

Ya nadie duda que los datos que manejan las empresas son uno de sus principales activos, y protegerlos de empleados infieles, hackers o fugas de información se ha vuelto imprescindible. Una organización que mantiene a salvo su información sensible cuenta con una reputación por sobre sus competidoras.
Entonces, a la hora de evaluar la seriedad de una empresa es fundamental que dé cuenta de cómo maneja sus datos. Contar con una guía para el uso de su información sensible o bien con una política consistente de privacidad y seguridad de la información que contemple la figura de un "protector de los datos", son algunas de las medidas que se deben implementar para lograr el éxito del negocio.
En esta línea, la Oficina Anticorrupción Argentina publicó los "Lineamientos de Integridad" para el mejor cumplimiento de la Ley 27.401 de Responsabilidad Penal de Personas Jurídicas, puntualmente en lo establecido en los artículos 22 y 23. Esta "guía técnica", dirigida a empresas, organizaciones de la sociedad civil, personas jurídicas, agencias estatales y operadores del sistema de justicia, busca implementar Programas de Integridad que permitan prevenir, detectar y remediar hechos de corrupción; a partir de generar incentivos para que las personas jurídicas prevengan la comisión de delitos contra la Administración Pública.
Con penas que van desde multas hasta la quita de la actividad por un plazo máximo de diez años y la suspensión de participar en las licitaciones convocadas con el Estado Nacional a aquellas empresas involucradas en delitos contra la administración pública, esta Ley establece que se podrá realizar una investigación por los delitos de cohecho (pago de coimas), tráfico de influencias nacional o transnacional, negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas; concusión; enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados, y falsificación de balances. No hace más que exigir a las empresas que le brindan servicios al Estado que puedan proveer "información íntegra", garantizando que sus datos sensibles no se encuentran expuestos a riesgos de hackeos, robos o filtraciones.
Desde el punto de vista informático digital, las empresas deben implementar todas las medidas necesarias para asegurar la integridad de la información que resguardan, en backups, correos electrónicos, equipos, etc. Esto hace indispensable cumplir con los conceptos fundamentales de la seguridad de la información: confidencialidad, integridad, disponibilidad y el no repudio. La información que se encuentre resguardada deberá tener un responsable de la misma por la cual responderá en el futuro. Por eso, se recomienda la implementación de un plan integral de seguridad de la información, que integra los conceptos particulares como así también los generales.
En síntesis, capacitar al personal para el buen manejo de los datos; implementar un plan de claves seguras, de backup, de asignación de información; son algunas de las medidas a tener en cuenta. Un plan de protección de la información permite contener incidentes, prevenir potenciales ataques, resguardar la información, controlar la información (que no llegue a manos equivocadas) y contar en la empresa con equipos y recursos operativos necesarios para dar respuesta a estos eventos.
Esto no es algo que se hace de un día para otro, pero le aporta numerosos beneficios a las empresas. El primer gran paso es no ver a estas implementaciones como un gasto, sino como una inversión. Hasta que este concepto no cambie, difícilmente las empresas van a poder ordenarse informáticamente para enfrentar un futuro digital que es cada vez más fuerte.
La seguridad informática es una inversión. Es nuestra responsabilidad educar y crear conciencia sobre el uso de la información y la tecnología para prevenir inconvenientes que pongan en riesgo la información de una empresa.












