"Los rótulos me dan mucho miedo", reconoce el inclasificable generador de contenido argentino Navaja Crimen mientras conversa apasionadamente sobre highlights de la TV infantil de los años ‘90. En su canal de YouTube, algunas exploraciones sobre submundos de la pantalla chica (de peleas faranduleras a repasos de telenovelas que fueron hitazos), algún ensayo sobre delfines, otro sobre videojuegos, otro más sobre el club Boca Juniors y alguna demencia en homenaje a Guido Kaczka, especie de guía espiritual y kitsch de este joven de 32 años.

Navaja Crimen, bautizado así por un chiste de WhatsApp que quedó y que luego se convirtió en su alias en el videojuego Rocket League, se considera a sí mismo como "alguien muy inmaduro para su edad". En sus propias palabras: "Vivo solo desde los 24 años, pero sigo sin entender qué es un fideicomiso o cómo sacar un turno para la obra social. No me compro ropa hace como 10 años y la plata que gano me la gasto en videojuegos, comida y alcohol. Esa es como mi característica más puntual", bromea.

Apegado a la pantalla de la computadora, frente a la que pasa la mayor parte de sus días, Navaja Crimen siempre está guionando, editando y enroscándose con su contenido. Y cuando no anda en esa, invierte su tiempo y su plata en juegos de PC de la plataforma Steam. "Cuando corto con el laburo, me quedo jugando. Compro, más o menos, unos 3 juegos cada 5 días. Y suelo jugarlos a la noche. Tengo horarios malísimos".

Con videos que oscilan entre las 100 y 500 mil reproducciones cada uno, Navaja disfruta de hacer -literalmente- lo que quiere. "Siempre quise hacer lo que hacía a los 16 años", refuerza el joven oriundo de Palermo. Por lo demás, el número de seguidores de su canal no está a la vista porque, asegura, "la idea es que nadie se quede por los números, sino por los videos".

Holcman Tobias

A la sazón, Navaja empezó a tomar en serio su canal en mayo de 2020, con un video titulado "¿Quién tenía razón, Ross o Rachel?" en el que, con tono humorístico, revolvía ideas a propósito de la serie Friends. Por caso, durante toda su juventud se le dio por escribir, editar y hacer videos pero nunca, hasta ese instante, lo había hecho con el fin de mostrarlos. "YouTube reúne todas las cosas que, en su momento, no iban para ningún lado. Pude meter todas esas cosas que siempre hice, como editar videos, armar compilados de momentos graciosos y dibujar, en un canal. Y ahora ese canal me da la libertad de vivir una vida menos estructurada".

No obstante, su sueño nunca fue "ser youtuber", sino que con la plataforma buscó concentrar su atención en lo que quiere hacer. "Si dejo de tener ganas o de sentirme orgulloso de los videos, no los haré más", devela. Asimismo, receloso de su material y desenfadadamente genuino, suele rechazar colaboraciones ("Me gusta laburar solo"), subirse a trends de moda ("Si hago un video de la serie Euphoria, la rompería, pero prefiero hacer lo que tengo ganas") y patrocinios ("No me gusta venderme a mí").

De hecho, sólo una vez trabajó junto a una marca, WeCover, una empresa de seguros, que apareció emulando a un PNT televisivo en el video "La historia del quilombo en la TV argentina". "Yo no rechazo a las marcas porque estoy acomodado económicamente. Al contrario, me vendrían bien. Pero las rechazo porque estoy construyendo un mensaje, algo que quiero decir", desliza.

Con un pasado vinculado a las agencias creativas, Navaja hoy se las arregla con lo que genera gracias a su contenido. Y si bien "no le alcanza para comprar Bitcoins", está realmente feliz con este momento de su vida. Entretanto, si mira hacia adelante, le ve un final a esta aventura. ¿¡Cómo!? Sí: "Yo empecé en 2020 y voy a frenar la pelota en 2025. Ahí me voy a preguntar si sigo orgulloso, si me sigue copando todo esto", apura. "Y si la respuesta es ‘sí', voy a firmar un contrato conmigo mismo durante un año más. Ahora bien, si la respuesta es ‘no', ya sé cuál va a ser el último video con el que voy a terminar el youtuberismo", concluye misterioso.