Un hotel bien porteño

Luego de una larga terapia intensiva, el cine Metro cerró sus puertas definitivamente en 2005. Había sido inaugurado el 4 de octubre de 1956 y contaba entonces con una sala para 2.500 espectadores proyectada por el arquitecto Alberto Bourdon, quien tenía en su curriculum el diseño de más de 40 salas, incluida la del Ópera. Por encima del cine se levantó un edificio de ocho pisos de oficinas.

En 1982, los arquitectos Cassano, Zubillaga y Poli (también especialistas en esta disciplina) modificaron la estructura original, dividiendo el pulman en dos espacios más chicos. Exactamente 28 años después, el cine se reinauguró convertido en un complejo de tres salas: Metro 1, 2 y 3.

En esta tercera intervención, el estudio Urgell-Penedo-Urgell tiene a cargo el proyecto que convertirá las oficinas en un hotel: el NH Tango. “Nosotros tuvimos que deshacer todo eso. Sacamos la losa plegada que sostenía las butacas para descargar peso en el edificio e hicimos esta losa nueva, más la del noveno , cuenta el arquitecto Enrique Lynch, mientras recorre la obra. La intención fue quitarle al edificio todas las cargas propias que no se iban a utilizar, para poder agregarle ese nivel más un noveno piso que permitiera hacer más habitaciones.

Una complejidad a resolver fue que el acceso y los primeros pisos del edificio se encastran con el antiguo complejo de cines, hoy sala de espectáculos de tango. “En un primer momento, el teatro y esto estuvieron unidos. Hicimos un anteproyecto, en realidad hicimos varios , recuerda el arquitecto Augusto Penedo. “Pero después se decidió que eran dos obras diferentes, incluso con propietarios diferentes. Entonces fue más complicado , agrega. “Nosotros pensamos que se podía entrar a través del teatro, como en Las Vegas, pero no quisieron , se lamenta el arquitecto Juan Martín Urgell. La idea del estudio era unificar el lobby y compartir la entrada, para poder mantener la escala de los espacios originales de doble altura del acceso. “Pero no pudimos hacerlo; son dos propiedades separadas y no siempre coinciden los horarios , intenta argumentar Urgell, parado en lo que será el lobby del hotel, aún con un dejo de tristeza.

Dos proyectos, un edificio

Entonces, hoy se trata de un teatro y un hotel metidos dentro de un mismo edificio. Pero separados. El gran desafío fue resolver el acceso, teniendo en cuenta las grandes dimensiones necesarias para la enorme marquesina del teatro. Había que evitar que el hotel fuera “eso que se levanta por encima y lograr que ya desde la planta baja se reconociera su entrada, equilibrando la despareja relación de metros dedicados a cada acceso. “El teatro necesita mucho más de ancho que el hotel. Por eso pensamos en la caja roja, como un faro luminoso que le diere protagonismo , dice Lynch.

Desde allí se direccionará a los pasajeros al lobby del hotel, que se ubicará en el primer piso y al que se llegará por ascensor o escalera mecánica. “Ahí va el cubo de vidrio, acá está la recepción y un bar que balconea todo. Es como una doble altura sobre la entrada del teatro , explica Penedo desde el futuro lobby mientras los obreros no dejan de trabajar. “Acá va a estar el desayunador, un salón para 70 personas. Y allá arriba vemos las dobles alturas que no pudimos recuperar , agrega Lynch. Medianera mediante y detrás de este nivel se encuentran las oficinas del teatro.

Recién en el quinto piso el hotel recupera el contrafrente y la luz que entra por detrás. A partir de este nivel, cuenta con la planta completa y 18 habitaciones por piso. “Por eso, del quinto para abajo sólo hay habitaciones al frente , cuenta Penedo.

“El objetivo era lograr la máxima cantidad posible de habitaciones dentro de las dimensiones comercialmente aceptables , sigue. “Nos pedían 100 y sacamos 108 , precisa Urgell. “Incluso planteamos unas habitaciones en dúplex, en los espacios de la losa inclinada, porque se generan unas alturas impresionantes. Pero el ingeniero nos dijo que no podíamos , concluye Lynch, mientras termina la recorrida del piso en una de las habitaciones más grandes del hotel, de 34 m2 aproximadamente.

Cuatro niveles más arriba, la vista es espléndida. Con el Obelisco como telón de fondo, las habitaciones del noveno piso serán las privilegiadas. “La 9 de Julio tiene una norma gráfica que define una altura uniforme. Sin embargo, con el tiempo sufrió algunas alteraciones. Lo ves ahí enfrente: ese edificio nuevo tiene un piso más que los otros. En el caso de éste, resultaba por debajo de los dos edificios linderos y eso fue lo que nos permitió ganar este piso , argumenta Penedo. Así fue que pudieron resolver una terraza con habitaciones con amplios frentes y balcones. “No son suites, pero tienen más jerarquía y calidad, con un frente todo vidriado , agrega.

El proyecto que antes se llamaba NH Metro, y recuperaba un poquito lo que fue originalmente, ahora será NH Tango.

La metáfora no pudo aprovecharse y el juego de volver a entrar al cine para ir al hotel no pudo darse. La nueva identidad no aludirá al cine ni a las oficinas de la Metro que ahí existieron. Pero con ese nombre no dejará de ser un hotel bien porteño.

Lorena Obiol

ficha técnica

Hotel NH Tango

Ubicación: Cerrito 550, Capital Federal

Sup. del proyecto: 6.000 m2

Nº de habitaciones: 108

Inicio de proyecto: 2007

Inicio de obras: 2008

Comitente: NH Hoteles

Estudio de arquitectura: Urgell - Penedo - Urgell

Lynch - Pierantoni - López - Vago

Equipo de proyecto: P. Gurfinkel, F. Pascua, V. Lafon, G. Herrero, E. Santilli, B. Levy, M. Rojo, E. Magi, A. Penedo, J.Pierantoni, E. Lynch

Gerenciamiento y dirección de obra: Estudio Rodrigo - Barros Tomé & Asociados.

Asesores

Estructuras: Curutchet - Del Villar

Diseño de interiores: C&E

Inst. sanitarias, gas e incendio: Héctor Rodríguez

Inst. eléctricas y corrientes débiles: Ing. Sergio Meraldi

Inst. termomecánicas: Mario Alcoba y Eduardo Hernández

Iluminación: Ernesto Diz

Acústica: Rafael Sánchez Quintana

Carpinterías exteriores: Estudio Gigli

Gestión municipal: Amalia Favrin