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Los dólares que faltan y la necesidad de evitar chispazos, el mayor desafío para un escenario volátil

El Gobierno ingresa en una etapa en la que deberá, más que nunca, administrar las tensiones. En particular las políticas, que se presentan ante la necesidad de avanzar en definiciones dentro del oficialismo frente al inicio del calendario electoral. Y que suman a la ofensiva gremial como nuevo capítulo indeseado al escenario económico 2023.

Mañana, mientras los referentes del Frente de Todos se sentarán a una mesa de diálogo para comenzar a definir cómo será el camino a las urnas, el diputado kirchnerista Sergio Palazzo decidirá si los bancarios cumplen con su amenaza y convocan a un paro nacional por 24 horas antes de que termine el mes, lo que implicaría una dura señal de fuerza para un tiempo de pulseada salarial con inflación superior a la prevista.

Inflación, paritarias y dólar: las dudas de los empresarios que complican el plan oficial

Tanto el resultado del encuentro en la sede del PJ como el de la reunión paritaria en Trabajo no será inocuo para Economía. El ministro Sergio Massa sabe que cualquier chispazo proveniente de filas internas puede complicar su intento de ordenar las variables macroeconómicas. Y que la necesidad de obtener financiamiento, a la par de cumplir con las metas pautadas con el FMI, requiere, sobre todo, señales que brinden certidumbre.

Reunión de Massa y Fernández en Casa Rosada a 24 horas de la cumbre electoral

Algunas pueden llegar relativamente rápido, como la definición de reglas de juego internas para elegir candidatos, o el sendero por el que transitará la recomposición salarial en este año. Otras demorarán más, como la que puede aportar el inicio de la operatividad del gasoducto de Vaca Muerta y el cambio sustancial que genere en la balanza energética y las cuentas públicas.

Pero para que esto último suceda debe esperar aún varios meses. Mientras tanto, tiene que lidiar con un ingreso de dólares insuficiente para cumplir la pauta con el Fondo y atender las demandas de importadores, particularmente por el impacto que la sequía y la ola de calor ha tenido en los cultivos.

Faltan 10.000 millones de dólares

De hecho, la Bolsa de Comercio de Rosario señaló que el estrés termo hídrico dejó fuera de juego a 400.000 hectáreas de la zona núcleo, lo que proyecta la cosecha de soja más baja en 15 años. La zona afectada se amplía a 900.000 ha. al revisar también la campaña actual del maíz. Con ello, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que la merma en exportaciones del agro para este año ya alcanza a u$s 10.000 millones, cifra que puede trepar a u$s 14.000 millones si la lluvia no llega pronto y dispararse hasta u$s 18.000 millones si al cultivo por siembra tardía, encima, le caen heladas tempranas.

Un escenario delicado para un país que ve mejoras en la exportación automotriz y que apuesta por la energía de Vaca Muerta y el litio. Pero que necesita del campo para vivir y de administrar las tensiones políticas para no complicar su futuro inmediato.

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