Menos de seis meses atrás, el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, estaba en Buenos Aires felicitando al presidenteJavier Milei por "haber sacado a la Argentina del precipicio", mientras el libertario aseguraba más de U$S 40.000 millones en préstamos del FMI y de organismos multilaterales para apuntalar a su gobierno. Ahora, con tropiezos políticos y económicos que desataron el pánico en los mercados, la nación sudamericana vuelve a estar al borde, y el gobierno de Trump se prepara para rescatar a su aliado ideológico. En un aparente intento de detener la venta masiva de activos argentinos, Bessent anunció el lunes que la administración Trump "está lista para hacer lo que sea necesario" para apoyar a la Argentina y que "todas las opciones de estabilización están sobre la mesa". Entonces, ¿cómo fue que el autoproclamado milagro económico de Milei estuvo tan cerca de desmoronarse? El economista libertario, cuyos héroes incluyen al evangelista del libre mercado Milton Friedman, logró éxitos tempranos. Su drástico programa de austeridad equilibró el presupuesto y redujo la inflación anual desde un pico del 289% en abril de 2024 hasta el 34% en agosto. Pero los economistas señalan un gran error: obsesionado con mantener la inflación baja a toda costa, Milei sostuvo artificialmente fuerte el valor del peso, lo que dañó el crecimiento económico, atrajo importaciones e impidió que la Argentina acumulara los dólares necesarios para pagar una montaña de deuda externa. "Es el problema de la manta corta: el gobierno se cubrió demasiado del lado de la inflación y no se cubrió del lado de las reservas, quedando vulnerable a un shock político", dijo Guido Sandleris, ex presidente del Banco Central de la Argentina y profesor en la Universidad Johns Hopkins y la Universidad Torcuato Di Tella. Ese shock llegó el 7 de septiembre, cuando los libertarios de Milei sufrieron una derrota inesperada y aplastante en las elecciones locales de la provincia de Buenos Aires, donde vive más de un tercio de los argentinos y que era vista como un termómetro para las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre. El resultado golpeó a unos mercados ya nerviosos por un escándalo de corrupción que involucraba a la hermana y jefa de gabinete de Milei, Karina; por la ruptura de sus alianzas con la oposición centrista; y por una serie de medidas monetarias erráticas, entre ellas subas de tasas de interés que fortalecieron al peso pero debilitaron la actividad económica. El peso se desplomó casi un 10% en quince días, tocando el piso de una banda cambiaria adoptada en abril cuando Milei relajó los estrictos controles cambiarios tras obtener un préstamo de U$S 20.000 millones del FMI. Crecieron los temores entre los inversores locales de que el gobierno tendría que abandonar la banda y devaluar el peso, lo que intensificó la demanda de dólares y aceleró la corrida. El Banco Central gastó U$S 1.100 millones en tres días la semana pasada para sostener la moneda. Las ventas de dólares, a su vez, inquietaron a los bonistas, que temen que el gobierno esté quemando las escasas reservas en divisas que eventualmente necesitará para pagar deudas, lo que desplomó los precios de los bonos. El FMI ya había advertido a fines de julio que las reservas internacionales del país, netas de pasivos como la deuda cambiaria con bancos, habían caído a más de U$S 6.000 millones en negativo, tras no cumplir una serie de metas. "La derrota electoral quitó el velo y dejó al descubierto todos los problemas que estaban ocultos", dijo Carlos Melconian, economista y ex presidente del Banco Nación, señalando las políticas cambiarias "completamente inconsistentes" de Milei y su "falta de interés en acuerdos políticos". Milei recibió un respiro el lunes. La oferta de apoyo de Bessent, que debía discutirse en una reunión del martes entre él, Trump y Milei, ayudó a calmar a los mercados: el peso rebotó un 6% y los rendimientos de la deuda en dólares de la Argentina -que se mueven de manera inversa a los precios- cayeron un 3,7%. Al mismo tiempo, Milei anunció la eliminación temporal de los grandes impuestos a las exportaciones agrícolas, incentivando a los exportadores a vender parte de miles de millones de dólares en cosechas almacenadas y aumentando el acceso del Banco Central a divisas. "Detuvieron la hemorragia", dijo Nery Persichini, jefe de investigación de la sociedad de bolsa local GMA Capital, y agregó que las medidas del lunes podrían ser suficientes para mantener al peso lejos de su límite inferior antes de las elecciones legislativas, lo que protegería las reservas del Banco Central. Pero los analistas advirtieron que la ayuda de EE.UU., además de los miles de millones en préstamos multilaterales que ya recibió la Argentina, no resolverá los desafíos políticos y económicos más profundos que llevaron a Milei a la crisis. "La Argentina no se puede arreglar en este punto solo con más financiamiento oficial internacional disponible", dijo Alejandro Werner, director del Instituto de las Américas de la Universidad de Georgetown. Como jefe del departamento del hemisferio occidental del FMI, Werner supervisó el rescate récord de 57.000 millones de dólares en 2018. El Fondo de Estabilización de Cambios de EE.UU., que según Bessent puede usarse para ayudar a Buenos Aires, tiene más de U$S 200.000 millones en activos. Pero la gran mayoría no puede accederse fácilmente, y el fondo solo cuenta con unos 22.000 millones en valores líquidos. Werner agregó: "El financiamiento de EE.UU. no será suficiente para estabilizar a la Argentina a menos que se forme una nueva coalición política que respalde el programa económico del país". Milei ha alejado a los aliados moderados de la oposición en el Congreso con su agresiva estrategia de campaña local. Estos se han alineado con el movimiento peronista de izquierda para aprobar una serie de aumentos de gasto en las últimas semanas, inquietando a los inversores. Los esfuerzos del gobierno por reconstruir alianzas tras la derrota en Buenos Aires se han estancado, mientras los poderosos gobernadores provinciales esperan negociar después de las elecciones de medio término. Joaquín Cottani, economista que se desempeñó como segundo del ministro de Economía Luis Caputo durante los primeros seis meses de la presidencia de Milei y que renunció por diferencias en la política cambiaria, dijo que el apoyo de EE.UU. "solo ayudará" si el gobierno también implementa "políticas cambiarias y monetarias consistentes". Eso incluye dejar flotar el peso, implementar un plan para acumular reservas y controlar las tasas de interés, agregó. "Espero que el Tesoro fije esas condiciones firmes para su apoyo antes de darle a la Argentina acceso a un solo dólar".