Bill Gates es 'fan' de uno de los argentinos más importantes del mundo: de quién se trata y qué hace
El magnate estadounidense sigue en redes sociales a un argentino que hoy tiene una misión fundamental para salvar vidas y cuidar el ambiente.
Bill Gates, luego de dejar la dirección de Microsoft en el año 2000, se dedicó de lleno a la actividad filantrópica. Durante los años, mostró interés en mejorar las condiciones de vida del continente africano, así como preocupación por enfermedades pandémicas, y el tiempo le dio la razón con la llegada del coronavirus.
Otra de sus preocupaciones tienen que ver con la salud ecológica del planeta y eso puede verse en el libro "Cómo evitar un desastre climático", publicado en 2021 (aquí se puede leer un avance).
Y, además, se ha expresado a favor de Ucrania: el pasado 9 de marzo, tres semanas después de que estallara guerra, escribió en Twitter: "Es desgarrador ver al pueblo de Ucrania sufrir tanto. El mundo se siente especialmente pesado en este momento, con cada día trayendo noticias de familias destrozadas en Afganistán, Ucrania y tantos otros lugares".
Teniendo en cuenta todo esto, puede comprenderse el interés que el magnate (uno de los hombres más ricos del mundo en la actualidad: ocupa el puesto 5 de acuerdo al Index de Bloomberg; bajó allí tras el divorcio de Melinda French) tiene en la actualidad en todo lo relacionado con el desastre nuclear en puertas que ocurre en territorio ucraniano.
Así debe entenderse que Bill Gates haya decidido seguir en Twitter al argentino Rafael Grossi, que está a cargo de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) desde 2019, y que en estos últimos meses está en el terreno.
En abril, Grossi viajó para realizar un trabajo de asistencia técnica a la central de Chernobyl para evitar que haya una fuga nuclear que pueda afectar a los países vecinos. Ahora, su atención está puesta en otra central en peligro, Zaporizhzhia. Antes de viajar, Grossi tuvo una charla en exclusiva con El Cronista en la que respondió siete preguntas clave y puede leerse aquí.
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Quién es Rafael Grossi, el argentino al que ahora sigue Bill Gates
El hasta 2019 embajador argentino en Austria, Rafael Grossi (61 años), logró hacerse con el puesto de director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el máximo ente regulador del mundo que se encarga de velar por el buen uso y las buenas prácticas nucleares en el mundo.
Se trata de un diplomático de carrera que le ganó en la contienda al rumano Cornel Feruta, después de que el fallecimiento de Yukiya Amano, el histórico jefe del organismo con tres períodos en su haber, dejase el puesto vacante en julio.
Es la primera vez que un argentino llega a ese lugar de importancia en el organismo, que depende de Naciones Unidas y que tiene como objetivo que el uso de la energía nuclear persiga fines pacíficos.
Con ese fin, establece normas de seguridad nuclear y protección ambiental y también da cooperación técnica para promover nuevo conocimiento científico.
"Es importantísimo que un argentino dirija uno de los organismos más importantes del mundo", dijo Grossi oportunamente, en diálogo con Infotechnology.
Grossi explicó entonces que no es raro que sea un diplomático y no un técnico quien dirija la entidad. "El director general se encarga de cuestiones sensibles. como liderar inspecciones en lugares calientes del planeta, como Corea del Norte o Irán. Dos tercios del organismo son perfiles técnicos pero dirigiendo se necesita de un diplomático con conocimiento en ese arte", se explayó.
La propuesta de Grossi a Ucrania y Rusia
Grossi junto con su equipo de la OIEA propuso a Ucrania y a Rusia el siguiente plan para la seguridad de las centrales nucleares en la zona de guerra:
1-Proteger la integridad física de las plantas nucleares que se encuentran en Ucrania en medio del conflicto bélico.
2-Mantener los sistemas de seguridad en funcionamiento de las centrales.
3-Asegurar la provisión de corriente eléctrica exterior a las plantas.
4-Mantener el personal técnico en buenas condiciones de trabajo respetando las cadenas jerárquicas sin interferencias.
5-Asegurar el contacto permanente con los funcionarios de la OIEA ante eventuales inconvenientes.
6-Mantener activos los sistemas de monitoreo ambiental de radiactividad.
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