

El pasado 13 de septiembre marcó un antes y un después en La Pampa. Una bola de fuego iluminó el cielo pampeano a las 19.30 hs y los que fueron testigos de este hecho quedaron sorprendidos.
Poco después, vino la confirmación sobre lo que había ocurrido. El Servicio de Información sobre Ciencia, Tecnología y Política Argentina, NexCiencia, detalla que se trató de un asteroide de aproximadamente dos metros.
A pesar de lo que se pueda creer, ese tamaño es muy pequeño para ser detectado para los telescopios, pero lo suficientemente grande para captar la atención de la población.

Un meteorito atravesó el cielo argentino: por qué hay una competencia por encontrarlo
Los relatos de los testigos y las grabaciones permitieron armar el rompecabezas de su ubicación, pero también atrajo a cazadores de meteoritos que compiten con los científicos para encontrar sus restos.
Este tipo de hallazgos resultan atractivos para el mercado negro, mientras que la comunidad científica busca hallarlo antes para poder encontrar más respuestas sobre su origen y trayectoria.
El interés de la comunidad científica por encontrar el meteorito de La Pampa
Tanto para los científicos como para los “cazadores” este meteorito es un verdadero “tesoro del cielo”, ya sea por el rédito económico o por la información que contiene.
Sobre la posibilidad de que un meteorito caiga de repente, sin ser detectado por los telescopios, como ocurrió con este, los expertos sostienen que es “muy poco probable que caiga un objeto mayor a los cincuenta metros, pasa una vez cada cientos de miles de años”.
Así lo afirma Felipe Neuss, becario doctoral en el LGP especializado en meteoritos, en la publicación de NexCiencia. “Lo más probable es que caigan objetos menores. Uno de dos metros parece grande, pero es muy chico y quizás llegan a la superficie solo fragmentos del tamaño de un puño. Eso presenta algún nivel de peligrosidad para las personas, pero no es un peligro real”, suma.
La búsqueda del tesoro argentino: cómo detectar el lugar donde cayó
Es la primera vez que un equipo científico argentino puede ir a buscar un objeto que acaba de caer. “Es que ahora es más fácil, porque todos tenemos la posibilidad de filmar. Antes, se difundía de boca en boca y era muy difícil calcular dónde había caído”, aclara Neuss.
Con todas las imágenes se obtiene un modelo que establece dónde buscar con un error de tres kilómetros. “El error se puede reducir a cientos de metros, pero también había que ir reduciéndolo a partir de testimonios. Quién fue el que más cerca lo vio del sur, quién del este, del oeste y así”, detalla.

“Siempre tomando como eje el modelo y viendo cómo encajaban en él los testimonios. Además, con la premisa de que la aparición de un primer fragmento ya restringe la zona”, explica.
El científico afirma que pueden brindar pistas sobre el origen de la vida. “Se estima que estos objetos nos hablan del origen y evolución del sistema solar y de nuestro planeta, tanto de su superficie, su agua, su atmósfera y quizá, también, de sus organismos vivos”, concluye.












