
El año 1984 no fue bueno para Corea del Norte. Ese año los bancos occidentales declararon a Pyongyang en cesación de pagos de los bonos que había vendido la década anterior. De esa manera, el solitario Estado perdió todo posible acceso a la financiación.
Sin embargo, el préstamo defaulteado no desapareció. Por el contrario, el banco francés BNP lo reformuló una década después convirtiéndolo en deuda nominada en francos suizos y marcos alemanes. Desde entonces, esos bonos se negocian.
Quienes invierten en la deuda defaulteada de Corea del Norte, que no paga intereses, creen que el país no puede seguir aislado del mundo por siempre. No está a la vista ningún pago del préstamo, pero los precios de los certificados de préstamos securitizados oscilaron durante años entre 60 centavos de dólar y menos de 10 centavos, dependiendo de las noticias sobre el país y los indicios sobre el futuro de las sanciones.
Ahora la batalla entre la Argentina y los inversores con bonos defaulteados por el país despertaron interés en mercados como los que mueven los certificados norcoreanos, que son parte de un mundo pequeño e ilíquido de deuda híper-exótica en problemas.
Si los hedge funds que no entraron al canje de deuda reciben el dinero que el juez neoyorquino Thomas Griesa sostiene que se les debe, podrían lucrar no sólo con el descuento al que compraron los bonos, sino también con los intereses impagos desde el default. Los intereses vencidos pueden ser una fuente de ganancias espectaculares para los inversores con gran paciencia para esperar.
Cuando Irak dejó de pagar sus bonos soberanos en los ochenta, no se pagaron intereses durante más de dos décadas, hasta que el país reestructuró su deuda en 2006. Vietnam abonó los intereses adeudados con préstamos que había negociado a menos de 5 centavos de dólar en los noventa, cuando regresó a los mercados de capitales; y la deuda libia, que también cotizaba a menos de 5 centavos en los noventa, se negoció a cerca de seis veces eso cuando fue reestructurada.
La posibilidad de recibir este tipo de retornos explica porqué algunos inversores analizan comprar deuda en problemas emitida por la diminuta isla de Nauru en el Pacífico sur, que actualmente cotiza a 5 centavos de dólar, o deuda de Sudan.
De muchas maneras, esta deuda híper exótica es el activo con menor correlación que uno puede conseguir porque lo que importa es la estrategia internacional y la política interna, y no los mercados de capitales en general, aseguró Stuart Culverhouse del especialista en mercados frontera Exotix. Sin embargo, asegura que la cantidad de países con deuda defaulteada que cotiza en mercados secundarios es cada vez menor.
La deuda exótica de frontera se puso de moda. Los primeros bonos soberanos emitidos por Ruanda y Kenia captaron niveles de interés inesperados por parte de los inversores que buscan rendimiento. Eso provocó preocupación en algunos cuarteles.
Hay una creciente falta de conciencia sobre la iliquidez y el riesgo implícito que asumen los inversores a medida que bajan en la curva en busca de rendimiento, en este mundo de interés cero, aseguró Sam Vecht del fideicomiso de inversiones BlackRock Frontiers.
Pero otros sostienen que la inversión a largo plazo en deuda soberana defaulteada no necesariamente es el riesgo unilateral que parece. La posibilidad de financiarse a bajo costo también presiona a los países, como Argentina, a resolver deudas pendientes si lo que quieren es volver a los mercados de capitales.














