Historia

La democracia en peligro: las 18 horas en las que la dictadura estuvo a punto de volver

El 23 de febrero de 1981, el teniente coronel Antonio Tejero encabezó un intento de golpe de estado, amenazando a la joven democracia. Qué sucedió en esa jornada.

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El reciente aniversario del Día de la Constitución es un recordatorio sobre la importancia de la democracia española. La muerte de Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, fue el inicio de un proceso de transición que concluyó tres años después, cuando se promulgó la nueva Carta Magna.

Sin embargo, a pesar de los horrores del franquismo y el apoyo popular que tenía la joven democracia, hubo un intento de cambiarla y volver a un régimen militar. Esto ocurrió el 23 de febrero de 1981, el teniente coronel Antonio Tejero lideró un intento de golpe de estado que sacudió a España hasta la raíz.

Antecedentes históricos del 23F

Discurso de investidura de Adolfo Suarez, en 1979. (Fuente: Wikimedia Commons)

Después de casi cuatro décadas bajo la dictadura de Franco, España experimentó una transición hacia la democracia tras su muerte en 1975. Esta transición, aunque pacífica, fue un período de intensa incertidumbre y cambio político.

La instauración de un gobierno democrático, encabezado por Adolfo Suárez, marcó el comienzo de una nueva era. Sin embargo, la transición no estuvo exenta de desafíos. La joven democracia española enfrentó varios problemas, incluyendo tensiones regionales, particularmente en Cataluña y el País Vasco, crisis económicas, y un aumento en la actividad de grupos extremistas, tanto de izquierda como de derecha.

En este ambiente de inestabilidad, sectores conservadores del ejército y de la sociedad, nostálgicos del régimen franquista, comenzaron a contemplar la posibilidad de un golpe de Estado para restablecer el orden. Esta situación se vio exacerbada por la dimisión de Adolfo Suárez en enero de 1981, lo que creó un vacío de poder y aumentó la incertidumbre política.

Cronología del 23F

El 23 de febrero de 1981, en el Congreso de los Diputados, las Cortes Generales se reunieron para la votación de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo, tras la renuncia de Adolfo Suárez.

En un giro dramático, el teniente coronel Antonio Tejero, acompañado de guardias civiles armados, irrumpió en el Congreso. Armado y determinado, Tejero interrumpió la sesión, disparando al techo y tomando como rehenes a los diputados y al gobierno. Este acto simbolizaba una amenaza directa y violenta a la democracia recién instaurada en el país.

A medida que avanzaba la noche, la tensión aumentaba tanto dentro del Congreso como en todo el país. La clave para la resolución de esta crisis fue la intervención del rey Juan Carlos I. Su firme condena al golpe y su claro apoyo a la Constitución y la democracia, transmitidos en una alocución televisiva, jugaron un papel decisivo en desalentar el apoyo militar al golpe.

Tras este mensaje, varias unidades militares y de la Guardia Civil que inicialmente se habían mantenido neutrales o habían apoyado el golpe, comenzaron a alinearse con la legalidad constitucional. Este cambio fue un punto de inflexión en el desarrollo de los acontecimientos.

Al amanecer, la situación comenzó a normalizarse gradualmente. Los golpistas, al encontrarse aislados y sin el respaldo esperado, se vieron obligados a ceder. La liberación de los rehenes y la detención de Tejero y sus cómplices marcaron el fin de una jornada que duró 18 horas.

Los golpistas se entregan durante la mañana del 24 de febrero de 1981 (Fuente: YouTube)

Consecuencias del 23F

El fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 tuvo un impacto profundo y duradero en la política y sociedad española. Este intento de subversión, aunque fracasado, evidenció la fragilidad de la joven democracia.

De manera paradójica, este acontecimiento terminó fortaleciendo la democracia en el país. La unión y respuesta decidida de los partidos políticos, junto con la intervención clave del Rey Juan Carlos I defendiendo la Constitución, demostraron la resiliencia y el compromiso firme de España con su sistema democrático. 

A partir de esto, se implementaron medidas para garantizar su lealtad a la Constitución y al sistema democrático, minimizando su influencia en la política civil. 

En el ámbito político, reforzó la noción de que cualquier cambio político debía alcanzarse por medios democráticos y pacíficos. Se generó un debate más profundo sobre el papel de las instituciones, incluida la monarquía, en la nueva democracia.

A nivel social, aumentó la conciencia sobre la importancia de preservar la democracia y los valores constitucionales. La unidad mostrada por la ciudadanía y los líderes políticos en contra del golpe subrayó el rechazo al autoritarismo y un firme compromiso con la democracia.

Internacionalmente, la gestión exitosa de la crisis del 23-F mejoró la imagen de España, fortaleciendo su posición en Europa y facilitando su posterior integración en la Comunidad Económica Europea en 1986.

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