La argumentación y contraargumentación en política apasionan y, a veces, marean. Empiezan a asomar intenciones electorales en ciertas discusiones. Como sociedad es momento de interpretar mejor las formas utilizadas para rebatir argumentos con los que no se está de acuerdo. Así es posible responderse con más claridad el ¿qué está pasando?

Planteo una hipotética situación: en épocas de promoción del crecimiento económico, las autoridades de un pueblo promueven la instalación de una planta fabril cuyo proceso productivo utiliza mucha agua. Un grupo de vecinos manifiesta su preocupación sobre el hecho de que el volumen de agua requerido por la fábrica provoque desabastecimiento al pueblo. Un político opositor recoge el argumento de los vecinos y se opone a la construcción de la nueva fábrica.

Imaginemos que ambos son convocados a un programa de televisión para debatir. Supongamos que el opositor argumenta: "Usted desea instalar una fábrica cuyo proceso productivo dejará sin agua al pueblo. ¿Pensó en las consecuencias? ¿Qué pasará en las escuelas cuando los baños no tengan agua? ¿Y en los hospitales? Creará un problema de salud pública".

¿Cómo podría responderse a este argumento? Es tentador comenzar a explicar por qué no será así. Pero es un modo muy riesgoso de responder aunque se tengan todos los hechos a favor. En este tipo de situación se tiende a imponer una mayor carga de la prueba del lado del que tiene que rebatir el argumento. Peor aún, al rebatir se usa el lenguaje del oponente, y en esa repetición se da más visibilidad a las palabras e imágenes que utiliza. Entonces, ¿qué se podrá hacer?

Uno de los modos de contraargumentar es utilizando el modelo villano-víctima-héroe. En el argumento del opositor hay un villano (autoridades que promueven la instalación de la planta), una víctima (pobladores que quedarán sin agua) y un héroe (político que se opone a instalar la planta). Utilizar este modelo para rebatir significa presentar una versión diferente de la misma realidad, con otra división de roles.

Por ejemplo, las autoridades podrían argumentar: "No hay nada más importante para nosotros que el bienestar y la prosperidad de nuestra comunidad en todos los órdenes de la vida. ¿Usted conoce el nivel de desempleo de este pueblo?, ¿usted sabe que con los puestos de trabajo que se generarán con esta fábrica disminuiremos el desempleo a la mitad de lo que es hoy?" En esta nueva forma de ver el tema, ¿cómo es la distribución de roles ahora? El villano es el político opositor que no permite la instalación de la fábrica; la víctima los desempleados del pueblo, y el héroe la autoridad que promueve la instalación de la fábrica.

¿Quién ganará el debate? No lo sabemos, eso dependerá de la opinión de los que escuchan. Pero sí quedará en evidencia que hay diferentes perspectivas sobre el mismo tema, y diferentes villanos, víctimas y héroes según cómo se mire el asunto. A entrenarnos bien porque en los próximos 18 meses no nos van a parar de llegar ejemplos.