Cuando Sergio Massa se subió ayer a la tarde a un avión en Catamarca con destino Buenos Aires el panorama para su precandidatura presidencial no era el mismo que cuando descendió. En el camino de Aeroparque a Tigre recibió una catarata de mensajes que el vuelo había mantenido en espera. Bromeó y festejó junto con su esposa, Malena Galmarini.

Las encuestas anticipaban un triunfo para Horacio Rodríguez Larreta con el PRO pero ninguna el ajustado triunfo que se registró. El resultado de Martín Lousteau le sirve a gran parte de la oposición y al kirchnerismo, especialmente a aquellos que necesitan escapar a la polarización nacional que se venía registrando entre Daniel Scioli y Mauricio Macri.

El ballottage de ayer, en primer lugar, advierte que no siempre las encuestas pueden anticipar el resultado real. Entonces, a tres semanas de las primarias, se envalentonan Massa (que asegura tener sondeos de opinión donde se registraría un empate entre él y Macri por el segundo lugar); José Manuel de la Sota (que ayer recordaba que el PRO, en alianza con la UCR y el juecismo, no pudo arrebatarle el gobierno en Córdoba) y hasta a Margarita Stolbizer, más cercana a Lousteau y con varios de sus referentes en la Ciudad subidos ayer al escenario del festejo del perdedor y alentando el voto para el 9 de agosto tanto para Ernesto Sanz, Elisa Carrió y la líder de Progresistas a pesar de que no forma parte de Cambiemos. De hecho Sanz, responsable por haberle abierto la puerta de la UCR al economista, se mostró feliz en el Palais Rouge junto a su compañero de fórmula, el joven Lucas Llach. Sólo faltó Carrió que impulsó sin éxito una PASO entre Larreta y Lousteau, como la de Cambiemos a nivel nacional, para "salvar a la República", en lugar de esta confrontación. De todos modos Carrió puso al vice de Lousteau, dijo que sin ser su favorito era su candidato y al mismo tiempo se desmarcó y se alejó de la contienda.

Massa y De la Sota, con UNA, son hoy por hoy los que pelean la tercera posición con sus respectivas precandidaturas a Presidente de la Nación. Ambos celebraban anoche, incluso Massa llamó por teléfono a Lousteau. El gobernador cordobés decía ayer que la elección porteña "confirma que la polarización es falsa" y que "Macri no es el gran opositor que nos quieren vender", según contaban cerca suyo mientras sacaban cuentas. El delasotismo evaluaba que Unión por Córdoba gobierna hace 16 años y Juan Schiaretti le ganó por 7 puntos a Oscar Aguad, margen más amplio -destacaba- que el "paupérrimo" 3,28 que dejaron ayer las urnas porteñas a favor de Larreta.

Massa coincidió con su aliado cordobés. Para el diputado tigrense otra vez perdieron las encuestas y se terminó la polarización. Por eso plantea redoblar los esfuerzos y hará caravanas todos los fines de semana en el interior y en el Conurbano bonaerense. Como ayer en Catamarca, quien levantó su perfil es su mujer. Ambos apuntan a las propuestas: él por la seguridad y ella con cuestiones como la violencia familiar. Los dos se suben al massamóvil y buscan el contacto personal con la gente. En el mano a mano bonaerense, caminan codo a codo con Felipe Solá a quien vislumbran creciendo en las encuestas.

Con el de ayer, cuatro de los principales distritos del país escapan a la polarización entre el Frente para la Victoria y el PRO: además de la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe -la provincia de Buenos Aires que aún no votó- reparten la elección local entre tres partidos con chances de competir.

Hoy arranca la campaña audiovisual, una campaña en la que no se registra la polarización PRO-FpV sino que refleja la última elección legislativa en la que el massismo ganó en Buenos Aires. Dividido el 50% de los espacios en radio y TV en partes iguales entre todos los partidos y el otro 50% según los porcentajes electorales del 2013, Massa y De la Sota tendrán más presencia que el macrismo en el principal distrito electoral, el bonaerense, donde buscan equilibrar la balanza y sumar a lo que ambos pueden arrastrar en territorio mediterráneo.