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Picante cruce de alto vuelo entre economistas por la dolarización: cuándo lanzarla

Los académicos Iván Werning, Tomás Caravello y Pedro Martínez-Bruera alertaron por los efectos de dolarizar sin reservas. Reacción de Emilio Ocampo y Cachanosky. ¿Y el ajuste fiscal?

¿Se puede o no dolarizar la economía? ¿Puede el mero anuncio derivar en una recesión? El debate, desde que Javier Milei lanzó su plan, fue creciendo en intensidad y esta semana alcanzó alta temperatura académica con cruces de papers entre economistas.

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Por un lado, Iván Werning, Tomás Caravello y Pedro Martinez-Bruera alertaron sobre los efectos de una dolarización sin reservas en el BCRA. 

En un trabajo presentado bajo el título de "Dollarization Dynamics" los economistas del Massachusets Institute of Technology (MIT) describieron que un intento de dolarizar sin reservas tiene como efecto una "freno repentino": cae el consumo de bienes transables, el tipo de cambio real se deprecia bruscamente por una caída discreta en los precios domésticos y los salarios seguida de una apreciación gradual desde una inflación positiva.

Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky reaccionaron con otro paper titulado "Dollarization Dynamics: a comment". El primero de ellos es economista de la UBA y MBA en la Universidad de Chicago. Cachanosky es economista de la UCA con una maestría en la ESEADE y un doctorado en Suffolk University.

"Encontramos muchos problemas con el modelo que apoya esas conclusiones (en referencia al de los economistas del MIT): confusión acerca de la naturaleza de la escasez de dólares y sus implicancias prácticas, supuestos inválidos, calibración invariable en presencia de un cambio de régimen y ausencia de un test empírico". 

Agregan, además, que "una línea de estudio más útil hubiera sido la de investigar qué sucede en una economía dolarizada en un escenario de sobrerreacción del tipo de cambio y cómo se compara en relación con otros planes de estabilización".

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En el plan de Ocampo se contempla que los dólares necesarios para dolarizar la economía, incluyendo los pasivos remunerados del BCRA, surgen de una estructura financiera integrada por los activos del Central y deuda del Tesoro, entre otros. 

Además, estipula que ese camino debe encararse rápidamente de la mano del anuncio de un ordenamiento fiscal. Para Ocampo, el ajuste fiscal demora tiempo y no es necesario esperar el año y medio o dos que demoraría obtener un superávit fiscal. El anuncio de los recortes, junto con otras reformas, hará surgir esa confianza o credibilidad necesaria.

¿Gozará un nuevo presidente de esa credibilidad necesaria en el inicio de la gestión?

Hace tres semanas Roque Fernández, ex ministro de Economía y quien en 1998 inició un intento por dolarizar la economía argentina, en una entrevista con el diario Clarín destacó que en ese entonces "la única deuda del BCRA era la base monetaria, o sea el dinero en circulación y el encaje bancario. Hoy el Banco Central tiene pasivos y no tiene reservas". La posibilidad de dolarizar "hoy no está", destacó.

Cualquier intento de dolarización, según otros economistas y más allá de la visión de los economistas del MIT y de Ocampo-Cachanosky, sí debe generar un superávit fiscal primario y financiero previo, de manera de volver a reinsertar al país en el mercado internacional de crédito.

Pero además ese fuerte ajuste de las cuentas públicas, hoy con un rojo de 4% del PBI, debe ser sostenible en el tiempo para permitir recuperar esa credibilidad.

¿A qué nivel debería llegar el superávit fiscal financiero de la Argentina antes de una eventual dolarización? El economista Eduardo Ganapolsky, PhD en UCLA y director de Proficio Investments señaló a El Cronista que "seguramente se deberá exagerar la cifra dada la falta de credibilidad que tuvo y tiene el país. La credibilidad se pierde rápido y se tarda en recuperar. De inicio, hay que exagerar y luego converger a un equilibrio fiscal primario".

Una vez lograda esa credibilidad y ese fuerte ordenamiento de las cuentas públicas, con reforma impositiva en paralelo, la Argentina podría volver a financiarse en los mercados y eventualmente dotar al BCRA de reservas. 

Pero llegado ese momento, seguramente surgirá otro interrogante venenoso: habiendo efectuado todos los sacrificios y reformas, ¿hace falta dolarizar la economía? Con un superávit fiscal sostenible en el tiempo y un BCRA independiente, la inflación habrá dejado de ser un problema de primer orden.

En una entrevista con El Cronista, Carlos Rodríguez, flamante asesor de Javier Milei, tomó este punto y resaltó el hecho de que cumplir con las condiciones para dolarizar la economía, hace desaparecer la necesidad de dolarizarla. Llegado ese momento de ordenamiento fiscal y credibilidad en el Gobierno, la pregunta seguramente será la siguiente: ¿Vale la pena perder el señoraje y una herramienta económica como la política monetaria?

No se observa aún cómo harán para ajustar cuentas. Hasta se subestima el costo. Lo importante es el ajuste: las dolarizaciones van y vienen.

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  • AHR

    Armando Hugo Rosselli

    18/06/23

    EQUILIBRIO FISCAL Y BASTA DE CORRUPCION

    Responder
  • JM

    Javier Magnasco

    14/06/23

    Hay que entender de una buena vez por todas que no se trata de dolarizar o no dolarizar sino de tener equilibrio fiscal y comercial y de ser creíbles y esto último lleva mucho tiempo.

    Responder