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Sí, en Netflix hay buen cine: 5 joyas ocultas que pueden ver los cinéfilos

"Se interpone un hombre" de Carol Reed; "Le Ballon rouge" de Albert Lamorisse. o ‘La última tentación de Cristo', de Martin Scorsese, son algunas de las películas escondidas en la plataforma.

Mucho se ha hablado de Netflix como la plataforma de streaming más popular en el mundo. Con un catálogo que no deja de sumar éxitos, la producción de contenidos propios le han asegurado la cabecera en el ranking mundial.

Más allá de sus éxitos de taquilla, muchos aficionados al cine han notado las sorpresas que esconde la plataforma y que en principio, no acaban de encajar con el resto de su programación. Aquí te dejamos cinco joyas del cine de culto para disfrutar en casa.

Se interpone un hombre (The man between, 1953), de Carol Reed

Cuatro años después de El tercer hombre, Reed volvió a un espacio, a una situación, a un tono y a unos subtextos similares: posguerra mundial, ciudad dividida -en este caso Berlín-, ambiente de espionaje, toques de cine negro, personalidades equívocas y variados chanchullos en torno a los bloques occidental y oriental. 

Los característicos planos inclinados de Reed para mostrar incomodidad en el espectador, ya experimentados en Larga es la noche y El tercer hombre, encuentra su cénit en el espectacular secuestro de la mujer protagonista, tan perdida como el personaje de Joseph Cotten en la obra maestra ambientada en Viena. 

Mientras, el eje siniestro de Orson Welles lo ejecuta esta vez James Mason. No es El tercer hombre, y sería injusto pedírselo, pero los fascinantes escenarios nocturnos y nevados de una ciudad aún derruida bien valen su recuperación, o su descubrimiento, pues es una película bastante desconocida.

Joe Kidd (1972), de John Sturges

Un ex cazador de recompensas ayuda a regañadientes a un rico terrateniente y a sus secuaces a localizar a un líder revolucionario mexicano. Una película llena de grandes nombres. Sturges, director de La gran evasión y Conspiración de silencio, y uno de los grandes del cine del Oeste. 

Elmore Leonard, guionista en solitario y prestigioso novelista, cuyos sentenciosos diálogos ofrecen un disparo a bocajarro en cada secuencia: "Parpadea, que se te van a caer los ojos". Lalo Schifrin, el reconocido compositor argentino, responsable de la música de títulos de la recordada serie Misión Imposible. Robert Duvall, un formidable villano. Y, por supuesto, Clint Eastwood, protagonista y productor a través de su compañía Malpaso.

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Vida en familia (Family Life, 1971), de Ken Loach

Janice Baildon es una joven de 19 años que se encuentra al borde del abismo. El ambiente claustrofóbico y opresor generado por la vida junto a unos estrictos padres desencadena en un colapso nervioso cuando tratan de obligarla a abortar el bebé que espera. La joven comienza un tratamiento psiquiátrico por su comportamiento esquizofrénico y los médicos pretenden que sean sus padres quienes se hagan cargo de su recuperación, ignorando el hecho de que son ellos quienes han provocado esa situación límite.

En 1967, un joven de 29 años que en aquellos días firmaba sus trabajos como Kenneth Loach realizó un impactante telefilme para la BBC titulado In Two Minds. Trataba, en tono casi documental, los problemas mentales de una joven, partiendo de la tesis del psiquiatra escocés R. D. Laing, entonces en boga y cercano a la antipsiquiatría: el vínculo entre la esquizofrenia y un ambiente familiar que favorece su desencadenamiento.

Cuatro años después, filmó una nueva versión para cines, de narrativa algo más convencional, eludiendo un tanto la tesis final, aunque mostrando el mismo ambiente opresivo para la chica. La religión, las presiones de sus padres para el aborto cuando la chica queda embarazada, el agravamiento de sus problemas, el tratamiento médico con electroshocks y el internamiento en una institución. De la cárcel del mal hogar, a la prisión médica. Estremecedora.

El globo rojo (Le Ballon rouge,1956), de Albert Lamorisse

Un niño solitario encuentra un globo rojo... ¿o quizá es al revés? Y ambos, el niño y el globo mágico, vagan por las calles de París. Allí donde va el chico, el globo no anda detrás. Y cuando el pequeño se mete en problemas, el globo acude al rescate... Un poético mediometraje (protagonizado por el propio hijo del director; un crío de 4 años de edad), sin apenas diálogos, que fue inesperadamente galardonado con el Oscar al mejor guión original.

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La última tentación de Cristo (The last temptation of Christ,1988), de Martin Scorsese.

Ahora que han pasado suficientes años desde su polémico estreno, quizá sea hora de reivindicar la altura de esta obra de la presuntamente menor década de los ochenta en el cine de Scorsese. Paul Schrader, su guionista, tan afecto a la teología y al simbolismo cristiano a lo largo de toda su carrera (junto a Scorsese y sin él), tuvo la oportunidad de explicitar buena parte de sus subtextos habituales en la adaptación de la novela de Nikos Kazantzakis

La culpa, la redención y, por supuesto, la tentación. La doble naturaleza de la figura de Cristo se despliega con profundidad hasta marcar las comprensibles dudas de alguien que, pese a su condición divina, era también un hombre en toda su extensión. Y esa maravilla de reparto, con Willem Dafoe como Jesús, Barbara Hershey como María Magdalena, Harvey Keitel como Judas y hasta David Bowie como Poncio Pilatos.

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