Los primeros efectos de la recesión comenzaron a sentirse en los márgenes de rentabilidad de los bancos. La expectativa del sistema financiero local es que la suma de la devaluación, la caída del poder de compra del salario y el parate en la actividad hagan mella en el beneficio bancario en los próximos meses.

La semana pasada, las principales entidades presentaron sus balances, con ganancias que decepcionaron al mercado por estar por debajo de lo esperado.

"El denominador común han sido las sorpresas negativas, sobresaliendo la línea de ganancias netas", destacó un reciente informe de la consultora Delphos para sus clientes. "Hay otro driver negativo, hasta ahora en silencio, y que en el próximo tiempo deberá ser monitoreado con cuidado: la incobrabilidad. El desequilibrio macro y su consecuente efecto recesivo sobre la economía local lleva a que aumenten las carteras de incobrabilidad por una evidente incapacidad de pago", destacaron.

Si bien es cierto que el ratio de mora en el sistema financiero argentino está por debajo de lo que registran otros países de la región, también se observa un lento pero un sostenido aumento de estos niveles. Desde el fin del gobierno de Cristina Kirchner, la mora pasó de 1,5% al 2,2%.

El alza de tasas de interés y la disminución en términos reales del salario, ha comenzado a impactar en el nivel de regularidad del crédito al consumo. Estas líneas de financiamiento representaron en la última década el 40% del total del crédito al sector privado no financiero. Y justamente ahora son las que presentan un aumento en los atrasos.

Una situación similar se había vivido en 2009, en medio de la crisis financiera global. "Esto significa un cambio estructural en el perfil de riesgo de los créditos a nivel local. Mientras que la crisis del 2001 deterioró más fuertemente la situación crediticia de empresas, hoy se observa un efecto más negativo sobre la cartera de créditos a familias. Destacamos que la incobrabilidad se concentra en el segmento de créditos al consumo", explicaron los analistas de Delphos.

Acá aparece otra diferencia con respecto a lo que ocurrió en los bancos en plena crisis de 2001: en aquel momento creció fuertemente la mora en líneas de crédito con garantía real, como hipotecarios y prendarios. Pero también otro dato que preocupa por igual al sector bancario y a los inversores: desde el comienzo de la era Macri las líneas que financiaban el consumo de los hogares fueron tomando protagonismo, hasta llegar a representar el 46% del total. Ahora, desde el segundo trimestre de este año, se observa una desaceleración de este incremento.

Con este panorama, hay un dato que no se puede dejar de seguir de cerca: el nivel de empleo. Es que, pese a que el salario real se recompuso a principios del año pasado, no sirvió para frenar el aumento de las irregularidades de los pagos. El último dato del INDEC mostró un incremento de 2 puntos porcentuales en el desempleo hasta llevarlo a 9,1%.

Precios bajos, para osados

Desde el punto de vista del inversor, la caída del precio de los activos bancarios puede verse, pese a la incertidumbre, como una oportunidad de compra. "Los balances en líneas generales no fueron malos", afirmó Lucas Gardiner, director de Portfolio Personal. "Si bien es difícil pensar en una recuperación en los activos en el corto plazo, los bancos han quedado baratos, sobre todos para aquellos que ven que Argentina sale a flote después de la tormenta", dijo.