

No es ninguna novedad que la Presidenta, además de su afición por la notable serie Games of Thrones o por los posteos punzantes en Twitter y Facebook, es también una gran lectora de diarios. Atenta, precisa, siempre tiene una opinión (a veces favorable, muchas veces crítica) sobre lo que ella define con el término retro "letra de molde". Ayer le tocó a El Cronista, uno de cuyos artículos (pequeño, de 36 líneas al pie de la página 19) informaba sobre la caída en la venta de motos en el primer trimestre del año.
Cristina no fue especialmente agresiva y apenas tuvo un toque despectivo para referirse a El Cronista Comercial como "un diario que hace crónicas comerciales". Y agregó que si, en vez de tomar como referencia el trimestre hubiéramos tomado el mes de marzo, habríamos registrado un repunte en vez de la caída del 21% informada.
Está clara la diferencia de criterios con el poder. El periodismo debe investigar y alertar sobre las señales negativas de las variables económicas. Y los gobernantes deben actuar sobre esas advertencias para corregirlas. Cristina ha demostrado un gran ojo para descubrir esas señales en los diarios. Sólo debe instruir a sus colaboradores para que encuentren las soluciones a tiempo.













