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Cuando hay una campaña electoral algunos discursos que son marginales en el debate económico ganan lugar. La dolarizaciónde la economía volvió a ser un tema en debate en la Argentina, no sólo por la preferencia de las personas por el dólar, sino como plan antiinflacionario en un contexto en el que el mercado espera que la suba de precios sea casi del 50% para todo 2021.
A medida que pasan los años los procesos inflacionarios escalan en Argentina. En el primer mandato de Cristina Kirchner el fenómeno rondaba en el área del 10%. En el segundo, en el orden del 20%. En la primera parte del gobierno de Mauricio Macri el avance de los precios se ubicó en la zona del 25%, pero en los últimos años, en promedio, en la del 45%.
El año pasado, cuando la mayoría de las economías tuvieron deflación, en nuestro país el avance de los precios fue del 36,1%. Para este año se espera que el índice de precios al consumidor (IPC) acumulado termine cerca del 50%.
¿Por qué dolarizar?
Para que una moneda sea dinero tiene que cumplir tres funciones. Ser medio de pago, es decir, poder pagar bienes, servicios y deudas. Ser reserva de valor, que mantenga el valor nominal, el poder de compra. Y, ser unidad de medida para los precios.
La segunda condición es la primera que se pierde por la inflación. Por eso, el peso es una cuasi moneda. El dólar, aunque no cumple la condición de ser medio de pago, las personas lo eligen como reserva de valor y unidad de medida por ser un activo que se devalúa mucho menos que el peso. Así, nuestro país convive con el bimonetarismo.
"En realidad, el problema no es la moneda sino el exceso de moneda. El exceso de moneda viene originado de una monetización del déficit fiscal. En la medida que no soluciones este problema de fondo, no podés dolarizar porque ¿de dónde vamos a sacar los dólares para sostener el déficit fiscal?", explicó a El CronistaJosé Dapena, director de la maestría en Finanzas de UCEMA.
Argentina durante la Convertibilidad aplicó un régimen de tipo de cambio fijo, pero no dolarizó la economía. Aquel era un esquema de caja de conversión, $1 equivalía a 1 dólar, pero en la calle la moneda seguía siendo el peso. Dolarizar implica eliminar la moneda nacional y que en la calle circulen dólares.
El costo de que el país pase a tener una inflación cerca del 0 por ciento, es perder la posibilidad de hacer política monetaria. Que el Banco Central pueda mediante instrumentos como la compra y venta de bonos o modificación de la tasa de encaje poder afectar: las reservas, la oferta monetaria y la tasa de interés.
"La política monetaria del Central en los últimos años viene mal. Fue expansivo cuando tenía que bajar la inflación y contractiva cuando había recesión. Pero, dolarizar tendría un impacto grande sobre la economía: para empezar el tipo de cambio se va a las nubes y caerían los salarios. Después, se suman problemas como el que tuvo Ecuador el año pasado. Ante la pandemia no pudo hacer políticas expansivas como el IFE o el ATP porque no pueden emitir dólares, dependen de que haya entrada de capitales", apuntó Matías Rajnerman, Jefe de Ecolatina, que días atrás abrió el debate en sus redes sociales.
Pese a que resignar la soberanía monetaria pudiera bajar de golpe la inflación, el consenso económico es que en la medida en que no haya un nivel de confianza que se traduzca en una disminución de la brecha del tipo de cambio, del riesgo país, una dolarización no resolverá el problema de fondo.
"Es una medida buena cuando tenés mucha apertura comercial, pero en este caso no la tenés, entonces el tipo real de cambio reaccionaría de manera muy volátil con cimbronazos de las cuentas exteriores. El tipo de cambio tendría que ajustar mucho porque no hay exportaciones e importaciones relativamente altas respecto al producto bruto", especificó el profesor Dapena
Y concluyó: "Si Argentina solucionara el déficit fiscal y aumentara el comercio exterior, que son condiciones necesarias, ya no tendría la necesidad de una dolarización. Es lo que le pasa a todos los países del mundo, los normales".