Se espera que la Reserva Federal ralentice esta semana el ritmo al que sube las tasas de interés, enviando una señal, al mismo tiempo, de que aún no está cerca de poner fin a su histórica campaña de endurecimiento de la política monetaria dadas las persistentes presiones inflacionarias. El Comité Federal de Mercado Abierto [FOMC, por sus siglas en inglés], que este año ha tenido dificultades para ajustar su política monetaria con la suficiente rapidez para seguir el ritmo de la inflación, se dispone a poner fin en su última reunión de 2022 a la serie de alzas de 0,75 puntos porcentuales iniciada en junio. En su lugar, optará por un movimiento de medio punto, lo que elevaría la tasa de los fondos federales a un rango de entre el 4,25% y el 4,5%. El mensaje de la Reserva Federal es que un ritmo más lento de suba de tasas no significa que esté menos comprometida con la reducción de la inflación hasta su objetivo del 2%. El miércoles, los responsables de la Reserva Federal anunciarán un nuevo endurecimiento de la política monetaria el año que viene y volverán a insistir en la necesidad de mantener las tasas en un nivel alto durante un periodo prolongado. "Se les escuchará decir: 'no es el momento de relajarse'", afirmó Karen Dynan, exfuncionaria de la Reserva Federal que anteriormente fue subsecretaria de Política Económica del Departamento del Tesoro. "Vemos una y otra vez que la gente es muy optimista sobre cuánto va a costar arrancar esta inflación". Los funcionarios de la Fed reforzarán su mensaje el miércoles con un nuevo conjunto de proyecciones económicas, que detallarán sus puntos de vista individuales sobre la tasa de los fondos federales, el crecimiento económico, el desempleo y la inflación hasta 2025. Jay Powell, el presidente de la Reserva Federal, ya ha admitido que el techo de 4,6% previsto hace tres meses -la última vez que se publicaron las previsiones- tendrá que elevarse "algo más" debido a los indicios de que la economía mantiene un impulso excesivo. Las condiciones financieras también se han relajado en las últimas semanas, a medida que los activos de riesgo han repuntado y los costos de los créditos han disminuido, contrarrestando el endurecimiento de la política que la Reserva Federal ya ha puesto en marcha. Ahora, es probable que los miembros del FOMC y otros presidentes regionales muestren un tope de la tasa de interés oficial de entre 4,75% y 5,25% y se espera que ese nivel se mantenga a lo largo de 2023, ya que la inflación subyacente se mantiene persistentemente alta, en torno al 3%. Muchos analistas de la Reserva Federal esperan que el dot plot [gráfico de puntos] de las expectativas individuales sobre tasas de interés indique una mayoría a favor de que la tasa oficial alcance un tope por arriba del 5%, con una cohorte que se sitúe justo por debajo de ese nivel, en lo que llaman la 'tasa final'. La diferencia se explica por las incipientes divisiones entre los responsables de la Reserva Federal sobre el grado de restricción necesario para situar la inflación en el nivel deseado. "En mi opinión, la Reserva Federal se está acercando a una política adecuada, lo que significa que estamos entrando en una fase que implica cambios menores y una calibración más cuidadosa de la política", afirmó Brian Sack, director de economía mundial del grupo DE Shaw y exoficial senior de la Fed. Algunos funcionarios, como la vicepresidenta Lael Brainard y el saliente presidente de Chicago, Charles Evans, han advertido sobre la posibilidad de que la Fed se exceda en el endurecimiento monetario, argumentando que la inflación se moderará rápidamente a medida que las distorsiones relacionadas con la oferta sigan desapareciendo y los precios de la vivienda extiendan su rápido descenso. Otros, como Loretta Mester, de Cleveland, y el gobernador Christopher Waller, siguen preocupados sobre todo por el hecho de que la Reserva Federal vuelva a subestimar el problema de la inflación, especialmente en lo relacionado a las presiones salariales derivadas de un mercado laboral resistente. Matthew Luzzetti, economista jefe para Estados Unidos de Deutsche Bank, advirtió de que una previsión de tasas pesimista para 2023, que caracterizó como una tasa final de 4,9%, podría limitar las opciones de la Reserva Federal en un momento en el que necesita mantener la mayor flexibilidad posible dadas las inciertas perspectivas. "Una tasa de 4,9% sugeriría una pausa en marzo, y no creo que confíen mucho en que ese sea el momento", dijo. "Ofrecer en el dot plot una tasa final un poco más alta sería útil desde el punto de vista de la comunicación". Los operadores en los mercados de futuros de los fondos federales siguen apostando a que la Fed cambiará bruscamente de rumbo el año que viene y recortará las tasas de interés para diciembre -sin embargo, Marc Giannoni, que trabajó en la Fed en Dallas y Nueva York, espera que los funcionarios contrarresten esa expectativa, aplazando las previsiones de recortes hasta 2024. Cualquier vacilación en ese punto "corre el riesgo de relajar las condiciones financieras más rápidamente de lo que les gustaría", advirtió Giannoni, ahora en Barclays. Powell ha reconocido que cuanto más suban las tasas y más tiempo permanezcan altas, más estrecho será el camino hacia un "soft landing" [aterrizaje suave], en el que la inflación vuelva al 2% sin recesión. Aunque el titular de la Fed sigue sosteniendo que ese resultado es plausible -y se espera que las previsiones de los funcionarios reflejen lo mismo, incluso aunque rebajen sus estimaciones de crecimiento y aumenten sus predicciones de desempleo-, los funcionarios de la Fed admitieron el mes pasado que una recesión era "casi tan probable" como las posibilidades de evitarla. En una reciente encuesta conjunta realizada por el Financial Times, el 85% de los economistas encuestados pronosticaron una recesión para el año próximo. En caso de contracción, la tasa de desempleo superaría el 5,5%, según la mayoría, muy por encima del 3,7% actual.