

Dioxitek SA, una de las empresas clave en la matriz nuclear nacional, atraviesa un proceso de transformación institucional y de gestión que busca reposicionarla dentro del esquema energético de cara a la próxima etapa del gobierno de Javier Milei. Centrada en la provisión de dióxido de uranio para las centrales nucleares argentinas, sus autoridades planifican ahora nuevos horizontes para su desarrollo que vaya más allá de las fronteras argentinas en el marco de un reflorecimiento de la energía atómica a nivel mundial.
"Logramos un rebranding absoluto de la compañía. Pasamos de ser ‘¿qué carajo es Dioxitek?' en el Congreso a que hoy la empresa funcione, se desendeude y pueda mostrar resultados concretos", resalta Federico Ramos Napoli, su flamante presidente, en una entrevista en exclusiva con El Cronista en las oficinas de la firma. El pasado 8 de octubre, Dioxitek S.A. oficializó cambios en su Directorio, con la designación del nuevo titular y vice de la empresa.
La reestructuración de su comisión directiva, con Ramos Napoli a la cabeza yJuan Martín Campos como su número dos marca -según sus autoridades- el cierre de una etapa de desorden estructural y el inicio de un modelo con foco en la eficiencia, la seguridad y la viabilidad económica. Ambos directivos ya formaban parte del equipo ejecutivo: Ramos Napoli se desempeñaba como gerente general, y Campos como gerente de Seguridad, Ambiente y Calidad.
¿Hay una lectura política que se desprenda de estos movimientos? "Esta decisión se toma para reafirmar el rumbo que impartimos a lo largo del último año en la empresa", explica Ramos Napoli, que desembarcó en la empresa hace casi doce meses. "El cambio no mira tanto hacia adelante, sino que decanta de cómo se construyó la gobernanza de la compañía. Encontramos una estructura sin cultura organizacional, con reglas poco claras y sin esquemas básicos de gestión institucional", agrega.
Dioxitek es controlada en un 48% por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y en un 51% por la Secretaría de Energía. El 1% restante figura en manos de la provincia de Mendoza, donde se emplazan vastos yacimientos de uranio. Pese a que la actual gestión mudó la sede de Dioxitek hacia el histórico edificio de la Franco-Argentina, para tomar distancia, Ramos Napoli aclara que el vínculo con el órgano nuclear "no nos condiciona".
De hecho, uno de los hitos que destacan los actuales directivos a lo largo de una conversación en sus oficinas de poco más de media hora es el acuerdo histórico de compensación de deudas con la CNEA, algunas de ellas originadas en 1999. "Recibimos un apoyo enorme de la Comisión para sentarnos a ordenar el enorme paquete de deudas mutuas y llegar a un entendimiento", subraya el presidente.
"Ese saneamiento financiero permitió repensar el modelo de negocios de la empresa para revisar contratos con proveedores y clientes y repensar las relaciones comerciales en base a estándares de mercado para terminar con la dependencia histórica de transferencias públicas", remarca Ramos Napoli. Ponderan que no hubo aportes del Tesoro para equilibrar las cuentas y que "el salto productivo no vino por un cambio tecnológico, sino por pensar mejor los procesos y mantener la planta de forma acorde".
La empresa logró revertir su déficit operativo y garantizar el abastecimiento de uranio a las centrales nucleares, un punto crítico en los últimos años. El último balance trimestral en la Oficina de Presupuesto, correspondiente al segundo período de 2025, arroja un saldo positivo de $4.846 millones. "Cuando entramos, estaba en duda la capacidad de abastecer de uranio al sistema. Una de cada diez lamparitas del país se prende gracias a la energía nuclear, y desatender eso pondría a la Argentina en serios problemas", advierte el presidente de Dioxitek.

