

Por segunda vez en pocos días, el Gobierno volvió a toparse con una crítica de la Iglesia. Esta vez, el dardo fue hacia la administración porteña y su intención de crear una Universidad de Formación Docente, en reemplazo de los actuales institutos terciarios. El vocero de la queja, un tapado: Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina.
El cardenal, que cultiva el bajo perfil, dirigió al jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, una carta abierta firmada junto a directivos de asociaciones de escuelas confesionales y laicas, académicos y representantes de los docentes estatales advirtiendo su "preocupación" por "la falta de diálogo y consenso previo" en torno a "un proyecto que se ha presentado cerrado", y solicitó al alcalde que retire de la Legislatura el texto y abra "un espacio de diálogo genuino y multisectorial" para debatir.
Poli, sucesor de Bergoglio y vicepresidente del episcopado, evaluó que el proyecto tendrá "consecuencias sobre todos los niveles del sistema educativo", y criticó la "uniformidad" de la iniciativa y el "riesgo de desintegración" de los Institutos de Formación Docente.
El artículo 6 del proyecto busca autorizar a Larreta a transferir y subsumir en la futura "Universidad de Formación Docente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires" (UniCABA) el nivel terciario de gestión estatal de las escuelas normales superiores, de educación artística, de formación docente y la Escuela de Maestros, con sus patrimonios, personal, matrícula y partidas presupuestarias. La transferencia aludida implicará el pasaje de una formación docente terciaria de gestión estatal a un único nivel universitario.
El arzobispo también consideró "reduccionista" transferir la facultad de definir las políticas de formación docente a un ente autárquico como la universidad, y reprobó el "empobrecimiento de la libertad y la diversidad" en la enseñanza.
La misiva cayó como un balde de agua fría en la ministra de Educación, Soledad Acuña, que ayer se enteró por boca del cardenal del reclamo, en un encuentro agendado con anterioridad. En tanto Larreta, destinatario del mensaje, prefirió el silencio, pero instruyó a Acuña para fijar un nuevo encuentro y allí explicar en detalle la iniciativa, que acumula resistencia en el mundo académico, gremial y, ahora, también eclesial.
En la Ciudad aseguraron que el proyecto seguirá adelante, con un debate "en el ámbito de la Legislatura", cuyas comisiones vuelven a funcionar en marzo.













