

Hace un año entraron en vigencia las resoluciones 137, 138 y 139/13 del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) de la provincia de Buenos Aires, que establece que los grandes generadores deben hacerse cargo de la disposición de sus residuos. En un año las empresas debieron cambiar su accionar y hacerse responsables.
Es una experiencia novedosa para el empresariado, pero se trata de una tendencia mundial que la Argentina no puede eludir. La Responsabilidad Social está virando hacia un concepto más abarcador: la sustentabilidad, que consiste en satisfacer las necesidades de hoy sin comprometer las de generaciones futuras, para lograr un equilibrio en la llamada triple línea de resultados: económico, social y ambiental.
La visión al año 2050 indica que 9000 millones de personas vivirán dentro de los límites de nuestro planeta. La brecha con los 2,3 planetas que se precisarían para que aquellas 9000 millones de personas puedan vivir bien con los actuales patrones de producción y de consumo, representan materia de debate en la comunidad de empresarios al momento de planificar sus negocios a futuro.
¿Pero cómo se traduce esto en hechos reales? ¿Cómo se implementa una reglamentación que en un año impone a hoteles de cuatro y cinco estrellas, shoppings y galerías comerciales, hipermercados y cadenas de comidas rápidas una carga extra de trabajo?
En síntesis, ¿un año después cuánto se avanzó?
En principio, cabe aclarar que se está dejando atrás la clasificación de la gestión de residuos como meramente ambiental o incluso de mantenimiento y limpieza para pasar a entender las profundas implicancias directas en la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Por lo tanto, no se trata sólo de un problema económico o de responsabilidad empresarial, sino de solidaridad y respeto a la vida.
En esta línea los empresarios nucleados en la UET trabajamos durante el último año junto al Gobierno provincial y municipal para adecuarnos a la nueva normativa. Los resultados ya comienzan a ser visibles en la zona Norte del Gran Buenos Aires:
n Las empresas han presentado su Plan de Gestión de Residuos ante el OPDS y comenzaron con su ejecución, es decir, con la disposición de los residuos según la reglamentación: material reciclable (papel, cartón vidrio, maderas y metales, entre otros) en bolsas verdes y los residuos no reciclables (residuos orgánicos y húmedos) en bolsas negras.
El costo económico de la implementación no deja de ser un tema preocupante para las Pymes, pero la comprensión de la magnitud del problema ha llevado a un consenso empresarial sobre la necesidad de tomar parte en la solución.
Sin embargo, es sólo la punta del iceberg. Aún falta un gran recorrido para controlar el grave problema de la generación exponencial de residuos y es clave que desde el Estado se dicten políticas y caminos claros de solución que a su vez no representen una carga imposible de sostener para la Pymes. Las empresas pueden colaborar y de hecho lo hacen y soportan además una enorme carga impositiva, pero no pueden reemplazar al Estado. Porque los residuos son de todos y todas.










