La carrera para nominar a la persona que dirigirá la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) a partir de febrero entra en la fase decisiva. Donald Trump recibió ayer Janet Yellen, actual presidenta del banco central más poderoso del mundo. Con ella se cierra la ronda de entrevistas con los potenciales aspirantes que, además de a la propia Yellen, incluyen al gobernador Jerome Powell, al financiero Kevin Warsh, al economista John Taylor y al banquero Gary Cohn. Wall Street ha seguido el proceso con calma.

"Estamos llevando la selección con mucho cuidado", decía días atrás el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. Está participando en todos los encuentros. "Es una de las decisiones más importantes que va a adoptar Trump como presidente". El financiero, sin embargo, evitó entrar en detalles sobre quién será el elegido. Donald Trump, por su parte, dijo que tiene "un gran respecto" por todos los candidatos.

La de ayer al mediodía era la segunda reunión que mantenían Trump y Janet Yellen desde la llegada del presidente a la Casa Blanca. La intención es que el nombre del elegido para pilotar la Fed se conozca antes de su próximo viaje a Asia, que está previsto se inicie el 3 de noviembre. La tradición manda que el presidente de la Fed sea un economista. También que el nuevo inquilino de la Casa Blanca mantenga a la persona que está al frente del banco central. Eso debería ser una garantía para que Yellen renovara por un segundo mandato. Pero no es suficiente.

Donald Trump es un político totalmente impredecible. Se ve, además, improbable que le proponga renovar por un segundo mandato a Yellen cuando se observa la manera con la que el presidente se está distanciando de la agenda de su predecesor Barack Obama. Pero al mismo tiempo, la economía va bien encarrilada.