

Un hallazgo arqueológico sorprendió a los expertos en Francia. Un equipo del Instituto Nacional de Investigación Arqueológica Preventiva (INRAP) encontró más de 40.000 monedas romanas en la aldea de Senon, ubicada en el noreste del país, cerca de la frontera con Luxemburgo. Este descubrimiento aporta información valiosa sobre la economía y la vida cotidiana en la Galia romana.
Las monedas de oro estaban enterradas en tres grandes vasijas de cerámica, cuidadosamente ocultas bajo el suelo de una vivienda. Según los investigadores, estos depósitos datan de hace entre 1.700 y 1.800 años, aproximadamente entre el 280 y el 310 d. C.. Aunque la región ya había revelado otros hallazgos similares, este destaca por la magnitud y el contexto en el que se realizó.
Senon fue una de las principales ciudades de la tribu celta mediomátrica, que habitó el norte de Francia durante la Guerra de las Galias, cuando Julio César conquistó la región entre el 57 y el 50 a. C. Con el tiempo, el asentamiento se integró al Imperio romano y desarrolló una infraestructura avanzada, con edificios de piedra y sistemas de calefacción modernos.

Este hallazgo no solo revela la cantidad de monedas en circulación en la época, sino también cómo se gestionaban los recursos en el ámbito doméstico. Las vasijas parecen haber funcionado como una especie de caja fuerte o alcancía, lo que indica prácticas financieras organizadas en el hogar.
Un tesoro oculto en tres vasijas
Las monedas fueron halladas en tres recipientes de cerámica enterrados en fosas bien construidas dentro de una vivienda. El primer recipiente contenía entre 23.000 y 24.000 monedas, con un peso aproximado de 38 kilos. La segunda vasija pesaba unos 50 kilos, lo que equivale a 18.000 o 19.000 monedas. La tercera jarra, en cambio, solo conservaba tres piezas, probablemente porque fue saqueada en la antigüedad.
Los arqueólogos explicaron que las aberturas de las vasijas estaban al nivel del suelo, lo que indica que eran fácilmente accesibles para realizar depósitos y retiros. Esto refuerza la hipótesis de que no se trataba de un tesoro escondido por miedo, sino de un sistema de ahorro planificado para el mediano y largo plazo.
En dos casos, se hallaron monedas pegadas en la parte exterior de los recipientes, lo que demuestra que fueron colocadas después de que las vasijas ya estaban enterradas. Este detalle sugiere que los propietarios continuaron utilizando estos depósitos incluso después de haberlos ocultado.

El descubrimiento pone interrogantes sobre la organización económica en la Galia romana. ¿Era común este tipo de almacenamiento? ¿Se trataba de una práctica doméstica o de una estrategia vinculada a actividades comerciales? Los expertos del INRAP continúan analizando las evidencias para responder estas preguntas.
¿Tesoros escondidos o ahorro planificado?
Contrario a lo que podría pensarse, los investigadores no creen que estas monedas hayan sido ocultadas durante un período de inseguridad. El comunicado del INRAP señala que la disposición y accesibilidad de las vasijas apunta a una "gestión monetaria compleja“, más cercana a un sistema financiero doméstico que a un escondite improvisado.
Este hallazgo permite comprender mejor cómo se administraba el dinero en la antigüedad. Las monedas, que incluyen bustos de emperadores como Victorino, Tétrico I y Tétrico II, reflejan la circulación monetaria en la región durante el llamado Imperio Galo, que gobernó parte de Europa entre los años 260 y 274 d. C.
Además, la ubicación de las vasijas en una sala principal indica que formaban parte de la vida cotidiana del hogar. No estaban ocultas en sótanos ni en lugares inaccesibles, sino en espacios donde los propietarios podían realizar transacciones con facilidad.
Este tipo de hallazgos también abre la puerta a nuevas interpretaciones sobre la economía romana. Más allá del comercio y los impuestos, existían prácticas de ahorro que revelan una planificación financiera sorprendente para la época.
Un asentamiento con historia y misterio
Senon no era un pueblo cualquiera. Durante la época romana, se convirtió en un asentamiento próspero, con edificios de piedra, talleres y sistemas de calefacción por suelo radiante. Sin embargo, a principios del siglo IV, un gran incendio destruyó la zona. Aunque fue reconstruida, un segundo incendio provocó su abandono definitivo.
Las monedas permanecieron ocultas durante casi dos milenios, hasta que las excavaciones del INRAP las sacaron a la luz. Este hallazgo no solo aporta datos sobre la economía, sino también sobre la vida cotidiana en la Galia romana y los cambios que sufrió la región tras la caída del Imperio.
Los arqueólogos investigan si existe relación entre estos depósitos y una fortificación romana ubicada a solo 150 metros del área excavada. Esta estructura podría indicar una conexión con la ocupación militar, lo que añadiría un nuevo capítulo a la historia del lugar.












