Dejó su trabajo en Disney para armar su propio negocio: hoy es unicornio gracias a la inflación de EE.UU.
Patricio Jutard, cofundador de Mural, explica las condiciones internacionales que llevaron a su empresa a convertirse en unicornio, además del trabajo de años en una industria que no existía. Su visión como inversor.
La empresa Mural, que se dedica a hacer software de colaboración digital con un enfoque en la presentación visual, se unió al club de los unicornios luego del cierre se una Serie C por u$s 50 millones, con la que alcanzaron una valuación de más de u$s 2000 millones, según informó el sitio TechCrunch.
La firma fundada por Patricio Jutard, Mariano Suárez-Battan y Agustín Soler, ya se encaminaba a obtener el preciado título de unicornio. En agosto del año pasado había alcanzado una valuación de u$s 500 millones tras una ronda de u$s 118 millones y antes, a principios de 2020, también había concretado una Serie A de u$s 23 millones.
Mural es una firma que nació hace más de 10 años mientras sus socios trabajaban en Disney, luego de que la multinacional hubiera adquirido Three Melons, la empresa de videojuegos que habían fundado antes. Justamente trabajando a distancia fue que vieron el problema a resolver. Colaborar con gente que estaba lejos (ellos desde Argentina trabajaban con gente que estaba en Estados Unidos y Europa) en proyectos creativos y complejos, como era diseñar nuevos videojuegos.
Las reuniones por videoconferencia estaban bien para las reuniones más informativas, pero no para las reuniones generativas en las que un equipo creaba, ideaba y tiene que inventar algo nuevo. En esas reuniones la videoconferencia no alcanza y ellos quisieron replicar su proceso de trabajo usual que consistía en usar las paredes para colgar arte, pizarrones para hacer planificación o post its para hacer brainstorming de ideas. Así inventaron el concepto de Mural y lo constituyeron como nueva empresa. Para los fundadores significó dejar la seguridad de un empleo muy bien pago y para una de las empresas más importantes del mundo, para volver a empezar.
En diálogo con Infotechnology, Jutard echa luz sobre la actualidad de los unicornios en Argentina:
¿Por qué vemos tantos unicornios hoy?
PJ: Eso no es más ni menos que el mundo valorando más ese tipo de empresas de la economía del conocimiento, que resuelven problemas de la sociedad de forma digital. ¿Por qué ahora ese auge? Primero por la pandemia, que hizo que el mundo se digitalizara, que un montón de dudas que tenía la sociedad sobre el futuro de la economía digital ya no existen más. Por ahí eran dudas que se iban a resolver por sí mismas sin la pandemia pero iban a tardar tal vez unos años más. La pandemia hizo que toda la sociedad de forma obligatoria se vuelque hacia lo digital y eso aceleró los tiempos. Lo que hubieran sido 11 unicornios en los próximos 5 o 7 años de repente se dieron todos juntos.
Y segundo, por un tema de la economía global. Se emitieron muchos dólares, justamente por la pandemia, y eso hace que el valor del dólar baje. Hay inflación en dólares y eso hace que haya más dólares circulando en el mundo y al mismo tiempo no hay muchas alternativas de inversión con buenos retornos. Entonces, aquellos inversores que tienen dólares por un lado quieren invertirlos (porque guardándolos pierden valor) y por el otro no encuentran alternativas que den mejores retornos que aquellos asociados a empresas de tecnología que están resolviendo problemas globales. Y, dicho sea de paso, la tecnología es lo que los hace escalables, globales, y que con un equipo no tan grande o sin maquinaria pesada, pueden resolver problemas del mundo entero.
¿Y en el caso de Mural?
PJ: Cuando empezamos, eso que veíamos como un problema era un problema que no todo el mundo tenía y que el mundo no conocía. Era una nueva forma de trabajar. Esos cambios (trabajar de forma remota y trabajar con colaboración visual) eran dos novedades en el mundo. Nos llevó muchos años de esfuerzo, de problemas, de chocarnos con dificultades comerciales, dificultades de desarrollo de producto. No había a quién copiar, era algo único. Teníamos la capacidad, el talento y la visión para hacer algo distinto. Algo que habíamos vivido como un problema propio en Disney y entendíamos que el mundo iba a necesitar eventualmente. Segundo, como creíamos tanto en esta idea, no nos dimos por vencidos, inclusive cuando tuvimos dificultades, que fueron de todo tipo. Si había que no cobrar no cobrábamos, si había que poner plata de nuestro bolsillo lo hacíamos.
