La deforestación del Amazonas llegó a 4000 km2 el último mes
Bolsonaro se enojó con el funcionario que dio a conocer las cifras y lo echó del gobierno. El gobierno planea abrir nuevas zonas a la explotación comercial. La población aborigen se queja de abusos de las madereras.
La industria maderera arrasó casi 4000 kilómetros cuadrados el mes pasado de la selva amazónica, según un informe del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil.
La deforestación de julio siguió a fuertes aumentos interanuales en mayo y junio y fue la mayor desde que comenzó el mandato de Jair Bolsonaro. Así, la tala en los siete meses que lleva en el poder destruyó una superficie similar al tamaño de Luxemburgo del principal pulmón verde del mundo.
Este ritmo de destrucción ya provocó tensiones entre las poblaciones indígenas que viven en áreas protegidas de la Amazonia, las empresas y los partidarios del gobierno. Además de severas críticas de la comunidad internacional, como las del presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien declaró que el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea estaba supeditado a que Brasil cumpla el acuerdo climático de París.
La reacción del presidente Jair Bolsonaro ante el informe fue intempestivo. No sólo no reconoció la veracidad del informe, sino que echó de su puesto al director de la agencia, Ricardo Galvão, por divulgarlo.
"Lo que no queremos es propaganda negativa para Brasil", dijo el presidente al pedir una verificación más estricta de los datos oficiales.
La política del presidente Bolsonaro al respecto es comenzar a abrir distintas áreas de la selva a la actividad comercial, dándoles un marco regulatorio para el agronegocio y otras industrias, como la actividad minera.
La cuenca del río Amazonas alberga aproximadamente la mitad de los bosques tropicales que quedan en todo el mundo y aproximadamente el 10% de todas las especies animales y vegetales conocidas en la tierra.
El debate llegó a un punto crítico en la reunión del G20 del mes pasado en Japón cuando Bolsonaro le dijo a la canciller alemana Angela Merkel que "hay una psicosis ambiental cuando se trata de nosotros" y al invitar a Macron a volar con él sobre el Amazonas para que "vea que no existe una deforestación tan extendida".
"Preservamos más que nadie en el mundo. Ningún país puede enseñarnos al respecto ", dijo.
En tanto, representantes de los indios del Xingú, una de las áreas más afectadas por la deforestación, denunciaron que los madereros, además de reservas ambientales, están devastando los territorios indígenas, "y están pasando por encima de nosotros".
"Están retirando madera de nuestras tierras. Cuando protestamos nos amenazan. Están pasando por encima de nosotros", denunció el cacique Wanggot, líder de la aldea Yuru, una de las comunidades de la etnia Arara. El líder invitó a los medios de prensa a visitar la reserva de los Arara para que verifique sus denuncias sobre las invasiones de madereros y pescadores a las reservas y los ayude a "hacer Justicia".
"Por ahora no hay garimpeiros (mineros artesanales) pero sí muchos madereros y pescadores. Están invadiendo cuando les place pese a que nuestra reserva está registrada y homologada", dijo.
El estudio, hecho con base en imágenes del satélite Sentinel-1, denunció que entre mayo y junio fueron devastadas 39.000 hectáreas de selvas en la cuenca del río Xingú, uno de los principales afluentes del Amazonas y que recorre importantes áreas selváticas en los estados brasileños de Mato Grosso y Pará.
El área destruida, equivalente a la de una de las mayores ciudades brasileñas como Belo Horizonte, es en un 44,7% superior a la devastada en los dos mismos meses del año pasado.
Mientras que en la cuenca del Xingú en Mato Grosso fueron desforestados 7000 hectáreas en ambos meses, en un 99 % de forma ilegal, en la de Pará esa devastación saltó desde 10.611 hectáreas en mayo hasta 21.462 en junio.