

La necesidad de financiamiento para pagar el alto déficit de cuenta corriente que tiene Argentina (4,8% del PBI en 2017) es parte de la vulnerabilidad externa que generó la corrida cambiaria. Tanto el Gobierno como el FMI esperan que se reduzca a 2020, pero la Argentina (3,6%) espera un nivel menor que el Fondo (2,7%), debido a que el país es más optimista respecto de la tasa de inversión que el organismo multilateral, en particular extranjera directa.
Hoy el rojo externo se explica principalmente por el déficit fiscal, y las nuevas metas fiscales permitirán la baja del rojo externo, aunque en menor proporción.
Para el FMI, el déficit de cuenta corriente se reducirá 2,1 puntos entre 2017 y 2020, principalmente por la caída de 3,6 puntos en el déficit fiscal (de 6,5% a 2,9% del PBI). En tanto, prevé un menor ahorro privado (o menor fuga de capitales) de 1,5 puntos en vez de más inversión, que sólo estima que crecerá 0,3 puntos.
"A pesar de que los dos esperan el mismo desempeño fiscal, el Gobierno prevé que el déficit de cuenta corriente se reduzca más lentamente, porque es más optimista con la inversión. En las proyecciones del FMI, el sector privado nunca invierte más de lo que ahorra, nunca se vuelve deficitario. En cambio, el Gobierno espera una tasa de inversión más dinámica que el FMI, con una mayor inversión extranjera directa. El FMI es menos optimista que el Gobierno en términos de crecimiento", dijo Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma. De hecho, el Fondo espera que el PBI crezca sólo 0,4% este año y 1,5% en 2019. Pero la Argentina espera entre 0,4 y 1,4% este año y 2% el que viene apalancados por la inversión.
Para la Argentina, el déficit de cuenta corriente se reducirá 1,2 puntos hacia 2020. Según explicó en la carta de intención al FMI, "es probable que el déficit en cuenta corriente baje al 3,6 por ciento del PBI en 2020, una cifra que debería financiarse cómodamente con los flujos de inversión extranjera directa. Se esperan además entradas de inversiones de portafolio, que, como se discutió anteriormente, el Banco Central tiene la intención de absorber a través de un aumento en el stock de reservas internacionales".
Para que esta proyección sea posible, la inversión extranjera directa (IED), hoy en 2% del PBI debería crecer 1,5 punto más, según indicó Eric Ritondale, economista de la consultora Econviews. "Se iría al promedio de América latina, entre 3,5 y 4%. Es optimista, pero no parece inalcanzable al ritmo que va el país", dijo.
"Tiene que haber más inversión privada: el tipo de cambio es más atractivo para el que quiera invertir de afuera. Ahora es un mercado emergente", agregó.
Además, Argentina cuenta con un stock acumulado de IED de 15% del PBI, cuando la región alcanza el 70 a 80%.
Un déficit de cuenta corriente del 3,6% también se acerca al promedio de la región: "La diferencia con esos países es que el desequilibrio del sector público lo pueden financiar en el mercado local", dijo Ritondale.
La corrección del déficit externo es uno de los pilares del programa con el FMI. "Cuarto pilar, (el programa) disminuye las tensiones en la balanza de pagos. Esto implica la reconstrucción de las reservas internacionales y la reducción de la vulnerabilidad de Argentina a la presión sobre la cuenta de capital", dijo la directora Ejecutiva del FMI, Christine Lagarde, en la conferencia de prensa posterior a que el directorio aprobó el crédito.












