

Si alguien en los Estados Unidos conoce el mercado de deuda cubana impaga es Leo Guzmán.
Las paredes de su casa de bolsa de Coral Gables, Florida, están cubiertas con los restos de un mercado que en otra época prosperó en los Estados Unidos: hay docenas de documentos impresos originales de la deuda soberana y municipal de la isla en suspensión de pagos así como certificados de bonos y acciones de los ferrocarriles y los ingenios azucareros cubanos. Guzmán siguió ese mercado durante tres décadas hasta que lo paralizaron las leyes que endurecieron el embargo estadounidense en 1996.
Por eso, cuando Guzmán, de 68 años, dice que el repentino interés de los inversores por adquirir la deuda por centavos de dólar es prematuro, vale la pena escucharlo.
Si bien Estados Unidos y Cuba se comprometieron a reparar sus relaciones, dando lugar a versiones de que las operaciones con títulos se reanudarán y la isla podría tratar de reestructurar su deuda, la ley de 18 años de antigüedad que prohibe a los ciudadanos estadounidenses invertir en activos cubanos sigue intacta.
Y como sólo puede ser derogada por el Congreso controlado por los republicanos, no unilateralmente por el presidente Barack Obama, Guzmán no prevé que el mercado se abra a los inversores en el futuro cercano. "Invertir puede ser una cuestión complicada", dijo Guzmán, inmigrante cubano que arribó a los Estados Unidos dos años después que Fidel Castro llegara el poder.
Su compañía, Guzmán Co., se especializa en correduría institucional y banca de inversión. "La decisión de Obama es en gran medida simbólica. Pensaría que sus probabilidades de lograr la aprobación legislativa son bajas y sin duda no inmediatas".
Lazos con Cuba
Horas después del anuncio efectuado por Obama la semana pasada, Marco Rubio, senador por Florida, dijo que él y sus pares republicanos utilizarían todas las herramientas que pudieran para impedir que se restablecieran los lazos con la isla comunista.
A esta altura, no son sólo los estadounidenses los que han quedado fuera del mercado. Las operaciones de inversores de Europa y el resto del mundo se han frenado hasta casi desaparecer conforme el gobierno de Obama profundizó sus duras medidas contra las firmas financieras mundiales que violaran las sanciones estadounidenses.
Desde 2010, la negociación de deuda cubana impaga promedia sólo u$s 13 millones trimestrales, o alrededor de u$s 200.000 por día. El monto es casi un 90% más bajo que el promedio de u$s 100 millones por trimestre de 2009, de acuerdo con los datos que recolectó EMTA de instituciones que no están sometidas a la normativa bancaria estadounidense. Saber qué parte de la deuda está en danza y a qué precio se negocia requiere cierto trabajo de adivinación.
Hay muchos títulos en suspensión de pagos en el mercado. Hay deuda anterior a Castro, como un bono a cuarenta años emitido en 1937 a una tasa de interés de 4,5%, y deuda del régimen de Castro, como préstamos bancarios. En total, la deuda externa de Cuba es de unos u$s 19.000 millones, de acuerdo con los cálculos de Moodys Investors Service.
Jaime Reusche, analista de Moodys no accedió a efectuar un desglose de la deuda. Un correo electrónico enviado a Guillermo Suárez de la misión cubana ante las Naciones Unidas en Nueva York no fue respondido.













