TURISMO

Todos esos pueblos desaparecieron bajo el agua: qué les pasó y cómo visitarlos

España tiene lugares escondidos que esperan por recorrerse. Estos tres pueblos, sepultados abajo del agua, tienen historias que esperan ser contadas.

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Tanto las leyendas como los libros de historia cuentan relatos de pueblos o ciudades que dejaron de existir de un momento a otro. Una de las primeras que suelen venir a la mente es Pompeya, la ciudad romana que fue sepultada bajo la lava del volcán Etna. El pueblo neolítico de Skara Brae, ubicado en la ahora Escocia, fue atrapado por fuertes arenas alrededor de 2500 a.C., volviendo a ver la luz tras una excavación a principios del siglo XX.

En España existen poblados y edificaciones que se han perdido, enterrados bajo el agua de embalses y pantanos. La mayoría de estos desaparecieron entre las décadas del 40 y el 50, a raíz de construcciones destinadas al almacenamiento de agua. Las estructuras provocaron crecidas que terminaron devorando estos lugares.

Turistas que recorren estos lugares aseguran que son imágenes difíciles de olvidar, tanto por su magnitud como por ser la única evidencia de que en algún momento hubo un pueblo en donde ahora hay agua.

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San Romà de Sau

Este poblado antiguo data del siglo X y está situado en lo que ahora es el municipio catalán de Vilanova de Sau. Se estima que su iglesia, de estilo románico lombardo, ya estaba en pié entre los años 1025 y 1050. El pueblo se considera deshabitado desde 1860, cuando se notificó que la iglesia no contaba con un párroco.

Tras la inauguración del embalse de Sau, el pueblo quedó sepultado en 1962. El campanario de la iglesia se hace visible en momentos donde el nivel del agua es bajo y, en épocas de sequía, el pueblo reaparece, haciendo posible visitar sus estructuras.

Real Sitio de La Isabela

Las termas situadas a la derecha del río Guadiela fueron populares desde los tiempos romanos. En 1817, la Reina Isabel de Braganza acudió a este lugar para mejorar su salud. Fue tal el éxito de su tratamiento, que el rey Fernando VII erigió a su alrededor el pueblo de La Isabela. El mismo contaba con 50 viviendas, un cuartel de la Guardia Real, escuelas, posada, una iglesia dedicada a San Antonio de Padua y un sitio de reposo para el monarca.

El proyecto del embalse de Buendía hizo que el pueblo quedara atrapado bajo las aguas y sus últimos habitantes fueron trasladados en 1955. En días donde desciende el agua es posible ver las estructuras remanentes, donde destaca el grado de deterioro de las mismas.

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Fayón

El viejo Fayón está ubicado en donde ahora está el embalse de Mequinenza. Lo que supo ser el centro de un cordón de minas de lignito, este pueblo es tristemente célebre por haber sido parte de la Batalla del Ebro, uno de los más sangrientos enfrentamientos de la Guerra Civil. Su destino fue sellado en 1967, cuando la presa de Ribaroja encerró al Ebro y las aguas comenzaron a subir. El nuevo pueblo de Fayón está ubicado a 4 kilómetros de su antigua ubicación.

A diferencia de los otros pueblos mencionados, la torre de la iglesia del pueblo permanece al descubierto, incluso cuando él agua está alta. Esta estructura que data del siglo XVI es un monumento a la memoria del pueblo que alguna vez fue vital para la industria minera de España.

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