

Los ingresos y el estado civil tienen poco que ver con la forma en que mucha gente disfruta de su vida, según un estudio publicado por el economista premio Nobel Daniel Kahneman. El autor de la investigación quiere crear una unidad de medida oficial que refleje el bienestar de los estadounidenses, similar al tan conocido PIB.
Esta aseveración se opone a los resultados de grandes estudios que demuestran que las personas que pertenecen a las clases sociales más altas se consideran más felices que aquellas ubicadas en los estratos más bajos de la sociedad.
La discrepancia, según Kahneman, podrían tener su explicación en circunstancias, como tener una carrera profesional exitosa, que son demasiado abstractas para tener un verdadero efecto sobre nuestra sensación de satisfacción durante el día.
La gente consideraba grandes factores cuando se les pedía que midieran su felicidad. Sin embargo, en determinado momento, los humanos tienden a concentrarse en las pequeñas cosas. Por lo tanto, lo que disfrutamos a lo largo del día depende de factores poco importantes, como lo bien que dormimos esa noche y el tiempo que tardamos en llegar al lugar de trabajo.
En la investigación se les pidió a 909 mujeres que reconstruyeran su día pensando en que son escenas de una película. Luego se les preguntó cómo se sentían en esas escenas. De esa manera, se creó una “escala de satisfacción para las diferentes actividades. En primer lugar se ubicó encontrarse con amigos, seguido de almorzar con compañeros de trabajo, mirar televisión a solas, una tarde al aire libre y cocinar sola. Lo que menos disfrutan es pasar un tiempo con el jefe y viajar sola hasta el lugar de trabajo.









