Covid en China: el récord de casos aumenta el miedo por cuarentenas masivas y estrictas

China está sufriendo un récord de casos de Covid, pero mientras los costos económicos y sociales aumentan, Beijing no ofrece un plan de salida para los interminables confinamientos.

En septiembre de 2020, el presidente Xi Jinping concedió medallas a los héroes de la batalla de China contra el coronavirus y declaró que su gestión de la pandemia había demostrado, una vez más, la superioridad del sistema político de Beijing.

Dos años después y, lejos de vencer a la pandemia, China está sufriendo un récord de casos y de confinamientos, su política de Covid-19 es confusa y no tiene un camino claro de salida dadas las bajas tasas de vacunación del país entre los ancianos, y sus vulnerabilidades sanitarias.

Ante el aumento de los costos económicos y sociales derivados de las contradictorias directrices políticas, Beijing debe establecer criterios explícitos para la reapertura basados en la cobertura de la vacunación y la disponibilidad de unidades de cuidados intensivos para tratar una inevitable ola de casos, según Yu Jie, investigador principal de Chatham House, un think tank británico.

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En última instancia, deben establecerse estas condiciones, dijo, "porque ya no es sólo una cuestión de salud pública, es una cuestión económica".

La vacunación contra el coronavirus es uno de los principales retos de Xi. Según los últimos datos oficiales, un tercio de los 267 millones de chinos mayores de 60 años no ha recibido la tercera dosis de la vacuna. El refuerzo es necesario para alcanzar altos niveles de protección contra la variante Ómicron.

Un gran problema reside en la cultura china, que es más reacia al riesgo que muchos otros países cuando se trata de enfermedades y vacunas, dijo Xinran Andy Chen, analista de la consultora china Trivium.

Aunque la tasa de indecisión sobre las vacunas entre la población anciana de China es relativamente alta y anterior a la pandemia, el problema se ha visto agravado por los mensajes oficiales sobre los peligros de Covid en los últimos dos años y medio.

A pesar de los enormes poderes de control social del Partido Comunista, ordenarle a los adultos mayores que se vacunen es considerado un paso demasiado lejos, incluso para Xi, por miedo a que provoque una "dramática resistencia social".

"No quieren imponer una orden de vacunación [pero] no pueden permitirse que los ancianos mueran. Por eso se mantienen los estrictos controles de Covid", dijo Chen.

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Este mes, Xi intentó suavizar las restricciones de Covid Cero. El Consejo de Estado, el gabinete de China, redujo los periodos de cuarentena y detuvo el rastreo de los contactos estrechos de segundo grado de los casos positivos confirmados. Las medidas también estaban destinadas a aliviar la presión sobre el sistema de cuarentena centralizado que ahora aloja a más de un millón de personas.

Sin embargo, Ernan Cui, analista del grupo de investigación de Gavekal, dijo que el intento de estabilizar la economía sólo había creado "incertidumbre política generalizada" y había hecho que "la pandemia fuera aún más difícil de controlar".

Un asesor gubernamental que reside en Beijing, cercano al Centro de Control y Prevención de Enfermedades chino, dijo que el momento de la "apertura" dependía de la producción de vacunas de mayor calidad y de su amplia disponibilidad.

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Señaló que se están desarrollando más de una docena de nuevas vacunas, incluidas seis que utilizan la tecnología del ARNm. Sin embargo, Beijing no puede tolerar una tasa de mortalidad del 0,2% de los casos, como se ha visto en Taiwán, y los funcionarios no descartan volver a los confinamientos de ciudades, al estilo de Shanghai, si se considera que los brotes están fuera de control.

"No hay forma de abrir en este momento", dijo.

Los expertos creen que las principales vacunas fabricadas en China proporcionan altos niveles de protección contra la enfermedad grave y la muerte con tres dosis. Pero son menos eficaces y el efecto disminuye más rápidamente que la tecnología ARNm desarrollada por BioNTech/Pfizer y Moderna, que se utiliza en Occidente.

Chen, de Trivium, añadió que el gobierno chino creía que los beneficios de las vacunas fabricadas en el extranjero eran superados por los riesgos políticos y económicos.

