A medida que avanza el segundo semestre del año, el mercado laboral del Cono Sur nos muestra un escenario de contrastes. Aunque Argentina y Uruguay comparten desafíos regionales y ciertas condiciones estructurales, el rumbo que toma cada uno en materia de empleo, talento e inversión empresarial es distinto.

Entre el 2020 y el 2023, muchas compañías del país perdieron competitividad en la atracción de talento frente a empresas localizadas en el exterior que atraían talento local, debido principalmente a la brecha cambiaria. Por eso, la desaceleración de la inflación y una mayor estabilidad cambiaria en lo que va del 2025 abrieron una ventana para el mundo corporativo.

Como consecuencia, el talento ejecutivo empieza a reconsiderar opciones en el país. Luego de un período en el que los empleos dolarizados en el exterior parecían ser la única alternativa viable, hoy muchos profesionales que se encontraban trabajando en el exterior vuelven a considerar la Argentina como una gran oportunidad.

Si bien el mercado local todavía no está consolidado y se encuentra en una etapa desafiante, desde otras regiones hay expectativas y de consolidarse Argentina, se podría considerar una buena oportunidad para repatriar talento.

En contraposición, Uruguay mantiene su reputación como un mercado laboral estable, con baja rotación y un entorno confiable para empresas y profesionales. El Banco Central del Uruguay afirma que el crecimiento de la economía para este año cerrará en 2,5%. Así, el país continúa siendo un polo atractivo para talentos que priorizan la previsibilidad y la calidad de vida. Sin embargo, esa ventaja se redujo con la recomposición salarial en Argentina y el fortalecimiento de su moneda comenzaron a emparejar el terreno.

Otro punto de inflexión para Uruguay es la dificultad de atraer talento en áreas técnicas y digitales. La alta demanda en sectores como la tecnología representa un desafío para las empresas que buscan escalar desde el país. Esto sucede incluso cuando muchas compañías optan por establecer sus hubs regionales en Montevideo, operando desde allí para varios mercados. La dinámica exige profesionales con una combinación compleja de habilidades: dominio de idiomas, capacidades de gestión remota y visión regional del negocio.

Argentina y Uruguay, aunque geográficamente cercanos y culturalmente similares, transitan caminos diferentes en materia de empleo y competitividad. Mientras uno comienza a recuperar parte de su atractivo gracias a mejoras macroeconómicas, el otro enfrenta desafíos crecientes para sostener su ventaja estructural en un contexto regional cada vez más exigente.

La recomposición salarial y cierta estabilidad económica posicionan a Argentina en una etapa de oportunidad, aunque todavía marcada por la cautela. El redireccionamiento del talento hacia el mercado local y el renovado protagonismo de las áreas de Recursos Humanos abren nuevas posibilidades. Por su parte, Uruguay continúa siendo sinónimo de previsibilidad, pero esa fortaleza no es suficiente para responder a la creciente demanda de habilidades técnicas y digitales.

En este contexto, tanto empresas como profesionales están llamados a adaptarse rápidamente. La transformación digital, la evolución de los modelos de trabajo y las expectativas cambiantes de los trabajadores imponen la necesidad de repensar estrategias de atracción, retención y desarrollo del capital humano. Comprender las particularidades de cada mercado será clave para capitalizar las oportunidades y enfrentar los desafíos del nuevo ciclo económico en el Cono Sur.