

Las reformas tributaria y laboral se presentan públicamente como mecanismos para elevar la competitividad y estimular, con ello, la inversión y el empleo. Este argumento en apariencia intuitivo se basa, sin embargo, en una relación causal inexistente.
Ocurre que este paquete de reformas proempresa no constituye una iniciativa original para atraer al país, mediante condiciones preferenciales, inversiones que de otro modo habrían elegido otros destinos. Surge, en cambio, en el marco de una competencia impositiva internacional en la que todas las naciones vienen reduciendo cargas impositivas al capital y flexibilizando las relaciones laborales desde principios de los 80.
La libertad de que gozan las empresas para desplazar sus inversiones (o las ganancias obtenidas), arbitrando entre países con esquemas tributarios y legislación laboral diferentes garantiza la participación con mayor o menor entusiasmo de todas las naciones en competencia impositiva de ruinosas consecuencias fiscales.
"Las tasas generales del impuesto sobre la renta de las sociedades, dice el FMI, han caído significativamente desde 1980..., (lo cual) es una señal elocuente de la existencia de competencia fiscal internacional, que estudios empíricos más minuciosos tienden a confirmar" (https://blog-dialogoafon do.imf.org/?p=8117).
Sólo en el período enero-agosto de 2017 ocho naciones de la OCDE redujeron estos impuestos (Financial Times, 13/9/2017).
¿Qué ocurrió con la inversión mientras las tasas impositivas al capital disminuían en todos los países? La formación bruta de capital a nivel mundial pasó de una media de 25% en los 70 a una de 23% en los últimos años. Entre los países de la OCDE, un club cuyas políticas e instituciones son presentadas como modelo a seguir, la disminución ha sido aún más acentuada y las tasas de inversión hace bastante tiempo que no superan el 21%. En otras palabras, las menores cargas impositivas no fueron canalizadas a la inversión.
Esta tendencia se observa tanto en la inversión privada como en la pública que, según el Banco Central Europeo (Working Paper N º 928, 2008) se redujo en los países de la OCDE de 4,5% del PBI a 3% entre 1978 y 2008 dando lugar a una contracción de 10 puntos porcentuales del PBI en el stock de capital público.
Muchos economistas académicos, incluso ortodoxos, admiten sin tapujos que el aumento del ahorro de las empresas desde los 80 (resultado de menores impuestos, incrementos de productividad no acompañados por mayores salarios, etc.) no dio lugar a mayores inversiones sino a la financierización (adquisición de activos financieros), recompras de acciones, etc. (NBER, documento w23133, 2017).
Al mantener ocultos los proyectos de reforma durante la campaña electoral, el gobierno argentino mostró ser conciente de que el peso electoral de sus beneficiarios es mucho menor que el de los que se verán perjudicados. Al presentarlos sin ninguna fundamentación técnica de las hipótesis referidas a los impactos económicos estimados, mostró ser conciente de la imposibilidad de presentar una defensa con base científica.