A su lado, Campos complementa: "En la rama de uranio el cliente es uno solo, Nucleoeléctrica Argentina. Lo que hicimos fue ordenar la relación comercial para que al menos cubra los costos operativos y permita reinvertir en la planta". Lo mismo pasa con ciertos proveedores: las barras de zircaloy para la producción de cobalto tienen solo proveedor en cartera, Conuar. La apuesta es a recalibrar esas interacciones dejando de lado las posiciones abusivas.
En el nuevo binomio a cargo de la firma, Campos aporta la voz técnica tras haber mutado "de regulador a regulado". Durante más de una década integró la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), donde se especializó en seguridad radiológica, protección ambiental y sistemas de calidad y pasó a encabezar la Gerencia de Seguridad, Ambiente y Calidad con la llegada del gobierno libertario.
Uno de los ejes de la nueva estructura fue separar las áreas de seguridad y producción, una decisión que -según Campos- responde a estándares internacionales. "Antes los jefes de instalación manejaban las dos cosas. Podía pasar que ante la urgencia por producir se relajaran controles. Hoy hay una tensión virtuosa entre seguridad y producción", afirma.
Ramos Napoli lo sintetiza con un enfoque de gestión que denomina el "trilema de la empresa": "Siempre estamos ante tres intereses en tensión: el económico, el productivo y el de seguridad. Ninguno puede imponerse por completo; de esa tensión surgen las decisiones correctas".
La reestructuración no estuvo exenta de tensiones con los gremios de la CNEA que no comulgan con el esquema nuclear que propone el gobierno libertario. Dioxitek no escapó de la motosierra, como tantas otras empresas y organismos del Estado: desde el Ejecutivo hablan de un 20% de reducción de dotación de personal y una poda del 50% de los cargos gerenciales. Según el último registro de agosto de 2025 de Dotación de Personal, en el INDEC, Dioxitek S.A. pasó de 259 personas a 198 desde noviembre de 2023.
-¿Es factible pensar en exportar algún material?
-Justamente a eso es a donde tenemos que apuntar, porque si nosotros vamos a pensar el sector nuclear argentino en función de las necesidades de tres centrales, es un mercado excesivamente chico que no va a generar inversiones para ganar eficiencia porque, al final del día, las ventas van a ser ínfimas. Argentina tiene todo, y no solo desde los recursos naturales, sino también hablo de los 75 años de inversión en desarrollo de tecnología nuclear. En 75 años se construyó una red de conocimientos que en el resto del mundo muy pocos países tienen.
Nuevas autoridades en Dioxitek: los planes para 2026
Tras haber cerrado esa primera fase de reestructuración, las nuevas autoridades de Dioxitek piensan hacia adelante más allá del rol operativo histórico de la empresa en el esquema nuclear argentino, incluso trascendiendo las fronteras, como un posible eslabón en las cadenas globales del sector nuclear. El próximo paso, anticipan a El Cronista, es apostar a la producción de hexafluoruro de uranio (UF6), un insumo clave en el enriquecimiento nuclear.
"El futuro de la compañía no está en producir más o menos toneladas de dióxido de uranio, sino en dar el salto a producir UF6. Ese es el insumo previo al enriquecimiento y la puerta de entrada al mercado mundial de combustibles nucleares", plantea Ramos Napoli.
A nivel local, la empresa logró recuperar capacidad de producción en su planta de Córdoba, tras más de quince años de desinversión. "Encontramos una planta completamente desinvertida. La producción promedio es de 160 toneladas anuales de dióxido de uranio pero el año pasado llegamos a 179.463 kilos de polvo de dióxido de uranio, un récord, y estamos cerca de cubrir la totalidad de la demanda nacional", explica el nuevo presidente.
Campos destaca que la Argentina importaba entre el 15% y 20% del material para cubrir la necesidad de 220 toneladas de dióxido de uranio pero ese porcentaje podría desaparecer en 2026 según un proyecto piloto que se puso en práctica el último semestre. También hay una intención del Gobierno nacional de apostar por la revitalización de las minas argentinas, en un movimiento geopolítico. Si bien el mineral se encuentra menos concentrado que en otros enclaves del mundo, como las exrepúblicas soviéticas de Asia Central, la estabilidad y una apuesta por reformas legislativas en 2026 pueden funcionar como imán para atraer inversores, calculan.

En ese contexto, la empresa firmó un memorándum de entendimiento con la estadounidense Nano Nuclear, que podría abrir una alianza tecnológica y comercial. "No hay un contrato firmado aún -aclara Ramos Napoli-, pero estamos en una etapa de exploración de nuestras capacidades técnicas. Nano vino a la Argentina porque ve potencial en nuestra infraestructura y nuestras capacidades".
De avanzar, la alianza con Nano Nuclear podría dar nueva vida al histórico proyecto de una planta en Formosa, cuyo esqueleto sigue en pie desde hace tiempo. Ramos Napoli aclara que "no tenía un modelo de negocio viable, porque estaba pensado para producir el doble de lo que consume el país". No obstante, la empresa evalúa reconvertir parte de esa infraestructura para un uso más eficiente, sin abandonar el compromiso de garantizar el abastecimiento local.
-¿Sigue en marcha la idea de cerrar la fábrica de Córdoba eventualmente?
-En algún momento vamos a vamos a tener que cesar las operaciones en Córdoba, pero estamos trabajando en un acuerdo con la municipalidad, en un plan a una cantidad prudente de años para tener un retorno o amortizar las inversiones necesarias de forma tal que no se termine mudando la producción a Formosa de una forma subóptima. Si no, cualquier costo adicional termina convirtiéndose en déficit o, en caso de que el cliente lo pueda absorber, mayores costos por generación
Consultado sobre la posibilidad de una apertura accionaria similar a la que atraviesa Nucleoeléctrica donde el Gobierno decidió vender el 44% de sus acciones para transformarla en una empresa mixta, Ramos Napoli no lo descarta aunque tampoco parece ser hoy una prioridad. "En el mundo hay varias empresas privadas que hacen lo mismo que Dioxitek. Si hay decisión del Congreso de privatizar o vender una parte, no debería haber problema. Lo importante es que la empresa funcione, y hoy Dioxitek funciona".












