El Fondo Monetario Internacional (FMI) está monitoreando la situación argentina. La semana pasada, con la intervención del Banco Central en el "techo de la banda", el organismo y quienes lo conocen dejarán trascender algunas señales.
El ministerio de Economía lleva adelante negociaciones para garantizarse líneas de crédito que le permitan afrontar los vencimientos de deuda soberana de 2026. Y, además, está activando una serie de reuniones clave en los Estados Unidos, que tendrían lugar durante esta semana.

Caputo quiere juntar u$s 8000 millones. Es el monto que el país debe pagarle a bonistas entre enero de 2026 y julio de 2026. La suba del riesgo país respondería -entre otros motivos- a temores de los acreedores sobre si Argentina dispondrá de los fondos para afrontar esas obligaciones.
El ministro se subirá al avión que llevará al presidente Javier Milei a New York (Estados Unidos). El presidente quiere reunirse con su par estadounidense, Donald Trump. Caputo tiene la intención de dialogar con Scott Bessent, el poderoso secretario del Tesoro de los Estados Unidos, sobre una línea contingente. Bessent deslizó esa posibilidad en abril, cuando vino al país.
Caputo también está tratando de agendar una reunión con el Fondo Monetario Internacional. Habría un encuentro entre Milei y Georgieva en la agenda del presidente. Y Caputo, por su parte, también estaría buscando mantener una reunión con la cúpula del organismo para miércoles o jueves, según comentan en el mercado financiero, donde suelen acertar la agenda del ministro.
Desde el equipo económico sostienen que tienen u$s 22.000 millones para defender el techo de la banda de flotación. Sin embargo, los analistas advierten que en ese cálculo se contabilizan activos que no son líquidos y que plantean límites a su uso. Desde el Gobierno no detallaron cómo se componen los u$s 22.000 millones a los que hacen referencia.
Para el exdirector del Hemisferio Occidental del FMI, Claudio Loser, el organismo "se aguantaría" una intervención de hasta el 15% de los recursos enviados, lo que deriva en más de u$s 2000 millones. "Si pasa a entre tres y cuatro mil millones ya sería un problema serio", destacó. Ese sería una suerte de "punto de quiebre", según se desprende de sus palabras.

"El FMI por principio no quiere que se pierdan reservas, pero puede aceptar sin apoyar alguna caída. Si se interviene en forma masiva como en 2019, creo que habría problemas para seguir apoyando", agregó en diálogo con El Cronista.
Consultado, el organismo decidió no emitir comentarios sobre la venta de reservas que estaba ejecutando el Banco Central.
Sin embargo, el estatuto del FMI postula en su artículo 6 que "ningún país miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital".
Además, agrega que el organismo podrá pedir al país que adopte medida de control para evitar que los recursos del Fondo se destinen a tal fin.
Cómo viene el acuerdo
El acuerdo con el FMI firmado en abril especifica que el Gobierno debía acumular reservas, en un primer momento a través del Banco Central. El Gobierno cambió su estrategia y explicó que realizaría las compras a través del Tesoro, ya sea con compras de dólares, colocación de bonos sucribibles en dólares o con privatizaciones. El Banco Central no concretó compras en un primer momento del acuerdo cuando el dólar se ubicaba cerca de los $ 1200, pero si lo hizo el Tesoro.
Más adelante, el Palacio de Hacienda anunció que comenzaría a "aportar liquidez" al mercado cambiario, es decir, a vender dólares para contribuir con "su normal funcionamiento".
El acuerdo no especifica un límite para la venta de dólares por parte del Banco Central.
"El FMI no puede parar a Argentina de gastarlos, pero las consecuencias al programa serían importantes", le agregó Loser en diálogo con CNN Radio.
Conocedores de la relación entre el FMI y Argentina destacaron que el organismo es técnico y político a la vez, por lo que usa un criterio objetivo con interpretación subjetiva, "como quedó demostrado en 2018-2019".
"Las reservas son prestadas", advirtió la economista Marina dal Poggetto en Radio con Vos. En ese universo, incluyó los encajes y los u$s 14.000 millones enviados por el FMI, entre otros. De eso desprende que las reservas líquidas están en la zona de los u$s 18.000 millones, y no de u$s 22.000 millones que dice el Gobierno.
"La letra del acuerdo (con el FMI) que conocemos es que en el piso inferior, compras, y en el margen superior, vendes. Si hay un side letter, o una letra chica que uno no conoce y que pone límite a la intervención (del Banco Central), eso no lo conocemos", agregó la economista.

Si bien el acuerdo no especifica límites, la primera revisión hizo énfasis en la necesidad de acumular reservas. Algo que fue reiterado por la vocera del FMI, Julie Kozack, en conferencia de prensa.
"Si después de haber sido requerido a ese efecto el país miembro no aplicara las medidas de control pertinentes, el Fondo podrá declararlo inhabilitado para utilizar los recursos generales del Fondo", concluye el artículo.
Otra estimación elaborada por el exviceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, ubica el margen de intervención en u$s 3000 millones de los enviados por el FMI. A ello agrega otros u$s 4000 millones que se podrían usar de encajes. En la suma, es algo que consideró como "poco".














