

No fue una misión tradicional de las del FMI, pero algunos condimentos de ese tipo tuvo su viaje. Desde el miércoles de la semana pasada hasta ayer, el jefe del Departamento Occidental del Fondo Monetario Internacional, Alejandro Werner, y el italiano Roberto Cardarelli, que es quien lidera los análisis sobre la economía argentina, estuvieron en Buenos Aires. Y no fue para formar parte de la comitiva que estuvo abocada a los encuentros en el marco del G20. Para estas reuniones, en cambio, vinieron la directora gerente del organismo, Christine Lagarde, su número dos, David Lipton, y técnicos que siguen las cuestiones con los ministros de Finanzas y bancos centrales dentro del Fondo.
Ellos dieron una muestra de respaldo al país el sábado, en la conferencia de prensa de Lagarde con Dujovne en el inicio de las deliberaciones del encuentro del G20. "Vemos a la economía mejorando a principios de 2019 y siguiendo en 2020, y a la inflación, cayendo en ese período", avaló Lagarde en una conferencia de prensa.
Durante sus días en Buenos Aires Werner y Cardarelli, además de reunirse con funcionarios del Ministerio de Hacienda y Finanzas y también del Banco Central, se encontraron con otros actores clave de la Argentina, pero del sector privado. Según pudo reconstruir El Cronista, los economistas del FMI aprovecharon la venida y se reunieron con pares de consultoras de Buenos Aires, y también con referentes del sector financiero. Fue la primera vez que quienes trabajaron en el desarrollo del programa económico para que la Argentina accediera la línea stand-by por u$s 50.000 millones en un plan a tres años estuvieron en Buenos Aires, luego de que se aprobara el préstamo.
La segunda oportunidad se producirá en las próximas semanas: ya dentro de la misión oficial del FMI que desembarcará en agosto en Buenos Aires, los economistas del Fondo liderados por Cardarelli harán la primera revisión formal de la economía argentina para elevar un informe al Directorio Ejecutivo que será el encargado de aprobar (o no) el segundo desembolso, por poco menos de u$s 3000 millones, que se concretaría el 15 de septiembre.
En agosto se planea que, al igual que otras misiones en diferentes países, los economistas del Fondo estarán durante dos semanas, para reunirse con funcionarios del Gobierno y del Banco Central, además de con analistas y representantes del sector industrial, del comercio, y también del sindical, según sean los pedidos de audiencia que reciban. Con los gremialistas ya tuvieron "conferences-call", en las cuales destacaron las decisiones adoptadas para contener hipotéticas crisis sociales derivadas del ajuste.
Aún está bajo estudio en el FMI reabrir una oficina en Buenos Aires, luego de que en 2012 se cerró la que tenían en el país. De ninguna manera llegarán a tenerla para la primera revisión. Tampoco están evaluando tener una dependencia en la Argentina porque desconfíen de los números que les hacen llegar. "El FMI tiene oficinas en más de 80 países, incluso en algunos con los que no tiene ningún programa, como Brasil e India", explicó una fuente del organismo.
No obstante, aseguró que aún "es muy incipiente, ya que no está definido; una vez hecho, se debe decidir la persona que estará a cargo y de ahí siguen una serie de pasos.
En agosto la misión que vendrá a Buenos Aires del FMI estará liderada, tal como ocurre como cuando se hace la revisión bajo el Artículo IV, por Cardarelli. Se espera que Werner se una sobre el final del viaje para terminar de redactar el informe de la primera evaluación formal dentro del stand-by acordado en junio. Una de las metas principales, la de la reducción del déficit fiscal, se descuenta que se alcanzará. No obstante, además hay otros objetivos, como el de inflación, que de acuerdo con el último dato del Indec se ubicó en 29,5% en los últimos 12 meses, por arriba de la cota de 29% que hace que desde el Gobierno se deba explicar por qué no se cumplió con este target.













