balotaje en Brasil: por qué San Pablo definirá la elección
Desde el comando del PT ya anunciaron que no habrá bunker electoral abierto al periodismo esa noche: solo liberarán el acceso a los medios acreditados cuando llegue el momento de reconocer el resultado, sea cual sea
La hipótesis que maneja Lula
Lula piensa que su paso por la prisión lo marcó para siempre ante las clases medias y populares de Brasil, su electorado. No hay forma de deshacerse de esos casi 580 días tras las rejas que permanecen en el inconsciente colectivo. Bolsonaro lo sabe: no es casualidad que el actual mandatario insista en llamarlo ‘reo' cuando lo enfrenta en televisión.
"Lula no es Nelson Mandela. No fue a prisión por negro sino por ‘ladrón'. Eso es lo que piensan en Brasil quienes siguen a Bolsonaro. Es una sombra con la que carga, aunque la Justicia haya dicho lo contrario. Sigue siendo un preso", comentó un dirigente del partido a este medio. Lula prefirió no jugar la carta de la "víctima del lafware" y en gran medida se correspondería con esto. Tampoco busca traer el tema en los debates, aunque se defiende si tiene que hacerlo.
Lula no es Nelson Mandela. No fue a prisión por negro sino por ‘ladrón'. Eso es lo que piensan en Brasil quienes siguen a Bolsonaro. Es una sombra con la que carga, aunque la Justicia haya dicho lo contrario. Sigue siendo un preso
La segunda preocupación de Lula tiene que ver con lo que pueda suceder en las horas posteriores al resultado si lo favorece. ¿Lo reconocerá Jair Bolsonaro? En una conferencia de prensa de la que participó este medio, el jueves, Mercadante junto al excanciller Celso Amorim y la ambientalista Marina Silva hicieron foco en la transparencia del sistema y pidieron que la comunidad internacional se apure a reconocer el desenlace del comicio.
Una comitiva de europarlamentarios desembarcó en San Pablo en las últimas horas. Poco antes, Josep Borrell, el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, había reclamado en su paso por Buenos Aires a propósito de la cumbre con la CELAC, que se reconozca el resultado y el buen funcionamiento de las instituciones democráticas en Latinoamérica. Ante una pregunta de Télam, Mercadante repitió el mensaje: "Es importante que el mundo reconozca los resultados el próximo domingo".
Aún si Bolsonaro no pretendiera seguir el mismo camino que Donald Trump de sabotear la elección y reconociera su derrota, el actual Presidente ya ganó, en parte, y eso lo saben desde el PT. Con 100 diputados, gobernadores alineados y un piso del 43% o 51 millones de votos, el bolsonarismo llegó para quedarse con un piso muy elevado. Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del mandatario, lo deslizó entre sus allegados: "Si perdemos, volvemos en cuatro años".
"El rival a vencer es Bolsonaro pero también una idea de extrema derecha que crece en todo el mundo. Es un poco de las dos cosas. No podemos descartar este último punto: el crecimiento de la derecha no es una realidad solo en Brasil, infelizmente. Lo vemos en los países europeos y un fenómeno que debe ser comprendido no solo por el centro pero la izquierda también", le comentó a El Cronista la economista Tereza Campello, ex ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre de Dilma Rousseff.
El rival a vencer es Bolsonaro pero también una idea de extrema derecha que crece en todo el mundo. Es un poco de las dos cosas. La escalada de la derecha no es una realidad solo en Brasil, infelizmente
Lo que el PT ve en este duelo es que no tiene nada de definitivo. Que la elección puede pasar el domingo, pero la rivalidad llegó para quedarse. "Hay una gran coalición internacional, muy organizada, que articula a los sectores ultraconservadores y generan un gran impacto", subrayó Campello.
Insisten con asociar la figura de Bolsonaro a la de un gobierno autoritario, que avasalló derechos de las minorías, que no representa siquiera el espíritu mismo del liberalismo: "Bolsonaro no es representativo de los empresarios contra los trabajadores. Eso es lo que se debe comprender y el porqué de esta unidad a favor de la democracia", remarca Campello.
Pese a ello, 51 millones de personas en Brasil piensan distinto, lo ven diferente al actual Presidente o simplemente lo ponderan de otro modo como para darle su voto. Esa es la tercera gran preocupación de Lula y el PT por estas horas.
cesar javier Sierra camara
A esta altura me parece que Lul no le teme a nada Señores venció el cáncer la cárcel el lawfare dos veces presidente que titulo innecesario!!!!!