

Un año después de su polémica emisión, el bono a 100 años por u$s 2.750 millones que emitió la Argentina, ya está en valores mínimos, afectado por la fuerte ola de desconfianza extranjera.
El bono que debutó en los mercados el 28 de junio del año pasado con una Tasa Interna de Retorno (TIR) de 7,9% ya vio bajar su precio a mínimos y rinde un récord de 9,3%.
Lejos quedaron las consignas de un país estable con las que el Gobierno de Mauricio Macri respaldó la salida de este título a los mercados. Con una suba del dólar superior al 50% en los primeros 6 meses de 2018, una inflación indomable que se mantiene en niveles de 25% interanual y tasas de referencia que no bajan del 40%, y en medio de un fuerte "fly to quality" de los inversores internacionales, el bono más largo de la curva local es uno de los más afectados.

"Si bien tuvo mucho mala prensa en su salida al mercado, fundamentalmente en los que argumentan contra la política de endeudamiento del Gobierno, de algún lado debería salir el capital necesario para cubrir la brecha del déficit que habían dejado las administraciones anteriores. Creo que el Gobierno aprovechó el momento justo y desde el punto de vista del inversor el rendimiento que tiene este bono por estos días es el mismo que el bono a 2048", dijo Gustavo Neffa, de Research for Traders.
Las perspectivas no son para nada alantadoras para los tenedores de este bono, por lo menos en el corto plazo. "Lo peor está por venir para el bono del siglo, con el rendimiento probable de romper la barrera del 10% pronto a medida que las tasas globales comiencen a subir lideradas por la Reserva Federal de Estados Unidos", dijo a la agencia de noticias internacional Bloomberg Guido Chamorro, gerente de inversiones senior de Pictet Asset Management Limited en Londres.
Sin embargo, en una economía tan afectada por la coyuntura y lo urgente, una baja de los activos de largo plazo también puede significar una oportunidad de compra, más aún si se considera que todavía le restan 99 años para ser saldado o desaparecer. "Donde ven malas noticias, nosotros vemos una ventana de compra", le djo a Bloomberg Michael J. Roche, que sigue los mercados emergentes como estratega con sede en Nueva York en Seaport Global Holdings.
"El programa del FMI y la presencia de cambios de política favorables al gobierno han alentado a los administradores de dinero a acumular el bono del siglo en la debilidad", dijo Roche. "Cada aumento adicional de 20 puntos base en el rendimiento generará más demanda, por lo que hasta un rendimiento del 10% es posible, pero puede equivaler a una de esas oportunidades mantenidas brevemente".













