

Sorpresa, algo de resignación y la necesidad de revisar algunas definiciones puertas adentro para evitar un paso en falso. Esa mezcla de sensaciones dominó anoche la reacción del sindicalismo ante el triunfo nacional del Gobierno en las elecciones primarias. Incluso sobresalieron algunas voces que, apenas minutos después de que se difundieron los primeros datos oficiales de los comicios, plantearon dudas acerca de la conveniencia de avanzar con la confirmación de la marcha convocada por la CGT para el 22 de agosto a Plaza de Mayo, una convocatoria que los sectores gremiales más críticos del Gobierno sueñan convertir en punta de lanza para el llamado a un nuevo paro general.
Esto nos complica la legitimidad política de nuestros reclamos ¿Qué marcha y qué paro vamos a hacer ahora?, se preguntó un importante referente de la conducción de la central obrera respecto al impacto del resultado electoral para los planes inmediatos de la entidad.
Desde hoy mismo la cúpula cegetista se concentrará en ese debate, que espera zanjar el miércoles en su primer reunión formal post-Paso. Allí los sectores moderados de la central, donde convergen gordos e independientes, pedirán revisar la decisión de la marcha del 22 y analizar con prudencia los pasos a seguir para fortalecer sus reclamos.
Esa posición, sin embargo, choca con los grupos más combativos que, alineados detrás del moyanismo, presionan por ir a fondo en su enfrentamiento con el Ejecutivo. Si no nos plantamos ahora van a venir por la reforma laboral y por los derechos laborales, advirtió un referente de ese sector. Allí, insisten a la par en la necesidad de avanzar antes de fin de año en una conducción unipersonal para reemplazar al triunvirato, lo que es rechazado por gordos e independientes.
La falta de consensos entre la primera línea cegetista se profundiza y amenaza con derivar nuevamente en un escenario de ruptura.














