Falleció Sandra Rouget, la mujer "fuerte" que salvó a la AFIP del escándalo
Tuvo importantes pasos por el Poder Judicial, la ANSES y la AFIP, donde dejó la impronta de su gestión y capacidad de trabajo.
Sandra Rouget, reconocida profesional de la tecnología corporativa en el sector público, falleció de un ataque cardíaco en el día de ayer a los 62 años. La sobreviven sus dos hijos y su actual marido.
Rouget, ganadora del premio CIO del año en 2018, tuvo un largo recorrido como líder de Sistemas en el Estado nacional argentino: primero como CIO de Anses, entre 2008 y 2017, y luego en la misma posición en AFIP, hasta 2018.
"La verdad que es muy triste. Era una persona muy querida en el ambiente de tecnología. Siempre muy dispuesta a colaborar y compartir experiencias", dice Eduardo Martínez, CIO de Raizen, y parte de los premiados en el CIO del año 2023.
"Una excelente profesional, compartimos varias reuniones y charlas. Era una persona siempre dispuesta a ayudar usando sus contactos", señala otro CIO, que prefiere permanecer en el anonimato.
Tal como relataba Infotechnology en la nota que acompañó el premio mencionado, aunque Rouget no toda su vida profesional la pasó en el sector público, en todos lados se llevó su experiencia "de este lado del mostrador", como llama ella a sus roces diarios con la política: cierto gusto por el riesgo, su capacidad -innata o adquirida- para negociar ante la adversidad, su talento para resolver rápido y bien.
Mujer CIO no se nace, se hace, aunque en el caso de Rouget algunas de esas características estuvieron siempre presentes, escribía Florencia Pulla en 2018. La perseverancia, por ejemplo, la heredó de su padre que terminó el secundario recién cuando ella -y su hermana, cuatro años mayor- estaban en el primario y logró su título universitario (es contador) cuando Rouget tenía 14 años. "Nuestra vida cambió por completo", reconocía entonces cuando él consiguió un trabajo en la Caja de Ahorro y Seguro, donde se jubilaría, luego, como gerente de sucursal.
Se casó muy joven y estudió licenciatura en Sistemas en la Universidad CAECE. "Me gustaban la matemática y la física. La computación me parecía, inclusive en esa época, algo del futuro". De las pocas mujeres que se dedicaban al tema en el año 1977, quedó embarazada de su primera hija, Valeria, a los 23 mientras daba sus primeros pasos como programadora en la Caja de Ahorro y Seguro.
"Durante la carrera no sentí el sexismo pero cuando quedé embarazada mi jefe de ese momento me sentó y me dijo: ‘¿Para qué vas a volver?'. Me trataban distinto por estar embarazada , cuenta. Pero sí volvió: el desafío de formar parte del primer plantel profesional, no solamente idóneo, de ese lugar, la obsesionaba. "Era un ambiente muy competitivo porque Sistemas, en ese momento, había decidido profesionalizar su staff y había invitado a matemáticos y científicos a aplicar para puestos. Como hacíamos un examen para ingresar nos decían los ‘burkas'". Cuando llegó su segundo hijo, Federico, tampoco dudó en volver aunque tuvo que encontrar en su madre algo de ayuda.
"En el privado, 70 por ciento se lo lleva la gestión y 30 por ciento las políticas internas de la compañía. En el Estado, es al revés. Eso implica, también, desarrollar una serie de habilidades más que otras. Ir y volver, ir pivoteando entre los dos mundos, requiere mucha gimnasia. Pero hay un costo en ese cambio constante, que es aprender y reaprender todo el tiempo".
El sueño del correo terminó demasiado pronto. Por esas combinaciones de "política y gestión", no siempre espurias, en 1996 la echan. "Me quedé en la calle y sin un peso. Recién me había separado de mi segundo marido. Tuve que empezar de vuelta". No fue el diario sino el destino la que la llevaría a su próximo lugar profesional. En esos meses de angustia, se las rebuscó como pudo: vendió jabones y, también, "freelanceó para el Banco Mundial. Pero cuando se encontró con un viejo amigo auditor del correo que en ese momento trabajaba en Anses, su vida cambió para siempre.
El desafío más grande
Hacerse cargo de los sistemas de Anses implicó, para Rouget, enfrentar el desafío más grande de su carrera. En rigor, fueron dos los momentos que atravesaron su relación con el ente que maneja, en la Argentina, la seguridad social. Esa primera experiencia la encontró como gerente de Reingeniería, en 1996, un trabajo que duraría solo dos años.