Desde el punto de vista de Beijing, "el costo de perder el orgullo nacional, el costo de perder cuota de mercado en favor de un competidor extranjero, es mucho mayor que utilizar una vacuna marginalmente mejor que no es 100% eficaz para prevenir la infección", dijo.

Todo ello a pesar de las consecuencias económicas. El crecimiento de China se ha ralentizado hasta alcanzar las tasas más bajas de las últimas décadas, mientras que el desempleo juvenil se ha elevado hasta un récord del 20%, ya que los constantes confinamientos minan la demanda de los consumidores y dificultan la producción.

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A medida que el número de casos se dispara, hay cada vez más señales de intervención central en las ciudades chinas, lo que significa un retorno a los tests masivos y la cuarentena.

Por ejemplo, tras una inspección realizada a la megaciudad suroccidental de Chongqing, el viceprimer ministro Sun Chunlan, que es el máximo responsable en la aplicación de la política de Covid Cero de Xi, le ordenó a los funcionarios que eliminaran toda la transmisión comunitaria en ocho días.

Ese objetivo, según un funcionario local, era "imposible" de cumplir, lo que significa que la situación corre el riesgo de reflejar lo sucedido hace unos meses en Shanghai, cuando una cuarentena inicial de dos días terminó prolongándose por dos meses.

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Otro reto para que China cambie de rumbo en lo que respecta a la política de Covid Cero sería la narrativa del Gobierno. Las autoridades necesitan un mensaje diferente para convencer a un público temeroso de que es posible vivir con el virus.

Hu Xijin, exjefe de redacción del Global Times, un periódico nacionalista, le dijo al Financial Times que los chinos de a pie estaban "muy preocupados" por los riesgos de la infección, especialmente por los peligros para los niños y los ancianos, así como por la amenaza de la cuarentena.

Hu, que también está en cuarentena, dijo que los medios de comunicación estatales no habían realizado campañas para enfatizar los peligros del virus intencionalmente. "Nunca recibí tales instrucciones durante mis dos últimos años como jefe de redacción", afirmó.


Sin embargo, dijo que después de ver el manejo de la pandemia en Estados Unidos y gran parte de Occidente -y el elevado número de muertos- muchos chinos adquirieron un fuerte "sentimiento de orgullo" por la inciativa de Covid Cero del país.

Liqian Ren, que gestiona las inversiones en China en la empresa estadounidense WisdomTree Asset Management, cree que el abandono de la política de Covid Cero debe ir precedido de un cambio drástico en el mensaje interno desde las altas esferas: el propio Xi.

"La maquinaria propagandística tiene que cambiar, para decir 'esta no es una enfermedad que asuste', 'tenemos hospitales' y 'este es el éxito del partido'", dijo.

Subrayando las deficiencias del sistema sanitario chino, el Banco Asiático de Desarrollo aprobó el mes pasado un préstamo de u$s 300 millones para mejorar los servicios sanitarios públicos en dos de las regiones más pobres de China. Sus expertos señalaron que la pandemia había puesto de manifiesto las "deficiencias" del sistema sanitario financiado por el Estado y había demostrado que los hospitales chinos eran "especialmente vulnerables a los aumentos de ingresos".

Ben Cowling, profesor de epidemiología de la Universidad de Hong Kong, afirmó que el sistema sanitario chino corre el riesgo de verse desbordado como el de Hong Kong a principios de este año si no sigue los pasos de Singapur en la preparación de un plan de salida. Ello implicaría cambiar radicalmente las políticas de Covid Cero para que sólo se hospitalicen los casos graves.

"En Hong Kong, no había un plan concreto de salida; incluso a principios de marzo de 2022 [en el momento álgido de un gran brote], todavía había aislamiento de casos muy leves en el hospital y en instalaciones de aislamiento cuando los recursos deberían haberse ahorrado para los más graves", dijo. "La preparación marca una gran diferencia".

Otros son menos pesimistas. Ryan Manuel, CEO de Bilby, una consultora que analiza documentos del gobierno chino, dijo que Beijing había señalado que en última instancia se embarcaría en una reapertura escalonada basada en la capacidad de enviar equipos de apoyo médico de todo el país.

Si bien esto significa que cualquier reapertura será "fragmentaria", también significa que "no va a haber un 'y que sea lo que sea'", dijo Manuel.

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