Pero también tuvimos mucha suerte porque la pandemia no la pudo prever nadie y de un día para el otro hizo que todo el trabajo fuera remoto, que todo el mundo se digitalizara a la fuerza y que necesitaran una herramienta como la que habíamos estado construyendo nosotros por tantos años. Fue una combinación de esas tres cosas en nuestro caso particular.
Sacando a Brasil, Argentina está liderando en la región en cuanto a cantidad de unicornios a pesar de que no recibe tanto dinero como sí reciben otros mercados como México, por ejemplo. ¿Hay algo del ADN argentino que también colabora?
PJ: Lo que tiene el emprendedor argentino es que no tiene un mercado local lo suficientemente grande y eso lo obliga a desarrollar soluciones regionales o globales. Es distinto en México o Brasil donde tienen mercados locales muy grandes. Y en esa dificultad es donde nos hacemos fuertes los emprendedores para salir a comernos el mundo, desarrollar fuerza de venta internacional, presencia comercial en distintos países e ir por un techo más alto. Sin querer vamos por más. Eso es lo que genera que a los emprendedores argentinos les vaya tan bien.
¿Cambia en algo haber alcanzado esta valuación?
PJ: La valuación es anecdótico. Es una consecuencia de que nos vaya bien como compañía. Que tengamos millones y millones de usuarios usando nuestro producto todos los días para resolver un problema real y muchas empresas volcándose a una nueva forma de trabajar remota, que no existía y se pensaba imposible hace unos años que hoy es una realidad y llegó para quedarse.
Pero se pusieron contentos al menos...
PJ: ¡Por supuesto! Es un reconocimiento no buscado. Es más de la prensa hablar de unicornios, no es un objetivo en sí mismo. El objetivo es tener más clientes, alcanzar más usuarios, medir el MPS (el grado de satisfacción de nuestros usuarios). Eso es lo que perseguimos todo los días.
Perfil inversor
Además de emprendedor sos inversor, ¿cómo empezaste a invertir en startups?
PJ: Siempre ayudé a emprendedores. Es algo que me apasiona, me energiza y creo que con poco tiempo puedo aportar mucho porque ya viví muchas de las cosas que están viviendo los emprendedores que están empezando. Cuando pude, cuando tuve plata, la invertí en emprendedores y ahora lo estoy haciendo de forma institucional con el nuevo fondo Newtopia, pero lo venía haciendo a título personal.
¿Veías buenas oportunidades, más allá de la pasión?
PJ: Por supuesto. El mundo del emprendedurismo es de alto riesgo. Estadísticamente la mayoría de los emprendimientos se funden. Pero tiene que ser así porque están innovando y para innovar hay que probar y equivocarse. Muchas veces un emprendedor tiene una idea para resolver un problema grande pero no encuentra la solución a tiempo. Prueba varias soluciones hasta que se queda sin nafta (capital) y no puede seguir. No llega a lo que se conoce como product market fit. Por suerte esos emprendedores seguramente vuelvan a emprender, van a seguir generando trabajo y yo creo mucho en ese efecto multiplicador del emprendedor, más allá del impacto económico.
¿Cómo decidías cómo invertir?
PJ: Cuando el emprendedor me tocaba una fibra, o el problema me apasionaba, trataba de involucrarme. Ya sea con tiempo o con inversión.
¿Por qué decidiste pasar a invertir desde un fondo establecido?
PJ: Porque no me daba el tiempo (se ríe). Necesitaba un equipo que me ayudara, necesitaba más estructura...Los emprendedores requieren de tu tiempo y yo quiero ayudar a todos. Tenía sentido armar algo con más equipo donde no estuviera solo con mi tiempo. Y armamos una comunidad muy linda de otros emprendedores que tienen la visión de colaborar. Es algo que se da mucho en el mundo emprendedor y fue lo que hizo que Silicon Valley fuera lo que es: la colaboración. A diferencia de otras industrias, es moneda corriente que alguien te llame para tomar un café y del otro lado te ayuden. Es algo único y hay un espiral positivo.
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