En ese breve lapso, significativo, trabajó con Horacio Rodríguez Larreta para hacer la reingeniería de los sistemas legacy que, en ese momento, eran la constante. Hoy, reconoce que el proyecto era tan ambicioso que "todavía no existían las herramientas para llevarlo a cabo". Se quedó con las ganas;en 1998 se fue. "Me piden el puesto", dice. Pero la historia la reivindicaría, luego, en su segundo paso por Anses.
Tras recorridas por empresas privadas desde fines de los 90, y un paso por distintos pasos del extranjero, volvió al país, esta vez como CIO del Ministerio de Justicia de la Nación.
En 20 días, reorganizó el proceso de obtención del certificado para que saliese en 10 minutos, sin lugar para los negocios "extra . Consiguió una planta de 100 metros cuadrados, compró un escáner de huellas y una ticketeadora, e implementó un sistema de turnos. Rediseñó el proceso de manera tal de conseguir, en tres pasos, el certificado, e irse a casa en ocho minutos. "Cuando implemento un proyecto complicado me abstraigo de las resistencias".
Pero a veces la vida da revancha. En 2008 la llamaron, otra vez, de Anses. "Venía de ser CIO, no me iba a tentar nada menos que eso. Después de algunas idas y vueltas proyectos como la reincorporación de las AFJP a los sistemas de Anses ("Eran 13 sistemas con arquitecturas distintas, con bases de datos diferentes, que tuvimos que integrar , dice hoy) y el desarrollo de la estructura necesaria para dar respuesta a las necesidades de una seguridad social que, durante los años kirchneristas, se hizo cargo de muchos proyectos.
"Con la Asignación Universal por Hijo, me enteré tres días antes, y por televisión, que teníamos que crear un sistema que incluyese información que el Estado todavía no tenía". La cifra no era menor: se necesitaban datos de un millón de chicos y de sus padres. "Mandamos a cuadrillas de 500 personas a relevar esos datos , dice. Su experiencia anterior, con el pago de las garrafas sociales, le había dado elementos para sospechar que mientras se desarrollaba, in house, un sistema ad hoc para la liquidación se podía empezar a trabajar.
"Tuvimos que cruzar bases de 3 millones de chicos que todos los meses se actualizan con datos distintos para determinar si se cobra o no ese haber". Por eso muchas veces se dice que Anses trabajaba como una software factory: se necesitó de recursos senior y de otros, nuevos y ágiles, para desarrollar esas soluciones. Eran expertos en Java, en .Net, y mientras se iba capacitando gente que, en ese momento, solo hacia Cobol.
Su último proyecto, ya bajo el pulgar de la administración de Mauricio Macri, fue el de la reparación histórica que implicó, por primera vez, que el Poder Judicial le diera el visto bueno a la firma digital.
Su paso por la AFIP
No es fácil llenar los zapatos de quien se considera el "gran revolucionario de los sistemas de AFIP. Tanto así, que Jorge Linskens la antecedió como CIO del año en Infotechnology :en 2004, los CIO destacaron su labor por centralizar la estructura de IT del organismo, construir un nuevo centro de cómputos, unificar las políticas de desarrollo y volcar las operaciones a la web.
"Jorge fue un histórico pero su segunda gestión tuvo algunos parches", reconoce sobre el escándalo que impulsó la su salida definitiva del organismo recaudador. Habla, sin decirlo, de la filtración de datos que se originó en las entrañas mismas de AFIP y que pesa, todavía hoy, como una sombra sobre el equipo de 850 personas que dirige.
En su tiempo como CIO, integró ejecuciones fiscales digitales electrónicas entre el Poder Judicial de la Nación y la AFIP, incluyendo firma digital, un nuevo portal de clave fiscal, y la declaración jurada en línea para empleadores de empresas privadas.
"En cada lugar en el que estoy, quiero cambiar las cosas. Soy inquieta, me gusta el cambio. Pero si elijo quedarme es para dejar las cosas mejor que como las encontré", dijo en aquella ocasión.
Poco tiempo después dejó el puesto en la AFIP, y desde entonces se dedicó a la consultoría hasta el momento de su fallecimiento. Una profesional reconocida con gratitud en todos los lugares donde pasó.
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