El astronauta que estuvo un año olvidado en el espacio cuando su país dejó de existir
La increíble odisea de Serguéi Krikaliov, el cosmonauta que orbitó la Tierra mientras la Unión Soviética se desmoronaba.
En mayo de 1991, el cosmonauta Serguéi Krikaliov despegó hacia la estación espacial Mir para una misión que inicialmente debía durar cinco meses. Sin embargo, durante su estancia en el espacio, la Unión Soviética colapsó, dejándolo en órbita sin una nación a la cual regresar. Esta es la historia del hombre que pasó de ser ciudadano soviético a ruso mientras orbitaba la Tierra.
Una misión rutinaria que se complicó
Krikaliov, ingeniero mecánico y piloto acrobático, partió el 18 de mayo de 1991 junto a sus compañeros Anatoli Artsebarski y Helen Sharman desde el cosmódromo de Baikonur, en la entonces República Socialista Soviética de Kazajistán. Su objetivo era realizar tareas de mantenimiento y actualización en la estación Mir. Lo que ninguno de ellos anticipó fue que, durante su misión, su país se desintegraría políticamente.
Mientras Krikaliov orbitaba la Tierra, las repúblicas soviéticas comenzaron a declarar su independencia. En agosto de 1991, un fallido golpe de Estado aceleró la disolución de la URSS. Para octubre, cuando Krikaliov debía regresar, la crisis económica y política impedía enviar una nave de relevo. Se le solicitó entonces que extendiera su estancia indefinidamente, a lo que accedió, consciente de los riesgos físicos y psicológicos que esto implicaba.
El "último ciudadano soviético"
Durante su prolongada estancia, Krikaliov se mantuvo informado de los acontecimientos en la Tierra a través de comunicaciones por radio. Desde su posición privilegiada, fue testigo de cómo la bandera soviética era arriada y reemplazada por la tricolor rusa el 25 de diciembre de 1991, fecha oficial de la disolución de la URSS. Este hecho le valió el apodo de "el último ciudadano soviético".
La situación financiera del programa espacial ruso era tan precaria que se vendieron plazas en las misiones espaciales a otros países para financiar las operaciones. Austria y Japón pagaron sumas millonarias por enviar a sus ciudadanos al espacio, mientras Krikaliov continuaba esperando su relevo.
Un regreso esperado
Finalmente, tras 312 días en órbita y más de 5000 vueltas alrededor de la Tierra, Krikaliov regresó el 25 de marzo de 1992. Aterrizó en una nación diferente a la que había dejado: la Federación Rusa. Su ciudad natal, Leningrado, ahora se llamaba San Petersburgo.
A pesar de las dificultades físicas tras una estancia tan prolongada en microgravedad, Krikaliov continuó su carrera espacial, y participó en varias misiones más y contribuyendo significativamente al programa espacial internacional.
La odisea de Serguéi Krikaliov es un testimonio de la resiliencia humana y de cómo los acontecimientos políticos pueden influir en las vidas de quienes se encuentran incluso más allá de nuestro planeta.