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El resultado de las PASO, en una campaña teñida por la apatía de la pospandemia, no deja lugar a esperar grandes sorpresas para este domingo. Por temor a errores no forzados, los principales candidatos de cada lado de la grieta arriesgaron más bien poco en el tramo hacia las generales. Tanto en la Casa Rosada como en el comité central de Juntos por el Cambio pronostican guarismos similares a los de las primarias.
Pero el cronograma electoral es implacable, ajeno a estrategias de consultores: con el final formal de la campaña y una veda que comienza mañana a las 8, el Frente de Todos y la oposición realizarán hoy sus últimos actos.
Mientras al mediodía estarán Diego Santilli y Facundo Manes en el Club Atenas en La Plata, por la boleta de Juntos en provincia.
Por el lado del FdT, a las 18 el acto que iba a ser "nacional" pasó a ser "bonaerense" en Merlo, cuna todista, por lo que hablarían Victoria Tolosa Paz, el gobernador Axel Kicillof y el presidente Alberto Fernández como "orador principal", adelantaron desde la Casa Rosada.
Ya sabiendo que no viajará a Santa Cruz a votar, la presencia de Cristina Fernández de Kirchner no está confirmada.
Cierta parte del oficialismo, no obstante, aguarda el milagro de una remontada general del Frente de Todos, a fuerza de victorias pírricas distritales, luego de la "provincialización" de la campaña auspiciada por gobernadores que quisieron vallar su agenda doméstica de los problemas nacionales.
La campaña del "Sí" de Alberto Fernández, elaborada por el catalán Antoni Gutiérrez-Rubi, tuvo poco despliegue territorial con aspirantes legislativos y más con el objetivo de mostrar un Presidente más "terrenal" pensando en los dos años de mandato que restan.
Como ocurrió la misma noche de las PASO, fatídica para las intendencias PJ de Buenos Aires, no son pocos alcaldes que prefieren apostar a que una mayor asistencia electoral en las generales con respecto a las septiembre, una tradición que se evidencia en cada turno electoral desde que se implementaron las internas, sean peronistas desencantados que igual apostarán por el oficialismo para evitar un "regreso" del macrismo.
Ese fue el eje discursivo del todismo, aprovechando las apariciones del ex presidente Mauricio Macri, con citación judicial incluida, junto a sus declaraciones por la deuda que tomó con el FMI. El crimen de un kiosquero en Ramos Mejía volvió a instalar a la inseguridad como el principal problema de la agenda pública del conurbano, lo cual bajó a la tierra las estrategias macro-electorales.
Los números marcan que hay 34.332.992 electores habilitados para votar en las 101.557 mesas distribuidas en todo el país para renovar 127 de las 257 bancas de la Cámara de Diputados y 24 de los 72 escaños del Senado. Los guarismos que deje el recuento provisorio la noche del domingo abrirá las puertas a otras fórmulas matemáticas que harán oficialismo y oposición.
Primero no sólo hay una batalla por el quórum en la Cámara baja, donde el FdT depende hoy por hoy de aliados con debates internos que frenaron iniciativas importantes, sin ir más lejos el Presupuesto 2022 que envió el ministro de Economía, Martín Guzmán.
La eventual victoria de JxC sería más que un golpe anímico: buscan conformar un bloque de 120 diputados para disputar no sólo el debate parlamentario sino, como primera minoría, el reglamento que dicta a quién le corresponde la silla la presidencia de la Cámara en la que hoy se sienta Sergio Massa.
Los votos de las PASO fueron más allá de los mejores pronósticos opositores al punto que permitieron instalar lo que parecía una quimera: que con sumar cinco senadores, Cristina Kirchner perdería el control de la Cámara alta, de tradición peronista, hasta ahora el recinto en el que parte del FdT logró acomodarse mejor en sus dos años mandato.
LAS DUDAS DEL DÍA DESPUÉS
El lunes 15 comenzará otra etapa institucional, independientemente de los resultados. No sólo la economía está pendiente de las urnas, con un dólar blue que rompió sus propios récords en la previa electoral. Y por ahora hay más preguntas que respuestas.
Una de ellas, la más frecuente, es el papel tomará la Vicepresidenta, socia mayoritaria del FdT. "Es necesario tener la amplitud de convocar y escuchar a todos y ver la viabilidad de las propuestas que los distintos sectores acompañen al Gobierno". Eso pidió Cristina Kirchner con la derrota en 2009. Hay quienes creen que la Cristina versión 2021 se radicalizará, más cercana a la imagen de su segundo mandato.
Claro, la cuestión a resolver primero es dónde estará la ex Presidenta: ¿Tomará las riendas de la administración todista o dejará a Alberto "albertizar" su propio gobierno?
Derivado de la posición que tome es qué ocurrirá con un gabinete que sufrió un recambio forzado post-derrota en las PASO. Nobleza obliga, desde antes de los comicios se descontaba que para diciembre habría una "oxigenación" de un elenco ministerial abrumado por una pandemia histórica. Pocos dudan que después del domino no hayan más cambios inmediatos.
El recambio estará supeditado. además, a la anticipada convocatoria al dialogo que el oficialismo lanzaría a la oposición. Divida entre "halcones" y "palomas", con un Horacio Rodríguez Larreta que busca suceder a Mauricio Macri en la jefatura opositora, la identidad de Juntos por el Cambio modelo 2021-2023 también está en proceso de construcción.
Como si fuera poco ese dilema, alimentado por figuras de proyección como Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y Diego Santilli; el radicalismo busca su propio resurgir, envalentonado por los votos bonaerenses que obtuvo en la interna el neurocientífico Facundo Manes.
Con un evento en Ferro, la UCR plantó bandera ante el PRO para rediscutir la sociedad y el porcentaje de participación que tuvieron en la era Cambiemos. Claro que, fiel a su costumbre, el radicalismo también tiene su propia interna, en la antesala de un recambio de cúpula partidaria a la que quiere regresar el jujeño Gerardo Morales. Desde la Ciudad, Martín Lousteau avisa que dará pelea para la renovación de las boinas blancas.













