

En un fenómeno que combina cultura pop, coleccionismo y diplomacia blanda, las Labubu, unas pequeñas figuras de aspecto travieso y diseño disruptivo, están ganando popularidad a nivel global.
Desde carteras de celebridades como Rihanna o Dua Lipa hasta vitrinas en tiendas de Nueva York y Londres, estas muñecas originarias de China están marcando tendencia y desafiando viejos prejuicios sobre los productos "made in China".
Las Labubu nacieron de la mano de Pop Mart, una empresa con sede en Pekín que, en pocos años, se consolidó como un gigante en el mercado de juguetes de diseño y figuras coleccionables. Su expansión internacional fue tan vertiginosa que, para evitar aglomeraciones, la compañía optó por vender sus muñecas exclusivamente online.
Labubu: de figura extraña a ícono global
Lo que hace únicas a estas muñecas es su estética: dientes afilados, ojos grandes, y una apariencia entre lo tierno y lo inquietante. Pero esa singularidad parece ser justamente la clave de su éxito. Según Lucy Shitova, una interiorista que frecuenta Pop Mart en Londres, su rareza las hace más inclusivas: "Son raras, feas... pero la gente se identifica con ellas".
Lejos de los cánones tradicionales de belleza, las Labubu rompen con la estética hegemónica y conectan con públicos que buscan representación, autenticidad y originalidad en los objetos que consumen.
La nueva cara del soft power chino
El fenómeno Labubu va más allá del coleccionismo. Representa un cambio profundo en la estrategia cultural de China, que durante años tuvo dificultades para exportar productos culturales con éxito.

A diferencia de Japón o Corea del Sur, que lograron reconocimiento mundial con el animé, el K-pop o las marcas de moda, China enfrentó barreras como la censura interna o el estigma de productos de baja calidad.
Pero esa percepción empieza a cambiar. Pop Mart, al igual que otras marcas emergentes como Shushu/Tong (moda) o Songmont (marroquinería), está logrando posicionarse en mercados occidentales y abrir espacio para una nueva narrativa china: moderna, creativa y global.
Redes sociales, falsificaciones y un boom sin freno
El auge de Labubu no pasó desapercibido en TikTok, donde ya hay más de 1,7 millones de videos dedicados a estas muñecas. La plataforma -también de origen chino- se convirtió en el principal canal de difusión para esta tendencia que crece entre jóvenes de todo el mundo.
Su éxito es tan rotundo que también aparecieron falsificaciones, una señal clara del impacto cultural que está generando. Para muchos expertos, este fenómeno tiene el potencial de reposicionar a China como un actor relevante en la producción cultural internacional, de forma similar a lo que ocurrió con Pokémon y Nintendo en Japón entre los años 80 y 2010.
Más allá del juguete: una revolución estética y política
Según Allison Malmsten, analista de Daxue Consulting, el éxito de las Labubu representa una forma de diplomacia suave: "Gracias a fenómenos virales como este, los productos chinos empiezan a resultar atractivos para la juventud occidental".
En ese sentido, TikTok jugó un papel clave. Al convertirse en una aplicación casi indispensable para millones de jóvenes, la red social abrió camino para que otros productos culturales de China fueran recibidos con menos resistencia.
"Probablemente ayudó a suavizar la percepción sobre el origen chino de muchos artículos", analiza el investigador Joshua Kurlantzick, del Council on Foreign Relations.
Además, algunos especialistas señalan que el declive de la imagen de Estados Unidos en ciertos sectores también está favoreciendo este viraje simbólico hacia China.
El futuro de Labubu (y de China) en el mercado global
Lo que comenzó como una figura simpática en vitrinas de Asia hoy es un ícono pop global. El caso de Labubu no solo marca un punto de inflexión en la industria de juguetes y coleccionables, sino que también refleja cómo la imagen cultural de China está evolucionando a los ojos del mundo.













