El derrumbe bursátil en China, una señal de alerta para los inversores internacionales

Las bolsas de Shanghai y Hong Kong cayeron más de 4% durante la última semana, en un movimiento que los analistas explican por los recientes cambios regulatorios que realizó el gobierno de Xi Jinping.

"El que se quema con fuego... ve una acción china y huye", podría ser la primera lección que retengan los inversores internacionales del último derrumbe bursátil ocurrido en ese país. Es que los principales índices de las bolsas de Shanghai y Hong Kong sufrieron fuertes caídas de más de 4% durante la última semana, un verdadero baldazo de agua fría en las expectativas de todos.

Y lo mismo se puede decir del índice "Golden Dragon" del Nasdaq, que reúne a las acciones de empresas chinas que cotizan en Wall Street: la debacle alcanzó el 20%, totalizando pérdidas del 30% desde principios de año.

La rápida reactivación de la economía china, la primera en mostrar señales de crecimiento tras la pandemia de coronavirus, había generado una ola inversora en sus principales mercados financieros. Numerosos inversores extranjeros se volcaron a comprar acciones, ávidos de no perderse la recuperación china, en momentos en que EE.UU. y Europa todavía trataban de controlar el Covid-19.

Fue así como se volcaron miles de millones de dólares en las bolsas chinas, e incluso una semana antes del derrumbe, se contabilizaban ingresos netos por u$s 35.000 millones desde enero de 2021. Toda una muestra de la confianza y optimismo que mostraban los inversores.

Otro color

Pero ahora las cosas tomaron otro color, y a nadie escapa que la causa del varapalo sufrido tiene que ver con la manera discrecional en que se maneja el gobierno de Xi Jinping en materia de interpretación y modificación de las reglamentaciones vigentes.

Lo que tantas veces se critica en la Argentina como falta de seguridad jurídica, en los últimos tiempos viene sucediendo a cuentagotas en China, con medidas tomadas por el gobierno que intervienen en distintos sectores de actividad, cambiando de un día para el otro las regulaciones según su conveniencia.

A fines del año pasado, el intervencionismo público había apuntado hacia las plataformas de internet como los gigantes Alibaba y Tencent. De hecho, el fundador de Alibaba, Jack Ma, había desaparecido durante tres meses, y hasta se temió que estuviera encarcelado, tras una serie de comentarios críticos contra el gobierno. Finalmente, el empresario volvió a aparecer, pero con una postura mucho más sumisa que antes.

Luego, la presión estatal se cebó con las compañías listadas en Wall Street, con el ejemplo más flagrante de Didi (la versión china de Uber), cuya salida a bolsa fue suspendida a último momento.

Y ahora, el rodillo del Estado pasó por encima del sector de la educación privada, barriendo en el camino a empresas poco conocidas en Occidente, como Gaotu Techedu, TAL Education o New Oriental Education, pero que juntas valían en los mercados más de u$s 100.000 millones.

De hecho, esta ofensiva gubernamental provocó fuerte caídas de más del 70% en cada una de estas acciones de las compañías especializadas en brindar apoyo escolar, algo que genera mucha incertidumbre en inversores internacionales, poco acostumbrados a que pase lo mismo en mercados de países desarrollados.

Pervertido por el capital

El golpe fue duro, ya que las autoridades prohibieron que los extranjeros inviertan en este sector, "pervertido por el capital", según el gobierno. Y obligaron a estas empresas a dejar de generar ganancias y convertirse en organizaciones sin fines de lucro.

"Si un sector que pesa por u$s 100.000 millones puede desaparecer de un día para el otro, es legítimo que los inversores se hagan preguntas respecto de su grado de exposición a los mercados chinos", afirmó el analista Haiyan Li-Labbé, de la consultora Carmignac.

Muestra de la gran desconfianza que provocaron estas medidas, el índice MSCI China, que reúne a todas las acciones que cotizan en el país, Hong Kong y Wall Street, cayó un 25% desde su valor máximo de febrero pasado.

"China no es un mercado como los demás. Es imposible luchar contra el gobierno. Es importante entender cuáles son las prioridades del Partido Comunista antes de invertir, lo que no convence a todos los inversores", agregó el experto.

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