Un éxodo de italianos educados en busca de mejores oportunidades en el extranjero está agravando la presión económica derivada del rápido envejecimiento de la fuerza laboral, advirtió el gobernador del Banco de Italia. Fabio Panetta señaló que Italia debe tomar más medidas para retener su capital humano y garantizar que los jóvenes estén empleados de manera productiva para sostener el crecimiento. "Es necesario crear oportunidades laborales atractivas para los muchos italianos que abandonan el país en busca de mejores perspectivas", declaró Panetta el viernes. Unas 156.000 personas abandonaron Italia el año pasado con destino a Alemania, España, el Reino Unido y otros países, lo que representa un aumento del 36,5% respecto a los emigrantes de 2023. En total, casi 191.000 personas salieron de Italia en 2024, incluyendo 35.000 residentes extranjeros de largo plazo, principalmente rumanos que regresaron a su país, según la agencia oficial de estadísticas italiana, Istat. Se trata del nivel más alto en un cuarto de siglo. Italia sufre uno de los descensos poblacionales más graves de Europa, tras décadas de caída de la natalidad. Actualmente, alrededor de una cuarta parte de los 59 millones de habitantes tienen más de 65 años, mientras que solo el12% son menores de 14 años. Se prevé que la población en edad laboral se reduzca en otros 5 millones de personas para 2040. La emigración aumenta aún más la presión. Más de un millón de italianos se trasladaron al extranjero entre 2014 y 2023, con una cifra de salidas anuales que creció de forma constante, según Istat. Poco más de la mitad de esa cantidad regresó al país tras vivir en el exterior. De los que emigraron, más de un tercio -367.000 personas- tenían entre 25 y 35 años, incluidos 146.000 graduados universitarios. Solo 113.000 italianos del mismo rango etario regresaron, de los cuales menos de 50.000 eran graduados universitarios. "El saldo migratorio de jóvenes graduados ha sido consistentemente negativo, con una pérdida neta de unos 97.000 en la última década, un déficit significativo de capital humano calificado", indicó un informe de Istat publicado el mes pasado sobre la situación del país. El éxodo de jóvenes educados no ha hecho más que acelerarse con el tiempo. En 2014, solo uno de cada tres emigrantes italianos tenía título universitario, mientras que en 2023 -último año con datos detallados- la mitad de los que se marcharon poseían al menos un título universitario, según Istat. En los últimos años, también proliferaron portales en italiano, como el de la agencia sueca de empleo Workwide, que ofrecen oportunidades para trabajar en el exterior. Países más lejanos, como Canadá, también buscan profesionales como enfermeros, conductores y contadores. Panetta afirmó que uno de los factores que impulsa la emigración es que los salarios reales en Italia están por debajo de los niveles del año 2000, debido al impacto inflacionario posterior a la pandemia. "Los salarios reales han crecido mucho menos que en otros grandes países europeos", señaló. El Banco de Italia estima que la reducción proyectada de la población en edad laboral podría provocar una caída del 11% del PBI, aunque Panetta indicó que Italia podría atenuar la escasez de mano de obra incorporando más trabajadores extranjeros. "La inmigración legal puede contribuir de forma significativa, especialmente en los sectores de la construcción y el turismo, que enfrentan una creciente escasez de trabajadores", afirmó Panetta.