

Atenta a la iniciativa del Gobierno de convocar a la oposición y otros sectores sociales a manifestarse sobre un acuerdo que dé previsibilidad a la política macroeconómica del futuro para transmitir calma a los mercados, la Iglesia celebró la convocatoria lanzada desde la Casa Rosada, pero le puso condiciones para no que no naufrague en buenas intenciones, o sea un mero instrumento de la campaña electoral.
Desde Roma, donde espera esta semana entrevistarse con el Papa Francisco, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y obispo de San Isidro, Oscar Ojea, se pronunció en favor de una convocatoria como la que el Gobierno esbozó en primera instancia con el peronismo no kirchnerista, representado en Sergio Massa, Miguel Ángel Picchetto y Juan Manuel Urtubey, pero puso reparos: "Es necesario que el espectro de los actores sea lo más amplio posible, y que no imponga agenda".
El ex presidente de Cáritas reclamó un "diálogo fructífero, lo más amplio posible y con agenda consensuada", dando a entender que de la convocatoria también debían ser parte otros actores políticos, como la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que aún mantiene en suspenso su decisión de ser precandidata, e incluso a los movimientos sociales, que reclaman un lugar a la mesa.
"Un diálogo auténtico no se da solo entre tres o cuatro personas, no solo a nivel de partidos políticos, sino también a distintas actividades fundamentales para la Patria", remarcó en una entrevista con Télam en la "ciudad eterna".
Reacción oficial
Este lunes, el ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Jorge Faurie, pareció recoger el guante del planteo episcopal al aclarar que la convocatoria sería "no solamente a los dirigentes políticos sino también empresariales, sociales, eclesiales, sindicales y a los gobernadores de las provincias".
Más tarde, en el entorno del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, artífice de los primeros esbozos del decálogo que trascendió la semana pasada en los medios, dejaron entrever que los puntos básicos de la Casa Rosada, que plantean implícitamente un compromiso por reformas económicas resistidas por ciertos sectores, es apenas "una invitación para discutir diez ejes", y no es "ni una plataforma ni un programa de gobierno".
Por su parte, Ojea insistió en que "para dialogar primero hay que escuchar", y consideró que "es necesario consensuar agendas, cuáles son los puntos, cuáles son los temas, para un diálogo fructífero, participativo y conducente".
El prelado porteño advirtió que se está "frente a un futuro que se presenta con oscuridad y la Iglesia tiene que ser una luz de esperanza y colaborar desde su propio lugar para salir adelante de esta situación difícil del país", además de entender que la Argentina "tiene que salir a partir de un consenso muy grande en cuestiones básicas".

Ojea, obispo de San Isidro y presidente del episcopado argentino.
Este fin de semana, Ojea y otros 28 obispos de la capital federal y el Conurbano bonaerense llegaron a Roma en el marco de la visita ad limina que los pastores deben realizar cada cierto tiempo para pasar revista de su tarea pastoral.
En ese marco, Francisco recibirá a la cúpula eclesial el próximo jueves, como ya hizo con un primer grupo que peregrinó al Vaticano la semana pasada, y ante quienes se mostró preocupado por la "tensión social", por lo que sugirió que el país necesita ahora "liderazgos que ayuden al encuentro entre los argentinos".













